Por Luis Tejerina
Al igual que muchos países de América Latina y el Caribe, El Salvador está registrando un cambio en su perfil epidemiológico como producto del aumento de enfermedades crónicas y la disminución de las enfermedades infecciosas.
Para responder a las nuevas necesidades de salud de su población, el gobierno de El Salvador puso en marcha un proyecto mediante el cual busca crear un sistema de redes de atención sanitaria integrada y universal siguiendo las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud.
Los servicios de estas redes se prestan principalmente a través de unidades de atención primaria. La experiencia ha demostrado que esta práctica es la más idónea para hacer frente a la carga de enfermedades crónicas entre ellas las afecciones cardíacas y la diabetes —teniendo en cuenta la proximidad de las unidades a las distintas comunidades, su facilidad de acceso, y su capacidad de dar seguimiento a los tratamientos y brindar una atención coordinada con los proveedores secundarios y terciarios de salud.
Actualmente, el BID está apoyando a las autoridades nacionales a configurar redes integradas en el área metropolitana de San Salvador, en los departamentos de San Miguel, Chalatenango y Sonsonate, y en 14 de los municipios más pobres del país. Entre las obras figuran la construcción y ampliación de unidades de atención primaria, la adquisición de equipos, la contratación y capacitación de recursos humanos, la compra de vehículos, y el diseño de nuevas estructuras de gestión y procedimientos de remisión para las redes de atención.
En el marco del proyecto, para finales de 2013, 24 centros familiares de salud fueron construidos y al concluir el programa se habrán rehabilitado 39 adicionales.
En términos de recursos humanos, se está financiando la creación de 45 equipos comunitarios de salud que trabajan en los centros y se desplazan periódicamente a las comunidades para prestar servicios domiciliarios, especialmente a mujeres embarazadas y a niños. Este mecanismo también facilita el cuidado de pacientes de comunidades vulnerables que no pueden acercarse a las unidades de atención primaria debido a la falta de transporte público adecuado o a la violencia de las pandillas.
Complementan el proyecto diversas inversiones de la iniciativa Salud Mesoamérica 2015, que apoya iniciativas de mejora de la salud materno-infantil y está contribuyendo al funcionamiento de otros 74 equipos comunitarios de salud en los 14 municipios más pobres del país.
El esfuerzo descrito ha redundado en un aumento de las actividades de atención preventiva más que curativa. Así, entre 2008 y 2013 el suministro de cuidados prenatales y posnatales aumentó en aproximadamente un tercio. Igualmente se ha financiado la distribución de micronutrientes a cerca de 14.200 niños a través de unidades de atención primaria y la creación de un sistema geo-referenciado de gestión de atención primaria.
Además de fortalecer la atención primaria, mediante esta iniciativa se está apoyando la modernización de los laboratorios de salud pública, la creación de un sistema centralizado de datos sanitarios para la toma oportuna de decisiones en aspectos clínicos y de manejo de pacientes, y la instauración de un sistema nacional de emergencias. Esto último incluye la mejora de instalaciones y equipos hospitalarios, así como la capacitación de personal en las unidades de urgencias de 16 hospitales. Desde 2010, a través del proyecto se ha financiado también el establecimiento de 36 laboratorios clínicos.
Mediante la aplicación de un modelo de gestión sanitaria integrado y costo eficiente, El Salvador está bien encaminado para asegurar la universalidad del acceso a la atención de salud.
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