El 2 de mayo se inauguró en El Salvador el proyecto de energía solar fotovoltáica de mayor tamaño en el país. Se trata del proyecto Providencia en el municipio de El Rosario. Es una planta de generación solar fotovoltáica con capacidad de 101 Megavatios y constituye una de las propuestas más significativas de avance del sector eléctrico en pro de una diversificación de la matriz y un futuro energético de bajo impacto ambiental.
El proyecto solar Providencia representa un logro importante de la política energética de El Salvador y el proceso de transformación del sector que abrió las puertas a una mayor participación del sector privado. La inversión requerida por el proyecto ascendió a 150 millones de dólares con una contribución significativa de financiamiento de parte de la Corporación Interamericana de Inversiones del Grupo BID.
El aporte del grupo BID no se limitó al financiamiento. El sector público del BID ha acompañado al gobierno de El Salvador en la implementación de las reformas al marco regulatorio e institucional que desembocaron en la convocatoria que da vida al proyecto de Providencia.
Las necesidades de expansión de la generación eléctrica limpia se originan en los planes de expansión del sector que produce el Consejo Nacional de Energía como ente rector a cargo de la implementación de la política energética y la planificación. El CNE fue creado en el año 2007 cuando el país contaba con una matriz energética altamente dependiente de combustibles derivados del petróleo. Para apoyar la transformación del sector requerida para atraer la inversión privada y aumentar la energía renovable, el sector público del BID apoyó, en el 2011, con un préstamo en apoyo de reformas institucionales en tres frentes: (i) capacidad institucional en pro del CNE, (ii) fomento a las energías renovables y (iii) mejoras a la regulación y fomento a la participación del sector privado. La implementación de avances en dichos frentes permitió lanzar el proceso competitivo que vio como ganadores a los desarrolladores de Providencia y el consecuente financiamiento del sector privado.
Como conclusión, el proceso en El Salvador es una muestra de complementariedad entre las diversas ventanillas del Grupo BID en pro de un desarrollo limpio, sostenible y amigable a la inversión privada sin desconocer el rol que debe jugar el sector público en sus funciones de planificación y regulación.
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