En América Latina, las tasas de evasión fiscal son de las más altas del mundo, con un promedio del 50% para el Impuesto sobre la Renta Personal.
Contrariamente a lo que argumenta la teoría económica tradicional, existen factores más allá de la probabilidad de ser descubierto y de la magnitud de la sanción que influyen en la evasión. Estos tienen que ver con nuestro código moral y determinadas normas sociales. Sorprendentemente, y según la encuesta Latinobarómetro 2010, menos de la mitad de los latinoamericanos considera que evadir impuestos es un acto totalmente injustificable.
Nuestro código moral, no obstante, está altamente influenciado por normas sociales, como lo aceptado socialmente o lo que esperamos que el resto haga. De hecho, existe abundante evidencia empírica que muestra que colaboramos condicionalmente a la cooperación de otros.
En un experimento realizado en Guatemala, se enviaron diferentes tipos de cartas a contribuyentes que no habían presentado su declaración del Impuesto sobre la Renta. Solo dos intervenciones resultaron efectivas en aumentar la tasa de pago y el importe medio ingresado al fisco de aquellos que finalmente pagaron: aquella que incluía una apelación al código moral, sugiriendo que ésta falta de declaración se consideraba una acción deliberada, y otra en la que se apelaba a una norma social.
Esta última, la más exitosa, informaba cómo el 64.5% de los guatemaltecos ya había declarado sus impuestos, y el destinatario pertenecía a la minoría que todavía no lo había hecho. Como resultado, la tasa de pago aumentó en un 1.7% y el importe medio de lo pagado en 43.6%. La alerta sobre la posibilidad de una inspección tributaria por sí sola, sin embargo, no tuvo impacto alguno. Intervenciones similares en Minnesota y Reino Unido han conseguido asimismo incrementar las tasas de pago al fisco.
Con respecto a otros países latinoamericanos, la evidencia sobre la efectividad de la utilización de normas sociales es mixta: en un experimento realizado en Perú, la inclusión de un mensaje apelando a una norma social incrementó las tasas de pago del impuesto sobre la propiedad, pero en un estudio en Argentina y en otro en Venezuela, la norma social no resultó efectiva.
Esto podría deberse a factores como la falta de confianza en las autoridades o a características individuales no capturadas por el modelo, que reducirían el impacto del mensaje social; razón por la que se necesita más evidencia empírica para entender los mecanismos causales que expliquen el éxito de las intervenciones (Castro y Scartascini, 2013).
Si bien los resultados no se pueden generalizar, resulta evidente que las normas sociales juegan un papel importante en nuestras decisiones. Ya lo decía Aristóteles: el hombre es un animal social por naturaleza y no podemos obviar este aspecto a la hora de diseñar una política fiscal eficiente.
En próximas entradas, continuaré explorando la influencia del contexto social.
Nota del editor: Este blog fue actualizado en 2021 para eliminar una referencia a un estudio que fue retractado.
Daniel Meza Palma says
Puede ser que evasión fiscal y corrupción pública sean dos caras de la misma moneda al menos para medianos y pequeños contribuyentes que no cuentan con servicios decentes de salud, educación, retiro y otros beneficios sociales claves, cuando se reducen los ingresos.
Quique says
Nosotros encontramos que en España aunque el efecto era positivo, tampoco era significativo. Pensamos que se puede deber a una menor “tax morale”
Aquí tienes lo que hicimos por si te interesa.
http://www.mintsandbrains.com/language/es/economia-del-comportamiento/
Marvin Cardoza says
Excelente articulo, comparto el siguiente documento con la experiencia de República Dominicana: http://www.dgii.gov.do/informacionTributaria/publicaciones/estudios/Documents/aybar-cardoza2014determinantescumplimientotributarioenrd.pdf
Inicio says
La verdad que esta muy bien el concepto, y en algunos paises la gente paga sus impuestos encantandos, pero en la mayoría, al final están tan mal gestionados, que los intentamos evitar.