Un experimento urbano para vivir la ciudad
Durante décadas, las ciudades fueron pensadas y diseñadas para priorizar a los automóviles, incrementando la vulnerabilidad de las personas y limitando su acceso como peatones a los espacios públicos. Esto ha representado un incremento del parque automotor en América Latina y el Caribe de un 8% anual, lo que representa un aumento en la exposición al riesgo y un impacto directo sobre la calidad de vida de nuestros habitantes.
La exposición al riesgo se traduce en siniestros de tránsito, los cuales cada año terminan con las vidas de más de 100.000 personas en nuestra región. Sin embargo, este problema no recibe la atención ni la preocupación que debiera tener, y es que sigue siendo más fácil continuar culpando a la suerte o el azar, que, a nuestros propios actos, como usuarios y como autoridades competentes.
Sabemos que el factor humano juega un papel relevante, pero también sabemos que inciden otros factores como las condiciones de la infraestructura, el uso del suelo y la motorización. Solo así, con intervenciones concretas y efectivas basadas en esfuerzos multisectoriales, es que lograremos proteger la fragilidad humana y terminar con esta grave epidemia.
Entendiendo esta realidad y sumado al acelerado crecimiento de nuestras ciudades en la región, se hace urgente e impostergable repensar nuestras urbes desde una escala humana. Esto consiste en compartir nuestras calles y dar prioridad a los peatones, promover el transporte público y los medios alternativos, y diseñar espacios públicos de calidad que inviten al encuentro ciudadano. Como afirma el reconocido urbanista Jan Gehl, “primero moldeamos a las ciudades y luego ellas nos moldean a nosotros.”
En este contexto, la Ciudad de Panamá tiene importantes desafíos. La densa congestión vehicular, la limitada oferta de transporte público y los escasos espacios peatonales en la ciudad representan diariamente una amenaza para la productividad, la convivencia y la calidad de vida de los panameños. Un cambio de paradigma es necesario para promover una ciudad más amable, que comparta sus espacios públicos a través de la participación y el compromiso de todos; que sea caminable y segura.
Uno de los principales desafíos urbanos de la ciudad es repensar lo que sucede en el corazón del corregimiento de Santa Ana, específicamente en el punto de encuentro entre la Avenida Central y la Avenida B en los alrededores de la rehabilitada Plaza 5 de mayo. En esta intersección, los vehículos particulares, el transporte público y los peatones compiten diariamente por el uso de la calle y del espacio, convirtiéndola en una zona de conflicto para la movilidad segura.
Sin embargo, esta zona tiene un gran potencial de ser la conexión de la ciudad con su centro histórico, de transformarse en un polo comercial y cultural de encuentro ciudadano, aprovechando su cercanía con importantes atractivos tales como la Peatonal, la Zona Paga de Metrobús, el Metro de Panamá, la Plaza de los Mil Días, la Plaza José Remón Cantera, el Museo Afroantillano, el Museo de Arte Contemporáneo, la puesta en valor del Museo Antropológico Reina Torres de Araúz (MARTA) y el nuevo mercado de artesanos.
Tomando en cuenta el valor estratégico de este sector—y en el marco de los 500 años de la fundación de la ciudad—el Lab Ciudades, la División de Transporte y la Gerencia de Conocimiento, Innovación y Comunicaciones del BID, de la mano con el Municipio de Panamá, la firma Ciudad Emergente, la organización cultural Via Plural y la asesoría de Gehl Architects, buscan desarrollar una visión sostenible e innovadora para la zona.
Para ello, llevarán a cabo un experimento urbano de carácter temporal llamado “Panamá Camina: comparte la Central” que ha tenido lugar entre el sábado 17 de noviembre y hasta el domingo 16 de diciembre de 2018.
Este experimento o proyecto de urbanismo táctico de corto plazo utilizará el color, el mobiliario urbano, el arte y la cultura para promover la caminabilidad y la seguridad vial en el sector, construir identidad y crear un espacio de encuentro para todos –peatones, ciclistas, vehículos particulares y transporte público. Antes, durante y después de la intervención, se medirá su impacto sobre problemáticas urbanas, de movilidad y sociales del sector, las percepciones ciudadanas y la afluencia de usuarios, permitiendo a las autoridades locales evaluar sus resultados y planificar acciones a largo plazo.
El experimento urbano temporal, “Panamá Camina: comparte la Central” tiene tres objetivos principales:
- Diseñar espacio urbano para el encuentro ciudadano: a través del color, el mobiliario urbano, áreas de esparcimiento, zonas de descanso y resguardo del clima, así como escenarios de exposición artística que permitan la apropiación de los espacios públicos y una experiencia diferente para vivir la ciudad.
- Conectar y compartir las vías para una movilidad segura: permitiendo, en un mismo espacio, la interacción entre peatones, ciclistas, vehículos particulares y transporte público de una manera amable y segura, conectando los puntos de acceso al sector y dando prioridad a los ciudadanos más vulnerables. Proveyendo así de seguridad vial para todos.
- Generar convivencia a través del arte y la cultura: a partir de un programa cultural y comunitario articulado, que dialogue con las actividades urbanas planteadas para el espacio y muestre las múltiples posibilidades que el espacio ofrece como escenario para la creación y difusión artística, así como para la libre expresión, inclusión, vinculación comunitaria y reflexión. Una confluencia al aire libre de creatividad y talento que asocie a La central como un punto de encuentro de la diversidad y riqueza cultural de Panamá.
Te invitamos a ser parte de esta extraordinaria experiencia urbana y vivir una Ciudad de Panamá que invita a los ciudadanos a caminar sus calles, compartir los espacios y disfrutar la cultura. ¡Súmate al experimento y se parte de esta intervención urbana!
#PanamáCamina #ComparteLaCentral
*Coautor: Juan Pablo López Gros es venezolano, arquitecto y consultor en temas de planificación urbana e innovación con más de 10 años de experiencia. Es egresado de la Universidad Central de Venezuela con un Diplomado en Liderazgo Público del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) de Caracas y un Máster en Estudios Políticos Aplicados auspiciado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en Madrid, España. Juan Pablo se incorporó al Programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles en Octubre de 2015 y actualmente es miembro del equipo de innovación urbana LAB Ciudades del Banco Interamericano de Desarrollo. Previamente, fue fundador y director operativo de la consultora en asuntos urbanos y ciudadanos URBIX, Secretario Ejecutivo del Consejo Local de Planificación Pública del Municipio Chacao en Caracas y el miembro directivo más joven del Colegio de Ingenieros y Arquitectos de Venezuela. Adicionalmente Juan Pablo es un destacado activista, conferencista y locutor en temas de ciudad. Síguelo en sus redes sociales: @JuanPabloLopezG.
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