América Latina se ha transformado profundamente en estos últimos 10 años. El avance económico y social ha sido significativo: la clase media se ha expandido, el nivel de educación de los ciudadanos se ha elevado y la revolución de las telecomunicaciones ha permitido que los ciudadanos estén cada vez más conectados, mejor informados, y que exijan más y mejores servicios.
Sin embargo, el sector público parece haberse adaptado menos rápidamente a estos nuevos tiempos. ¿Cómo lograr una mayor y mejor adaptación? Existen varios factores a tener en cuenta, pero quizás uno de los más importantes a considerar sea que el potencial de las políticas públicas y de los servicios de cualquier Estado está ligado a la calidad del servicio civil.
Son los funcionarios y funcionarias del sector público en quienes confiamos día a día para que lleven a cabo las tareas del servicio público en nuestros países. Por eso, la forma en que se gestiona al servicio civil –es decir: las políticas de planificación de los recursos humanos, el reclutamiento y la selección, el desarrollo profesional, y los incentivos para su profesionalización, entre otras características– es un factor fundamental para lograr atraer, retener y motivar a personas idóneas que desarrollen estas tareas.
La agenda del servicio civil y el crecimiento de PIB per cápita
El Índice de Desarrollo del Servicio Civil, desarrollado por el BID**, ahora está disponible en Números para el Desarrollo, el portal de datos abiertos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), muestra que varios de los países que partieron con una línea de base más baja en 2004 fueron los que más avanzaron, en particular Perú y Ecuador (que ya se ubican por encima del promedio regional), y también países como El Salvador y Paraguay. En estos cuatro países el valor del índice creció entre 2 y 3 veces y su PIB per cápita creció cerca de 2,5 veces en el mismo período.
Otros países, sin embargo, también experimentaron un incremento de entre 1.5 y hasta 4 veces en su PIB per cápita, pero casi no avanzaron en mejoras del servicio civil. Es el caso de Brasil y México y en menor medida, Colombia, Costa Rica y Uruguay, que requerían introducir reformas de 2da generación, casi siempre más complejas que dar el primer paso de “ordenar la casa”.
Finalmente, también llaman la atención Panamá, que si bien creció en el IDSC se ubica muy por debajo del nivel de desarrollo esperado en base a su PIB per cápita (su Gobierno, consciente de esta agenda pendiente, envió recientemente una reforma a la Asamblea), así como la diferencia entre Nicaragua y Honduras, que con un nivel de PIB per cápita similar presentan importantes diferencias en el desarrollo de su servicio civil.
Puedes descargar estos y otros indicadores macroeconómicos y sobre gestión pública en el portal de datos abiertos del BID, Números para el Desarrollo.
** El IDSC se basa en la Carta Iberoamericana de la Función Pública, a la que suscribieron todos los países de la región en 2003 y que define las bases que configuran un sistema profesional y eficaz del servicio civil y provee un marco genérico de principios rectores, políticas y mecanismos de gestión para lograrlo. Se hizo una primera medición en 2004 y la más reciente para 16 países fue entre 2012/2015, documentada en el libro: “Al Servicio del Ciudadano: Una década de reformas del servicio civil en América Latina (2004-2013)” y en los diagnósticos recientes de Perú y Ecuador.
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