América Latina y el Caribe se encuentra en una situación socioeconómica compleja: alta inflación, aumento de la pobreza y crecimiento de la desigualdad. El contexto empeora con la perspectiva de género, ya que las mujeres son las más afectadas en este contexto. La pobreza femenina en la región supera la masculina en más de tres puntos porcentuales promedio, fiel reflejo de la desigualdad que hay en nuestros países, lo cual requiere de medidas urgentes y efectivas.
En infraestructura, lamentablemente, las mujeres siguen estando subrepresentadas, pese a los esfuerzos realizados. Aunque las mujeres son las principales responsables de la gestión del agua y energía en el hogar, esto no se traduce en una presencia significativa en la fuerza laboral. Cerrar la brecha de género en infraestructura requerirá al menos 132 años, según el Foro Económico Mundial.
La única forma de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en América Latina y el Caribe es con igualdad de género. Es imposible, con solo la mitad de la población, combatir las desigualdades que plagan actualmente nuestras sociedades. Ya no podemos permitir dejar atrás a las mujeres, y aquí es donde el sector de infraestructura desempeña un papel fundamental.
Cerrar la brecha de participación laboral entre hombres y mujeres permitiría un crecimiento económico del 22.5%, según el Fondo Monetario Internacional. Por ende, la igualdad de género no puede ser solo una tendencia mediática. Debe ser un compromiso palpable para las empresas, gobiernos y organizaciones civiles para construir una sociedad más justa e inclusiva, con acciones que beneficien tanto a las mujeres como a los hombres.
Según la Organización Internacional del Trabajo, cuando las empresas ponen en práctica una cultura comercial inclusiva, aumenta en un 63% la probabilidad de lograr una mayor rentabilidad y productividad, así como la capacidad de la empresa para atraer y retener talento (60%).
En el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estamos comprometidos con la igualdad de género. Por ello, me enorgullece decir que hemos hecho grandes avances incorporando actividades específicas de género en la mayoría de nuestros proyectos. Más aún, al día de hoy, la totalidad de nuestros proyectos incluyen acciones que benefician la igualdad de género y disponemos de fondos de inversión asignados específicamente para reducir estas brechas.
Pero sabemos que aún queda mucho camino por recorrer, y por eso queremos apoyar a nuestros países miembros a generar más y mejores proyectos de infraestructura basados en conocimiento sólido, recopilando datos y formando a nuestras contrapartes y socios para cambiar las estructuras de la desigualdad.
En efecto, desde el BID, ya estamos apoyando a los países en sus esfuerzos para cerrar la brecha de género. Nos hemos enfocado en proyectos de infraestructura que promueven la participación de las mujeres en trabajos no tradicionales, para generar más y mejores oportunidades laborales.
Además del desarrollo de políticas de inclusión, actividades de sensibilización y formación en temas de equidad de género, estamos promoviendo una infraestructura que contemple las necesidades de las mujeres. En agua y saneamiento, por ejemplo, esto conlleva a la promoción de hábitos de higiene que incluyen consideraciones de salud como ser lavado de manos, higiene menstrual y aseo en el hogar, así como de ahorro y uso eficiente del agua.
La infraestructura debe adaptarse y ayudar a generar espacios que promuevan la igualdad. Por eso apoyamos, por ejemplo, la adaptación de sistemas de transporte urbano con necesidades diferenciadas por género y la aplicación de medidas para prevenir y reducir la violencia de género en el lugar de trabajo, porque es la única forma de garantizar mayor participación laboral femenina.
En ese sentido, nos alegra ver que estas medidas han permitido que la Operadora de Transporte Público de Bogotá “La Rolita”, se convirtiera en la primera empresa de transporte público de la región con más conductoras mujeres, gracias a una capacitación dirigida a 450 conductoras de autobuses eléctricos. Y esperamos replicar resultados como este, en otros subsectores, como el sector energético de Panamá, donde se está formando a mujeres indígenas en la instalación de sistemas fotovoltaicos para generar electricidad.
La igualdad de género debe ser considerada en cada paso de diseño, construcción y mantenimiento de las obras. Por eso, creamos una guía para integrar la perspectiva de género en el diseño de las operaciones de infraestructura. Y nuestra plataforma INFRALAC4ALL estará enfocada en promover una infraestructura inclusiva, a través del desarrollo de políticas, estrategias y acciones estandarizadas de género y diversidad en agua, saneamiento, transporte y energía.
Sabemos que, para construir un sector de infraestructura firme y que apoye el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe, la igualdad de género debe ser uno de los pilares fundacionales. Por eso apostamos por invertir más y mejor, para intensificar nuestras iniciativas de género y beneficiar a más mujeres, al tiempo que seguimos trabajando para acabar con los estereotipos de género y promover servicios de infraestructura sostenibles, de calidad e inclusivos en toda la región.
INFRALAC4ALL: Infraestructura al servicio de la igualdad de género
Este 8 de febrero, la Gerencia deI Sector de Infraestructura y Energía (INE) del BID llevó a cabo el primer Foro Regional INFRALAC4ALL: Infraestructura al servicio de la Igualdad de Género, donde se conversó sobre los beneficios y oportunidades de de atraer y retener a más mujeres en el sector de infraestructura para el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe.
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