* Michel Vallée
Aunque soy ingeniero, suelo ser de los que tardan en asimilar las nuevas tecnologías. Los últimos años, no he dejado de oír hablar sobre el término de “crowdsourced mapping”. Se refiere al acceso
a un software abierto en el que se puede tanto ver como subir fotos de nuestro entorno para utilizarlo después para hacer mapas. Al resultado de este proceso de colaboración que involucra a miles y miles de colaboradores se le llama atlas cibercartográfico.
Hace poco decidí que en lugar de continuar con la recogida de datos tradicional de carreteras con archivos de vídeo pesados, y nada fáciles de compartir, iba a darle una oportunidad a esta nueva tecnología. En mi primera visita de campo en Nicaragua, me invitaron a sentarme cómodamente en la parte trasera de un coche donde pude disfrutar del paisaje. La segunda vez, me senté delante con mis dos nuevos juguetes, un teléfono inteligente capacitado para GPS y una tableta cargado con el software GPS. Después de un día en el campo, empecé a creer.
Datos y herramientas para la reutilización pública
Cada fase de un proyecto vial necesita mapas. Si una imagen vale más que 1.000 palabras, imagina lo que valen 5.000 imágenes de un tramo de carretera. La información transmitida por mapeo es infinita y se puede utilizar en cualquier momento, desde la preparación de un proyecto hasta la ejecución, la presentación de informes o evaluación. Mapas de código abierto con cobertura global, vistas de calles mediante un modelo de crowdsourcing como el que utilizan en OpenStreetMap o la nueva aplicación de Mapillary son algunos de tantos ejemplos que marcan una nueva tendencia hacia modelos de negocio más abiertos.
Estas herramientas se están desarrollando rápidamente, son fáciles de usar y por lo general son gratis. La información geográfica, incluyendo fotos a pie de calle, vistas panorámicas u objetos, se pueden capturar utilizando teléfonos inteligentes por cualquiera que visite los sitios del proyecto. Mappillary, por ejemplo, permite tomar imágenes cada 2 segundos que pueden compartirse fácilmente. El uso de estos teléfonos con los que realizar inventarios de infraestructura vial ahorra toneladas de papel y abre una nueva era para la administración pública debido a que la información se puede volver a utilizar para estudios de viabilidad, evaluaciones ambientales, problemas de tenencia de la tierra… Con el tiempo, las fotos de caminos construirán una base de datos histórica que servirá como herramienta para evaluar el bien hacer y el resultado de un proyecto vial.
Ahora que ya me he convertido, predico el uso de estas herramientas para aumentar la eficiencia en la gestión de proyectos. Por eso te recomiendo saltar ya al asiento delantero, que coloques tus dispositivos en el parabrisas y comiences compartir más, de tu valioso trabajo.
* Michel Vallée es Asesor de Infraestructura de la Oficina de Haití del Banco Interamericano de Desarrollo.
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