Hoy dí gracias por el impuesto predial. En la mañana salí a trotar por mi barrio en Brasilia y varias instalaciones urbanas enriquecieron mi experiencia: una cicloruta bien mantenida, un parque concurrido, puestos de policía y bomberos vigilantes, y una escuela pública recibiendo el alumnado. ¿Se imagina su ciudad sin todo esto? Se sorprenderá al saber que algunos de estos y otros servicios públicos esenciales que le brindan bienestar a usted, a sus vecinos y a mí se financian con el predial.
El predial tiene la mala suerte de tener un prefijo que espanta a mucho: impuesto. Pese a su importancia para mejorar la calidad de vida urbana, su recaudación es baja en América Latina y el Caribe. Es cuatro veces menor que en nuestros pares de la OCDE, -el club de las 34 economías con mejores prácticas del mundo- y menos de la mitad que en países en transición o en vías de desarrollo. Este pobre nivel de recaudación ni siquiera aumentó durante la última década. Peor aún, estamos lejos de concretar el potencial del impuesto. Por ejemplo, Brasil y Colombia, alumnos aplicados en esta materia, recaudan tan solo un tercio de su potencial.
La principal limitante para una mejor recaudación del predial es la resistencia del ciudadano a pagar el impuesto y la reticencia del político a cobrarlo como se debería. El impuesto es impopular, en gran medida porque no se le comprende o porque no conviene políticamente promoverlo. Muchos contribuyentes no saben en qué se gasta el predial ni cómo los beneficia, y nadie hace un esfuerzo por informarlos. La mayoría no entiende los complejos métodos de valuación de propiedades y de cálculo del impuesto, y solo observan, desconfiados, los grandes incrementos en la cuenta de cobro. Otros tantos lo juzgan excesivo en relación a su ingreso, como los más viejos, o injusto, en tanto vecinos y similares muchas veces pagan menos debido a exenciones y exclusiones otorgadas sin mayor lógica.
Para rematar, sólo se involucra a los ciudadanos en la fase de apelaciones, en donde a menudo las administraciones locales toman mucho tiempo para aceptar que cometieron errores. Ante tanta resistencia, los líderes locales evitan el costo político de cobrar el impuesto y prefieren vivir de las transferencias del gobierno nacional.
A partir de la experiencia internacional, ofrezco 8 ideas para reducir la impopularidad del predial y robustecer su recaudación:
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Comuníquese con el ciudadano.
Emprenda programas de educación y cultura fiscal que expliquen de manera simple, y en particular que permita visualizar datos sobre, los beneficios del impuesto, sus características y métodos de cálculo. Como lo hizo Belo Horizonte, en Brasil, complemente con centros de atención y llamadas, y servicios online, entre otras estrategias.
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Sea riguroso, consistente y transparente.
Asegúrese de que la valuación de propiedades sea de alta calidad, que se realice frecuentemente, y que sus resultados se publiquen. En Chile, el país con mejor desempeño en la región, la Ley exige la ejecución de actualizaciones catastrales cada 4 años y las valuaciones y cuentas por pagar se hacen públicas periódicamente.
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Reconozca la capacidad de pago de los contribuyentes.
Estados Unidos ha tenido éxito con el establecimiento de alivios fiscales para ciertos grupos, como los retirados y los incapacitados, y de créditos fiscales para personas cuyo pago excede un porcentaje establecido de sus ingresos.
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Refuerce el vínculo entre la carga del impuesto y el beneficio en términos de la provisión de bienes y la prestación de servicios.
Integre reformas al impuesto predial con otras iniciativas de gasto público, como en Bogotá, Colombia, y su iniciativa 110% a principios de la década de 2000, en donde más de 600 mil ciudadanos pagaron un 10% adicional en contraprestación a poder decidir el destino de estos recursos. Y aproveche esta oportunidad para vender el impuesto como un más como un cargo al usuario.
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Implemente instrumentos de captura del incremento en el valor de la tierra.
Este puede ser un complemento al predial, como la contribución por mejoras que implementó Cuenca, Ecuador y la participación en plusvalías en Bogotá.
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Procure aislar de la esfera política los aspectos técnicos del impuesto.
Esto incluye las decisiones pertinentes a la administración catastral. En Brasil y Colombia, el legislativo local aún define cómo y cuando se realiza la actualización catastral, y por tanto hay ciudades en donde nuevas valuaciones no se realizan desde los 90s. En Argentina se establecen límites al valor de las propiedades, lo que conlleva a subvaloraciones en el rango del 50 al70%.
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Simplifique la estructura del impuesto predial.
Reducir las exenciones que adelgazan la base tributaria hace compleja la administración y, en ciertos casos, crean inequidad. Esto permitiría reducir las tarifas impositivas que tanto disgustan.
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Reforme los sistemas de transferencias intergubernamentales
Esto busca incentivar el esfuerzo fiscal local. En Colombia las transferencias reducen la probabilidad de que un municipio ejecute una actualización catastral.
Para mayor información sobre el desempeño y potencial del impuesto predial en América Latina y las diversas experiencias de reforma, exitosas y no tan exitosas, les invito a leer nuestra más reciente publicación, que puede descargar aquí: Impuesto Propiedad
Roberto Mena says
Considero que antes de todo que lo explican, que es muy bueno, hay que agregar dos aspectos importantes: 1) Qué es el impuesto predial, y 2) para que exactamente deben utilizarse esos recursos, ya que la comuidad o municipalidad a que ellos/as atienden, debe estar clara en el uso de sus aportes financieros.
Saludos
Luis Teran says
Esta muy bien. Pero deberia haber una politica diferenciada de pagos con beneficios sociales y una politica de incentivos, y logicamente explicar a la ciudadania en que obras se van a revertir.
anonimo says
en colombia los empresarios no aportan y los que mantienen las casas trabajan para pagar este impuesto, pero el gobierno no ejecuta y roban las obras y los empresarios roban licitando e incumpliendo.