A principios del siglo XX, varios sistemas de tranvía en Estados Unidos estrenaron una curiosa innovación en su diseño. Se trataba de una plataforma a nivel del suelo que permitía el acceso sin necesidad de subir escalones. Esta mejora en accesibilidad fue una respuesta a la moda femenina de la época, de faldas largas y angostas que apenas permitían a las mujeres caminar y que determinó el diseño de los carros del tranvía, conocidos como Hobble Skirt Cars. Un pequeño paso en la mejora de la movilidad de las mujeres.
Un siglo después y ya vistiendo pantalones, nuestros sistemas de transporte tienen otro tipo de desafíos para mejorar la accesibilidad de las mujeres.
La inseguridad puede limitar la movilidad de las mujeres mucho más que un peldaño.
Un estudio de la Fundación Thomson Reuters señala que las tres capitales con los sistemas de transporte más inseguros del mundo para las mujeres están en América Latina. De hecho, seis de cada diez mujeres latinoamericanas han sido víctimas de acoso en el transporte público. El hacinamiento en el transporte público provoca incomodidad, ansiedad, estrés y en consecuencia, robos y acoso (Lundberg (1976); Cheng (2010); Mohd Mahudin et al. (2011). Asimismo, la mala iluminación de las calles y los pasajes solitarios exponen a mujeres y niñas a potenciales episodios de violencia y ataques sexuales.

¿Cómo abordar estos desafíos desde la tecnología e innovación?
Para promover la igualdad de género en el transporte es necesario analizar los viajes de las mujeres buscando, no solo minimizar costos y tiempos, sino también considerar factores como sus patrones de viaje [en general más cortos y encadenados que los de los hombres (McGuckin & Nakamoto, 2004)] y variables que las afectan en mayor medida, como la seguridad. Afortunadamente, el desarrollo de sistemas inteligentes de transporte está creando nuevos servicios que mejoran la seguridad de sus traslados a través de plataformas tecnológicas con diferentes funcionalidades. Según estudio del BID “El transporte público desde una perspectiva de género“, la mayoría de las mujeres en Asunción y Lima utilizan diariamente internet desde sus teléfonos celulares y las intervenciones con TIC serían una buena forma de combatir la violencia en el transporte público.
Un ejemplo son las apps que permiten solicitar servicios de transporte público individual a través del celular donde tanto conductores como pasajeros son solamente mujeres. Estas aplicaciones posibilitan a las mujeres realizar traslados de forma segura y, al mismo tiempo, promueven que las mujeres opten por ser conductoras profesionales, ofreciéndoles una oportunidad de trabajo bien remunerado en un área tradicionalmente reservada a los hombres.
También han surgido aplicaciones móviles que funcionan como sistemas de alerta o “botón de pánico” que acompañan a la usuaria durante su trayecto. Aunque estas apps pueden ser usadas por cualquier persona, muchas fueron creadas para que las mujeres puedan alertar sobre una situación de riesgo de manera rápida a los servicios de emergencias o a sus conocidos. El sistema de alerta comparte información sobre la ubicación exacta de la usuaria gracias al GPS del teléfono y en algunos casos incluye video y audio automáticamente registrados por el celular. Además algunas cuentan con la opción de marcar lugares como seguros o inseguros, lo que permite a las demás usuarias visualizar en tiempo real las áreas de una ciudad según su nivel de seguridad.
Las tecnologías innovadoras están impactando todos los sectores y el transporte no es una excepción. La buena noticia es que su desarrollo no sólo ha permitido mejorar la eficiencia y operación del transporte, sino también hacer que nuestros sistemas de transporte sean cada vez más seguros e inclusivos.
Para aprender más, descarga “Sistemas Inteligentes de Transporte para la Igualdad de Género”
Para leer más sobre género y transporte, lee más entradas en Moviliblog.
*Antonia Bezanilla tiene una Licenciatura en Ciencias de la Ingeniería con Diploma en Transporte de la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Master en Ciencias de la Ingeniería en la misma universidad. Antes del BID trabajó en la Dirección de Responsabilidad Social y en la Consejería Superior de la PUC, y se desempeñó como asistente en varios cursos e investigaciones de Economía. Dado su interés en políticas públicas y desarrollo económico y social fue parte de diversas iniciativas que la llevaron a ser distinguida como “Jóven Líder UC 2015”.
Excelente forma de visualizar la diferencias físicas de género.