La construcción de infraestructura de transporte contribuye a dos objetivos de desarrollo fundamentales:
- conectar a las personas con oportunidades de empleo y servicios (salud, educación, etc.)
- el sector es uno de los principales generadores de empleo.
Los servicios de infraestructura deben servir a hombres y mujeres por igual, tanto en la conectividad como en las oportunidades de empleo. Sin embargo, el sector sigue teniendo una fuerza laboral predominantemente masculina. En América Latina y el Caribe, las mujeres representan alrededor del 3% del total de empleados en el sector de la construcción. En Perú, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estimaba que las mujeres representaban el 3,6% (2018).
El Problema
Existen diferentes barreras que limitan la participación laboral de las mujeres en los empleos de la construcción. Un estudio realizado por el BID identificó las principales barreras estructurales y culturales. Como barreras culturales se encuentra la percepción de que el sector es masculino, en donde la fuerza física es una condición para participar y el ambiente de trabajo es rudo y riesgoso, por lo tanto, no es adecuado para mujeres, además, las responsabilidades familiares de las mujeres impiden que participen en las obras.
En cuanto a barreras estructurales, las empresas tienen poco conocimiento de las normativas sobre igualdad de género. Existe una ausencia de políticas, normas o prácticas para promover la igualdad de género en el sector. Esto se traduce en anuncios de trabajo con lenguaje excluyente y falta de reconocimiento de las capacidades de las mujeres. Estas condiciones culturales e institucionales limitan a las mujeres a interesarse, estudiar o capacitarse en habilidades relacionadas con la construcción.
La Solución
En 2015, el BID aprobó el Programa de Apoyo al Transporte Sub-nacional (PATS), enfocado en la reducción de la pobreza y mejora de la competitividad del país. Para alcanzar estos objetivos, el Programa incluyó las siguientes actividades para promover la equidad de género:
- acciones para incrementar la participación laboral de las mujeres en empleos no tradicionales del sector, especialmente vinculando a las mujeres con las microempresas rurales de mantenimiento vial,
- una intervención piloto que busca sensibilizar a las comunidades sobre los beneficios de la incorporación de mujeres en el mercado laboral,
- un estudio para evaluar el impacto de la participación de las mujeres en las microempresas de mantenimiento.
Los resultados del estudio del BID reforzaron las prioridades del PATS para implementar actividades que promuevan el empoderamiento económico y la participación de las mujeres en el sector. Así como cambiar las normas sociales y los estereotipos de género asociados a la construcción. El PATS ejecutará 29 proyectos de inversión en infraestructura vial, en 11 regiones del país, los cuales desarrollarán un Plan de Acción de Género (PAG) para transversalizar la perspectiva de género en las áreas de influencia directa e indirecta de los proyectos.
Los PAG se centran en incorporar mujeres en la etapa de ejecución de obras de mejoramiento y rehabilitación para contribuir a su autonomía económica en las zonas del proyecto.
Estas acciones han sido coordinadas con los Ministerios de la Mujer y del Trabajo. Se enfocan en desarrollar cursos para fortalecer las capacidades técnicas de las mujeres para incorporarse al sector. Las acciones también incluyen mecanismos de promoción e incentivos que permitan que todas las mujeres capacitadas se incorporen a las obras.
Provías Descentralizado (PVD), la unidad ejecutora de los proyectos del PATS, tiene experiencia incorporando la perspectiva de género en otros programas de caminos rurales. Los programas que han sido implementados hasta el momento han visto un incremento de la participación de las mujeres de 4% a 23%. Las mujeres que se han beneficiado de las oportunidades laborales han demostrado realizar las tareas con eficiencia y responsabilidad. Su gestión se caracteriza por la transparencia. Suelen desempeñarse como fiscalizadoras de ejecución de las tareas del grupo, promueven un ambiente de cooperación, solidaridad y puntualidad, y mantienen buena comunicación con las autoridades locales. Uno de los principales resultados observados ha sido el desarrollo de la autonomía económica de las mujeres y su empoderamiento en cuanto a liderazgo y toma de decisiones a nivel familiar y comunitario.
PVD observó que promover la equidad de género en sectores no tradicionales requiere un marco político y normativo adecuado. Así como voluntad institucional para diseñar un plan de acción con metas a corto, mediano y largo plazo, indicadores y presupuesto específico para implementarlas. También es esencial acompañar a los gobiernos locales en las diferentes etapas de ejecución de estas actividades. PVD se ha enfocado en fortalecer el marco político y normativo para promover una mayor participación de las mujeres. También a continuar el compromiso para aumentar la voluntad institucional, e incrementar el monitoreo y acompañamiento a los gobiernos locales.
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