La rápida urbanización que ha sucedido en América Latina en el último cuarto de siglo ha traído consigo efectos muy positivos, sobre todo en términos de desarrollo económico, pero también otros negativos de inequidad y exclusión que afectan desproporcionalmente a ciertos grupos poblacionales, especialmente a las mujeres y niñas.
Uno de los aspectos significativos que han entorpecido esta prosperidad es la inseguridad y victimización que las mujeres sufren a diario en los espacios públicos urbanos. De hecho, los datos demuestran que las mujeres son víctimas de diferente forma de violencia sexual en todas las urbes de la región: en Lima y en la Provincia de Buenos Aires, 9 de cada 10 mujeres han sido víctimas de acoso callejero; en Bogotá y Ciudad de México, 6 de cada 10 mujeres reportan haber sido víctimas de acoso sexual en el transporte público, y en promedio 12 mujeres son asesinadas diariamente en la región.
La violencia contra la mujer tiene impactos negativos en la economía
Esta situación tiene impactos negativos en la economía, en la salud pública y en el bienestar de las mujeres, puesto que su accesibilidad a empleos, servicios de salud, de educación y espacios recreacionales, entre otros, se ve restringida al no sentirse seguras desplazándose por la ciudad. Por ejemplo, un estudio realizado por el BID en 2015 en Lima y Asunción, encontró que tanto la percepción como la victimización condicionan las opciones de transporte de las mujeres y alteran sus rutinas de viaje, lo cual resulta en una pérdida de tiempo por tener que dejar pasar buses llenos para evitar el riesgo. También, se incrementan los costos del viaje por tener que sustituir el bus por un taxi o un automóvil. La pertinencia del tema se intensifica más aún si tomamos en cuenta que la seguridad ciudadana constituye la principal prioridad de la población en las ciudades de la región, en cuanto a calidad de vida, según recoge nuestra macroencuesta en 25 ciudades intermedias y 5 megaciudades de América Latina de 2016.
La realidad es que esta problemática esta afectando el desarrollo de la región. Para esto el BID promueve la inclusión los temas de género de forma transversal y multisectorial en sus proyectos, pues entiende que se trata de un problema sistémico que difícilmente será solucionado si se trabaja de forma aislada o sectorial.
En este contexto y en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que el pasado 22 de noviembre tuvo lugar, en Buenos Aires, el seminario “Barrios Mejorados y Seguros: Estrategias para reducir la violencia contra las mujeres en barrios informales de Latinoamérica” con el objetivo de presentar los resultados de un estudio comparativo realizado por el BID en el área metropolitana de Buenos Aires sobre el impacto del mejoramiento de barrios informales en la violencia contra las mujeres, así como también otros ejemplos de buenas prácticas para la prevención y atención de la violencia contra las mujeres en espacios urbanos. El evento contó con la participación de especialistas en desarrollo urbano, género, seguridad ciudadana y sociología de Argentina, México, Ecuador, Uruguay, Chile y Paraguay.
Entre las iniciativas presentadas destacaron la línea telefónica nacional 144 y la Red de Hogares de Protección Integral, ambas implementadas a nivel nacional en Argentina y que buscan ofrecer una respuesta articulada frente a la necesidad de resguardar a las mujeres víctimas de violencia. Por su parte, la Municipalidad de Quito, a través del Patronato Municipal San José, ha puesto en marcha la plataforma móvil Bájale al Acoso para hacer visible y sancionar la violencia de género en el transporte público, así como programas de capacitación y sensibilización a los obreros que trabajan en la construcción del Metro de Quito a fin asegurar que las mujeres que viven, estudian y trabajan cerca de las obras puedan transitar de forma segura.
Estos son algunos ejemplos de iniciativas que pueden ayudar a prevenir y reducir la violencia contra las mujeres. Sin embargo, una de las conclusiones principales del seminario fue que necesitamos que tanto mujeres como hombres promuevan y participen en el diseño, implementación y monitoreo de estas iniciativas para que sean sostenibles y que finalmente erradiquemos la violencia contra las mujeres en nuestra región.
El seminario fue un esfuerzo de la División de Desarrollo Urbano y Vivienda (HUD) con el apoyo de la División de Género y Diversidad (GDI), el Clúster de la Seguridad Ciudadana de la División de Capacidad Institucional del Estado (ICS), el Sector de Conocimiento y Aprendizaje (KNL) y la Oficina de la Representación del BID en Argentina (CAR).
*Por José Luis Lupo, Gerente del Departamento de Países del Cono Sur del BID.
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