La región metropolitana de El Salvador cuenta, desde 2013, con un Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (SITRAMSS) que consiste en una red de autobuses de tránsito rápido a lo largo de más de 6 kilómetros (BRT por sus siglas en inglés).
Después de 4 años de funcionamiento, debido a un problema legal con la exclusividad de los carriles de autobuses, se suspendió cautelarmente dicha exclusividad mediante la aplicación de una medida de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). A partir de ese momento, aunque el BRT siguió operando, los autobuses comenzaron a compartir el carril con el resto de los vehículos, multiplicando por 20 el volumen de vehículos en dichos carriles. Además, los vehículos privados empezaron a usar los pasos de peatones como zonas de acceso a los carriles, además de usar las intersecciones para hacer cambios de sentido ilegalmente.
Este cambio en el esquema de operación del sistema masivo derivó en un incremento del tiempo medio de viaje de 14 minutos, el aumento de las correspondientes pérdidas económicas por parte de los operadores y, lo que fue más grave, un empeoramiento directo de la seguridad vial de la ciudad, con un incremento significativo de las colisiones entre buses, entre buses y particulares y, en algunos casos, de los accidentes mortales con peatones.
En este contexto, el BID decidió apoyar al gobierno de San Salvador a través de la realización de un piloto de innovación y tecnología mediante el cual se implementó un sistema automático para evitar colisiones y accidentes (Collision Avoidance System, CAS), también llamado sistema inteligente de asistencia automática al conductor. Este sistema de alarmas, sensores y cámaras, alerta sobre la aproximación inminente de vehículos, peatones o cualquier otro elemento, ya que monitorea constantemente el camino delante del autobús, así como los puntos ciegos y el espejo izquierdo de los buses. Asimismo, permite reconocer señales de tráfico, identificar excesos de velocidad, controlar inteligentemente las luces, definir las distancias de seguridad entre vehículos, alertar de las salidas de carril y advertir de colisiones frontales, peatones y bicicletas y colisiones laterales. De este modo, los conductores reciben avisos cada vez que se detecta alguno de los obstáculos mencionados.
Para la implementación del piloto, se contó con la colaboración de una compañía de de inteligencia artificial en vehículos, el equipo de SITRAMSS y el equipo de Gobierno de San Salvador. El piloto se realizó durante 8 semanas, de las cuales, las dos primeras fueron la fase inicial de calibración de los equipos. Durante la fase calibración, el Sistema funcionó en silencio, identificando y aprendiendo los patrones de conducción, el funcionamiento de los autobuses y entendiendo el ambiente (velocidades medias, funcionamiento de frenados, etc.).
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¿Cómo se financió el piloto? Otro de los aspectos innovadores de esta experiencia no fue solo la tecnología aplicada, sino el esquema de financiación planteado por el BID: el piloto fue 100% financiado por la empresa de tecnología. El BID identificó una situación de máxima vulnerabilidad en un contexto óptimo y colaboró con los fabricantes privados para que probaran su tecnología en esa situación. Por un lado, este esquema invita a empresas privadas y startups que quieran escenarios reales en la región para testar nuevas tecnologías. Por otro lado, la región latinoamericana se beneficia de la entrada de la mejor tecnología que de otra manera no estaría implementándose en la región. Actualmente, este tipo de tecnología está integrada en vehículos de gama alta de marcas como BMW, Audi y Volvo, entre otras.
De este modo, el BID juega un rol fundamental como canalizador de la innovación a través de la realización de pilotos en la región con un costo cero, lo que significa la entrada de tecnología de máxima calidad en la región, sin coste alguno para los gobiernos locales. Este esquema de financiación establece un nuevo enfoque para financiar otras tecnologías innovadoras como el coche eléctrico, los vehículos autónomos o cualquier otra tecnología innovadora que se aplique en este u otro sector.
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¿Cuáles fueron los resultados? Aunque inicialmente los conductores de autobuses se quejaron de los avisos de alerta del sistema tan constantes, después de tan solo unos días, los conductores mejoraron su conducción de manera más segura, lo que redujo significativamente la incomodidad producida inicialmente. El sistema permitió identificar aquellos conductores con mayor riesgo en la operación en aspectos de seguridad y eficiencia. Tras 8 semanas se observó lo siguiente:
- El 56% de los conductores redujo el número de alertas con los peatones.
- El 89% de los conductores redujo las alertas por colisión contra infraestructura.
- El 56% de los conductores redujo las alertas de colisión frontal contra vehículos en el carril segregado.
- El 44% de los conductores redujo las alertas de distancias inseguras.
Esta experiencia nos permitió conocer los espacios de mejora de esta tecnología: actualmente todavía tiene algunas limitaciones en ausencia de luz solar. Por ese motivo, se está desarrollando un nuevo algoritmo para tomar datos de imágenes más oscuras y reconstruirlos para que sean más brillantes y claras.
El piloto sentó un precedente en la región que puede significar un cambio modal en los patrones de conducción en las ciudades latinoamericanas, lo que mejora significativamente la seguridad vial. De manera general, esta tecnología es capaz de recudir hasta un 30% las colisiones entre vehículos, con la correspondiente reducción de víctimas, heridos y costos económicos.
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