“La casa es necesaria, para el rico y para el paria”. Este refrán ayuda a entender por qué la construcción es tan crucial para los seres humanos. Y ello va más allá de levantar viviendas: no hay desarrollo económico y social sin construcción e infraestructuras. Obras como la represa de Yaciretá en Paraguay, la segunda esclusa del Canal de Panamá, o la Ruta Interoceánica Brasil-Perú así lo atestiguan.
Sin embargo, la cara B de la construcción no es tan positiva. No en vano, muchos de los escándalos de corrupción destapados en la región están indisolublemente ligados al sector. Algunos casos emblemáticos son los sobornos de la constructora OHL en México, o el macroescándalo Odebrecht-Braskem. Esta infografía muestra la magnitud de esta trama, que operaba en al menos 10 países de la región y logró cuadruplicar la inversión en sobornos entre 2001 y 2016. En otras palabras, el retorno sobre la inversión fue del 329%, con una tajada neta de US$2.700 millones. Pocos negocios son tan rentables.
Este no es un fenómeno nuevo: Transparency International ya alertó sobre la corrupción en el sector en un monográfico publicado en 2005. Por otra parte, un estudio del Banco Mundial de 2007 recalcó que en la India, 70% de las empresas manifestaron haber realizado regalos para obtener un permiso de construcción, mientras que en Camerún, 50% sobornaron para hacerse con una licencia operativa.
Por ello, si los países ricos en recursos naturales sufren la paradoja de la abundancia, aquéllos en vías de construcción también tienen su particular grillete de cemento. Ante esto, surge una pregunta: ¿por qué la construcción es especialmente proclive a la corrupción?
En primer lugar, como explica Susan Rose-Ackerman en un artículo clásico, para un gobierno no es lo mismo comprar un cargamento de lapiceros de oficina (bien homogéneo) que construir una represa (bien heterogéneo). En contraste con los bienes homogéneos, los bienes únicos o heterogéneos suelen tener cualidades o funcionalidades especiales, y son susceptibles de generar altos costes variables. Por ello, son especialmente proclives a generar sobrecostes o variaciones en precios.
En segundo lugar, los bienes heterogéneos se negocian en mercados con pocos oferentes (menos cuanto más especial sea la obra), y con información asimétrica. Por ello, además de los sobreprecios, en ausencia de instituciones capacitadas y efectivas, los incentivos para la corrupción pueden existir en cada fase de la obra, desde la planificación y el diseño hasta el mantenimiento de la misma una vez finalizado el proyecto – pasando por la colusión en la asignación de contratos y la construcción de la obra en cuestión.
Dicho esto, una vez que sabemos que la construcción es proclive a la corrupción y por qué ocurre esto, hemos de centrarnos en cómo tratar de poner coto al problema. Como señalan Roberto de Michele y Juan Cruz Vieyra, los estándares voluntarios de transparencia son más útiles que nunca en este sentido. Por ejemplo, Trinidad y Tobago, Colombia, y Perú, así como otros países han implementado el Estándar para la Transparencia en el Sector Extractivo (EITI, en sus siglas en inglés). Gracias a esto se ha logrado abrir los datos del sector al público, y reconciliar los ingresos y pagos del mismo.
La mención al EITI no es casual si lo que se busca es transparentar el sector de la construcción. No en vano, el Estándar para la Transparencia en el Sector de la Construcción (CoST, en sus siglas en inglés), principal actor en la materia, se ha fundamentado sobre los avances logrados gracias al EITI en la transparencia del sector extractivo. CoST ya se ha implementado en 16 países, cinco de ellos en Centroamérica (Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá y El Salvador).
Como explicaron responsables del Estándar en una reciente presentación ante expertos del BID, la aplicación del mismo supone abrir 40 entradas de datos para su escrutinio por parte de la ciudadanía. Mientras que en unos países el esfuerzo por la transparencia se lleva a cabo para mejorar la eficiencia de las inversiones públicas en construcción e infraestructura, en otros sirve a otros objetivos – como ejercer de anzuelo para atraer inversores privados, o ganar puntos a la hora de acceder a organismos internacionales como la OCDE. Ya hay resultados tangibles: por ejemplo, en Honduras, la implementación de CoST llevó al establecimiento del sistema online SISOCS que permite a los ciudadanos ver los contratos públicos de construcción y los datos relacionados con los mismos.
Precisamente, mejorar la institucionalidad y tecnología puede llevar a encontrar sinergias positivas: esto ha ocurrido en Costa Rica, que se unió al estándar CoST en 2016 y es miembro de la plataforma regional del BID MapaInversiones, que transparentará y mapeará la inversión pública en transportes en el país (incluyendo numerosos proyectos de construcción e infraestructura). La riqueza en la presentación y análisis de datos brindada por MapaInversiones puede convertir a la plataforma en un insumo útil para la aplicación del estándar CoST en el país.
Con todo, el estándar es todavía limitado en su aplicación y efectividad. Conviene tener presente que no siempre los datos que se reportan son correctos, y es difícil evaluar su exactitud sin un riguroso proceso de prueba de calidad de datos y/o de apoyo institucional específico. Además, los ejecutores de los proyectos probablemente seguirán con el “business as usual” a menos que se cambien sus incentivos de reporte de información, obligándoles a informar periódicamente. Por último, los mecanismos de participación ciudadana todavía no cierran el bucle entre ciudadanos e instituciones, lo cual es crucial para que el monitoreo de la corrupción se viralice y asuma como un deber ciudadano diario.
La construcción y la infraestructura en América Latina y el Caribe jugarán un rol fundamental en los próximos años. Según un estudio del BID, en la región debería aumentar la inversión en infraestructura (que ha fluctuado entre el 2% y 3% en la última década) y alcanzar 5% para ponerse a la par de las economías desarrolladas. Por ello, transparentar el sector de la construcción es fundamental en aras de que éste sea más eficiente, dinámico, y cercano a la ciudadanía. En una región que está apostando por la transparencia y los datos abiertos, este sector no puede quedarse atrás.
Osvaldo Bruno dice
Para saber lo que pasa, hay que tener fuentes de información objetivas,confiables, e independientes. Luego, en caso de comprobarse alguna desviación, se debe contar con mecanismos institucionales que adopten las medidas del caso. Los resultados de estas acciones, deben verse en los Indices de Transparencia….