En el marco de la Tercera Conferencia Ministerial Global de la Seguridad Vial, celebrada en febrero de 2020 en Suecia, un Grupo de Expertos Académicos emitió una serie de recomendaciones para reducir en 50% las muertes y lesiones graves ocasionadas por el tránsito para 2030. Dos de las nueve recomendaciones están asociadas con reducir la velocidad de tránsito. Concretamente, se busca definir zonas de circulación de máximo 30km/h en espacios urbanos para proteger a los usuarios más vulnerables de la vía, como peatones y ciclistas. Asimismo, se plantea que los usuarios no circulen arriba del límite de velocidad en cualquier tipo de vía.
Hay muchos mecanismos para lograr estos objetivos. Por ejemplo, la señalización horizontal y vertical informa al usuario de la vía sobre los límites de velocidad permitidos. El diseño de la infraestructura vial también permite reducir la velocidad. Algunos ejemplos incluyen los reductores de velocidad, el estrechamiento de carriles, y las chicanas o carriles curvos artificiales. Las campañas de seguridad vial permiten informar a los usuarios sobre las consecuencias de exceder los límites de velocidad. Por ejemplo, el Reino Unido implementa permanentemente la campaña THINK!, para concientizar sobre el manejo peligroso, y ha incluido campañas para el uso del cinturón de seguridad, no conducir bajo el efecto del alcohol y drogas, no utilizar el teléfono celular mientras se conduce, y la importancia de respetar los límites de velocidad (Speed KILLS).
Sin embargo, ni la señalización, ni el diseño vial, ni las campañas de seguridad vial son suficientemente efectivas sin “buenos conductores”.
Ningún ser humano nació sabiendo conducir, es una actividad que requiere de práctica, además de un profundo conocimiento de las leyes y reglamentos viales aplicables. Manejar un vehículo representa una gran responsabilidad para el conductor, ya que en sus manos está su propia vida, la vida de los pasajeros del vehículo, y la de otros usuarios de la vía, como peatones y ciclistas. Proteger la vida de los ciudadanos debería ser razón suficiente para que los gobiernos implementen rigurosos exámenes teóricos y prácticos para obtener una licencia de conducir.
Desafortunadamente, en América Latina y el Caribe (ALC) son pocos los casos de éxito en la implementación de exámenes de conducción. La región se caracteriza por la aplicación de exámenes desactualizados, heterogeneidad de requisitos para aprobar el examen, incluso dentro de un mismo país, ya que es facultad de los gobiernos subnacionales expedir los permisos de conducir, corrupción para aprobar los exámenes, falsificación de certificados de escuelas de manejo y, en ocasiones, ocurre lo impensable: ni siquiera se aplica un examen para la expedición de una licencia de conducir. Que no nos sorprenda que los siniestros viales cobran la vida de aproximadamente 100,000 personas al año en ALC.
La Ciudad de México, con cerca de 9 millones de habitantes, 5.8 millones de vehículos registrados, y 30% de los viajes diarios hechos en automóvil, no aplica exámenes, ni teóricos ni prácticos, para la obtención de una licencia de conducir para vehículos particulares.
Los exámenes se suspendieron hace unos 20 años con el argumento de que había mucha corrupción en la expedición de las licencias. Ahora se obtiene la licencia presentando una identificación oficial, un comprobante de domicilio, y con el pago de aproximadamente 40 dólares para una vigencia de 3 años.
¿Por qué no existe un examen de conducir en algunas ciudades de ALC? Su aplicación es costosa, puede haber márgenes para corrupción si no se blindan los procesos, y puede tener implicaciones políticas pues algunos ciudadanos creen tener derecho a conducir, aunque no estén capacitados para hacerlo. Seguramente hay muchas razones más, que lamentablemente han tomado una mayor importancia que salvar vidas.
Sin embargo, no todas son malas noticias.
En la Ciudad de México sí se aplica un examen de conducción para taxistas, y recientemente también deben aprobarlo los conductores de Empresas de Redes de Transporte (TNCs por sus siglas en inglés), tales como Uber, Didi, y Cabify, entre otras. Los conductores deben estar capacitados y aprobar exámenes de salud y de pericia de manejo en el Centro para el Fomento de la Educación y Salud de los Operarios del Transporte Público de la Ciudad de México (CENFES A.C.). Los conductores podrán acceder a esta licencia siempre y cuando comprueben tres años de experiencia como conductor. Esto último excluye automáticamente a conductores de entre 18 y 21 años.
CENFES A.C. es una Asociación Civil sin fines de lucro que cuenta con un Convenio de Colaboración con la Secretaría de Movilidad (SEMOVI) para realizar la evaluación, capacitación y certificación a los operadores/as de taxis (Licencia tipo B), de Microbús (Licencia tipo C), Transporte Escolar (Licencia tipo Et), algunos de Carga (Licencia tipo D), y, ahora, a los conductores de vehículos de ERT (Licencia tipo E1), para que puedan ser candidatos a recibir su Licencia-Tarjetón, misma que entrega la SEMOVI.
Como apoyo a la SEMOVI, la División de Transporte del BID, con la asistencia técnica de Steer, elaboró el manual Curso de Nuevas Tecnologías para la Movilidad que imparte el CENFES para conductores de las ERT.
Dicho documento tiene como objetivo presentar, tanto a los instructores como a los participantes, el contenido de una capacitación específica para conductores de ERT, adicional al programa que ya aplica el CENFES para conductores de taxis tradicionales. El manual incluye cuatro módulos: 1. Tecnología y Herramientas (características a considerar para la adquisición de teléfonos móviles, así como recomendaciones para su buen uso y mantenimiento), 2. Navegación (introduce los conceptos de GPS y ruteo, cómo las aplicaciones de navegación trazan las rutas más cortas, y los diferentes servicios de ruteo), 3. Apps de utilidad para el conductor (aplicaciones para administrar aspectos personales como el cuidado de la salud, finanzas, administración de herramientas de trabajo y opciones de seguridad), y 4. Buenas prácticas y recomendaciones (incluye sugerencias para mejorar el la calidad y seguridad del servicio, tanto para conductores como para los usuarios y el entorno).
Excelente artículo, la realidad en muchos estados de Mexico, es la falta de interés de la autoridad en aplicarse a diseñar estrategias a mediano plazo y cuando se logran, cómo asegurar la continuidad de estas, ya que se reinventa un municipio, estado cada periodo de gobierno, valide la pena que estos estudios se obligará en algún candado por ley que tenga que cumplirse y sobre todo supervisarse para que haya continuidad, saludos.