Así se puede medir el riesgo de contagio de COVID-19 en obras de transporte

El Coronavirus (COVID-19) ha afectado de manera sin precedentes a muchos sectores vitales de la economía, incluyendo al sector transporte. Como una de las acciones tomadas contra la pandemia se ha realizado suspensión de actividades consideradas como no esenciales; entre ellas, proyectos de infraestructura. Esto se vio reflejado a comienzos de abril, en donde más de una docena de países paralizaron la obra pública. Actualmente, según información de la OMS, el foco de la pandemia se estaría concentrando en América Latina. A pesar de que los países tienen como principal objetivo la protección de sus habitantes, también se ha evidenciado que los cierres prolongados de las actividades económicas tienen un impacto significativo en los niveles de ingresos, niveles de empleo, y genera impactos negativos a nivel macroeconómico.

Con el fin de reducir estos impactos, los países se han visto en la necesidad de mantener o reiniciar las obras; sin embargo, esta reactivación se está realizando en un contexto en donde el COVID-19 aún está presente en las poblaciones. Esta situación produce que las obras, actividad que podría ser considerada como reunión masiva de personas, puedan constituirse como un potencial generador de contagios, siempre que no se tomen medidas de prevención adecuadas.

El BID ha elaborado una propuesta metodológica que permite identificar el nivel de riesgo en obras de transporte que se encuentran en ejecución, y reforzar acciones de prevención para reducir una potencial propagación de COVID-19.

1. Variables que influyen en el nivel de riesgo de contagio

La cuantificación del nivel de riesgo de una obra requiere la identificación de las variables que influyen en dicho riesgo. Estas han sido agrupadas en cinco grupos.

1. Riesgo epidemiológico del país.
2. Localización de la obra. En cada país, la propagación y el nivel de impacto del virus es heterogénea en los diversos departamentos o municipios, por lo que es necesario considerar la situación epidemiológica de la zona específica del proyecto.
3. Tipo de obra. El tipo de obra también influye en el nivel de riesgo. En una obra como una carretera, que tiene un gran kilometraje, tiene mayores opciones para trabajar en frentes separados, respecto a obras como un Metro, en la que los trabajadores tendrán que trabajar en áreas cerradas con menor ventilación.
4. Movilidad del personal. Esta variable considera aquellos elementos referidos a la movilidad de los trabajadores hacia el lugar de obra.  Se considera que mientras menor sea la movilidad externa hacia la obra; es decir, mientras mayor sea la permanencia en campamento, menor será el riesgo.
5. Protocolos Sanitarios. Considera los protocolos sanitarios que se vienen implementando en obra, teniendo en cuenta tanto los protocolos aprobados, como la implementación de estos en las diversas áreas (administración, comedor, campamento, etc). Los protocolos sanitarios se basan en recomendaciones de buenas prácticas de seguridad, salud e higiene para la prevención de las infecciones por COVID-19 y otras enfermedades infecciosas, en proyectos financiados por el BID (Documento protocolos).

 2. Metodología de valoración del riesgo de contagio

La metodología propuesta busca ser una herramienta que facilite la identificación del nivel de riesgo de las obras de transporte. Una rápida y sencilla  lista de verificación permite tener un mapeo de estas obras. Esta herramienta está constituida por una matriz de evaluación de riesgos, que identifica los grupos de variables. Cada uno de ellos contiene diferentes preguntas referentes a la información de las obras, y medidas de control y prevención implementadas. A las respuestas de cada uno de los ítems, se le asigna un puntaje de acuerdo a su nivel de exposición al riesgo (Alta=3, Media=2, Baja=1).

Los elementos de cada grupo de variables poseen diferente importancia, por lo que, en base a la experiencia y de manera subjetiva, estos elementos adquieren unos porcentajes para ponderar los valores de las respuestas.

La evaluación global se determina con las calificaciones de los cinco grupos de riesgo teniendo en cuenta su ponderación en la cuantificación del riesgo final, como se muestra en la siguiente tabla:

Como se puede observar en el ejemplo, se obtiene un puntaje total de 1,62, que permite identificar que el nivel de exposición al riesgo de la obra en ejecución es “Medio”.

3. Propuesta de aplicación de la metodología

La propuesta establece como parámetros las variables que influyen en el riesgo, las ponderaciones de cada variable y los impactos de cada variable. La aplicación de la metodología no solo identifica el riesgo de una obra, además cuenta con información del cumplimiento, por parte de los contratistas de protocolos sanitarios exigidos.

Las obras cercanas a ciudades tienden a ser más riesgosas, y la eficacia del modelo depende de la calidad de la información disponible.

Esta metodología de análisis refleja la necesidad de realizar un monitoreo continuo de las obras en ejecución.  Una alerta temprana ayudará a la toma de decisiones y a determinar a tiempo el riesgo de contagio, que pongan en peligro a los trabajadores y a la comunidad. La pandemia ha creado una nueva realidad que se pronostica se mantendrá por un largo periodo. Tendremos que acostumbrarnos, innovar y ser creativos en la búsqueda de nuevas soluciones.  El motor económico debe seguir funcionando sin poner en riesgo la vida de las personas, la generación de empleos, y la continuidad de los proyectos en los países de la región.