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Por Ignacio Munyo
La pelota está rodando en Brasil y el mundo entero expectante. Más allá del resultado de los partidos y del disgusto de parte de la población brasileña con la organización del Mundial, es muy probable que también estén pasando otras cosas importantes fuera del campo de juego.
De hecho, existe una nueva línea de investigación en economía que estudia el efecto de partidos de fútbol sobre variables relevantes de comportamiento. Por ejemplo, un reciente estudio realizado por profesores de las Universidades de Oxford y Bristol encuentra un fuerte efecto negativo en el rendimiento académico de aquellos estudiantes que tienen que tomar exámenes justo cuando se está jugando el Mundial[1]. La distracción pasa factura, no hay caso. También existe evidencia de que estos partidos afectan el estado de ánimo de los inversores en los mercados de valores[2].
En los países que generalmente les va bien –como es el caso de Alemania– el mundial tiene efectos positivos en la percepción del estado de salud de las personas y en la motivación a la hora de buscar un empleo[3].
Continuando con esta línea de investigación, en un reciente trabajo –que será publicado en agosto por la revista científica suiza Kyklos International Review for Social Sciences– analizo el efecto de partidos de fútbol sobre el comportamiento de los delincuentes[4].
¿Qué pasa con los delitos en Montevideo mientras está jugando la selección? ¿Aumentan los robos? ¿Los delincuentes intuyen que partidos importantes distraen la atención, o será que también los delincuentes quieren ver a la celeste?
Para dar respuesta a estas preguntas fue necesario analizar más de 835 mil delitos cometidos en Montevideo entre 2002 y 2010, y cruzarlos con información sobre la hora exacta de todos y cada uno de los partidos jugados por la selección uruguaya en ese mismo periodo.
La amplia distribución temporal de los 116 partidos jugados por Uruguay –varios campeonatos disputados en diversos países–, permitió cubrir prácticamente todos los horarios del día y todos los días de la semana. De esta forma, fue posible evitar cualquier efecto específico sobre el delito que pueda estar relacionado con la hora del día o con el día de la semana. De hecho, vale la pena mencionar que los delitos contra la propiedad –como hurtos y rapiñas– en Uruguay tienen un claro patrón temporal: presentan relativamente bajos niveles temprano en la mañana, luego comienzan a crecer para alcanzar un pico a las 20hs y quedan en niveles relativamente altos hasta la medianoche. A la largo de la semana, se mantienen estables de lunes a jueves, tienen un pico los viernes y se reducen significativamente durante los fines de semana.
La investigación también contempla el efecto que las condiciones climáticas puedan tener sobre el comportamiento delictivo. Algo que es relevante cuando en la muestra hay partidos de la selección que se juegan a lo largo de todo el año. De hecho, en línea con lo que sugiere la evidencia internacional, en nuestro país también se observa que los delitos contra la propiedad aumentan cuando sube la temperatura y se reducen con la lluvia.
Los resultados indican que durante los partidos de los Mundiales y los partidos del repechaje de las Eliminatorias se produce una caída del 15% en los robos (hurtos y rapiñas) en Montevideo. Por su parte, no hay efectos significativos durante los partidos de menor importancia relativa como los partidos regulares de las Eliminatorias o de la Copa América, ni en los partidos amistosos en fecha FIFA. Vale destacar que los robos no aumentan más de la cuenta una vez finalizados los partidos más relevantes. En otras palabras, hay una reducción neta en estos delitos contra la propiedad y no un mero desplazamiento temporal.
La literatura criminológica entiende que hay “incapacitación” cuando por algún medio se separa al delincuente de las oportunidades delictivas, típicamente manteniéndolo bajo custodia. Desde este punto de vista, los resultados de esta investigación podrían ser interpretados como el efecto que tiene sobre el delito el hecho de “incapacitar” a los delincuentes a través del entretenimiento. En una línea similar, existe evidencia en Estados Unidos de que los delitos contra la propiedad cometidos por menores disminuyen un 14% los días de clase[5]. Cuando los menores no están contenidos dentro del aula, son más propensos a incurrir en actividades delictivas.
Estamos en el Mundial y hay buenas noticias para todos. Buenas noticias que van mucho más allá del resultado de los partidos de fútbol. Sí, parece que la fiebre mundialista es generalizada porque ni los delincuentes se quieren perder los partidos del Mundial.
Munyo es profesor del Centro de Economía, Sociedad y Empresa del IEEM Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo
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[1] Metcalfe, R., Burgess, S. y Proud, S. (2011): “Student effort and educational attainment: Using the England football team to identify the education production function”, The Centre for Market and Public Organisation, Working Paper No. 11/276.
[2] Edmand, L., García, D. y Norly, O. (2007): “Sports sentiment and stock returns”, Journal of Finance 62(4), 1967-1998.
[3] Doerrenberg, P. y Siegloch, S. (2014): “Is soccer good for you? The motivational impact of big sporting events on the unemployed”, Economic Letters 123 (1), 66-69.
[4] Munyo, I. (2014): “Entertainment and crime”, Kyklos International Review for Social Sciences (In press).
[5] Jacob, B. y Lefgren, L. (2003): “Are idle hands the devil’s workshop? incapacitation, concentration, and juvenile crime”, American Economic Review 93(5), 1560–1577.
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