Los países en América Latina y el Caribe invierten anualmente cerca de 1,8% de su PIB en infraestructura, un número sustancialmente menor al registrado por otras economías emergentes.[i] Por lo tanto, aumentar la tasa de inversión en infraestructura es uno de los desafíos más críticos de la región. No obstante, también es necesario que el sector de Infraestructura aumente su productividad y competitividad con un enfoque renovado en la sostenibilidad social y ambiental.
Las disrupciones tecnológicas están cambiando la forma en que se opera la infraestructura a una velocidad y escala difícil de asimilar. La digitalización, la inteligencia artificial, la economía colaborativa y la velocidad de adopción de nuevas tecnologías tienen consecuencias directas en la producción y consumo de los servicios. A medida que aumenta la adopción de tecnologías en la nube por parte de organizaciones públicas y privadas, el impacto de la sostenibilidad de su transformación digital se vuelve más evidente. El cambio de los modelos de TI tradicionales, donde los recursos requerían grandes inversiones iniciales a un modelo donde los recursos se utilizan en pago por uso, cambia el enfoque sobre cómo medir el impacto ambiental y cómo informar la huella de carbono de los proveedores de la nube. A medida que el BID persigue sus prioridades de trabajo en la desigualdad social, la diversidad, el cambio climático, y el fortalecimiento de la infraestructura física y digital, le corresponde comprender cómo el aprovechamiento de las tecnologías en la nube puede impactar y respaldar esta transición.
Beneficios de sostenibilidad del uso de la nube
Las organizaciones obtienen considerables beneficios de sustentabilidad en las tres etapas del viaje a la nube: migración, optimización y transformación. Esto se debe a que los proveedores de servicios en la nube ejecutan sus operaciones con altos porcentajes de energía renovable ofreciendo una oportunidad instantánea para reducir la huella de carbono. Por ejemplo, la firma 451 Research encontró que mover cargas de trabajo locales a la nube de AWS puede reducir la huella de carbono en al menos un 80 % y hasta un 96 % una vez que AWS funcione con energía 100 % renovable, un objetivo en camino de cumplir para 2025. Además, el 61 % de la reducción de carbono es atribuible a servidores más eficientes y a una mayor utilización de servidores, el 11 % a instalaciones de centros de datos más eficientes y el 17 % a la reducción del consumo de electricidad y el uso de energía renovable.
La reducción de la huella de carbono lograda con la migración a la nube se puede visualizar a través de herramientas a las que se accede desde la consola de la nube y le permite a las organizaciones analizar tendencias históricas, comprender el estado actual y proyectar futuras reducciones de su huella. Además. una vez que las organizaciones han migrado, pueden reducir aún más sus emisiones de carbono optimizando sus procesamientos de datos a través de herramientas de optimización de proveedores de servicios. Por ejemplo, AWS ofrece el pilar de sustentabilidad de buena arquitectura, que permite que las organizaciones midan constantemente las arquitecturas contra las mejores prácticas de sustentabilidad e identifiquen áreas de mejora, con el foco puesto en reducir el consumo de energía.
Una vez que las cargas de trabajo se optimizan, las organizaciones pueden transformarse a través de la nube. Pueden desarrollar herramientas que muestren tableros en tiempo real para medir, rastrear y administrar las huellas de carbono a nivel de producto, proceso y entidad. En la fase de transformación se logran iniciativas innovadoras en transporte sostenible, agricultura, agua y ciudades inteligentes a través de la nube.
La experiencia del BID y del Departamento de Infraestructura
El BID implementó un proyecto para migrar a la nube en 2020. La huella de carbono de la nube en este año registró 34.8 MTCO2e en estimación de las emisiones de AWS. Para el año 2021 fue de 27.4 MTCO2e y para el año 2022, estimado hasta octubre, fue de 0.2 MTCO2e.
La herramienta de huella de carbono de AWS le permite al BID realizar un seguimiento del impacto en la reducción de emisiones a lo largo del tiempo, cuantificar las compensaciones de carbono a comprar para compensar las emisiones del uso de servidores y facilitar la elaboración de informes de la huella.
Los proveedores de la nube proporcionan principios de diseño, orientación operativa, mejores prácticas, posibles compensaciones y planes de mejora para cumplir con los objetivos de sostenibilidad. Por ejemplo, las organizaciones deben centrarse en optimizar la ubicación de la carga de trabajo, la arquitectura para el usuario, el software, los datos, el hardware y los patrones de desarrollo para aumentar la eficiencia energética.
Las organizaciones deben poder rastrear, medir, revisar y pronosticar las emisiones de carbono generadas por el uso de la nube. Consulte con su proveedor de nube y pregúntele cómo usar estas herramientas para monitorear su uso. Si actualmente está explorando una migración a la nube o está implementando proyectos en la nube, piense en cómo puede diseñar sus soluciones teniendo en cuenta la sostenibilidad.
[i] Reformas para impulsar una infraestructura sostenible e inclusiva en América Latina y el Caribe
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