por Luis Tejerina
Los incentivos al desempeño han resultado ser muy exitosos en los proyectos que Salud Mesoamérica tiene en El Salvador dónde se cumplieron ocho de las diez metas fijadas inicialmente.
Uno de los aspectos menos comentados del financiamiento para el desarrollo es que los plazos de ejecución de los proyectos no siempre se ajustan a los planes originales. Esto puede significar mayores costos durante la ejecución del proyecto y demoras en alcanzar los resultados deseados.
Para alentar a los ejecutores de proyectos a que cumplan con los plazos pactados, los bancos de desarrollo pueden utilizar operaciones con incentivos por desempeño. Tal es el caso de la Iniciativa Salud Mesoamérica 2015 (SM2015), que en El Salvador se ha caracterizado por un buen ejercicio de planificación y un fuerte adueñamiento por parte de los actores involucrados.
SM2015 es una alianza público-privada que busca estimular la inversión estatal en la salud de mujeres y niños menores de 5 años en situación de pobreza. Sus herramientas son intervenciones costo-efectivas en salud reproductiva, materna, neonatal e infantil, incluyendo inmunizaciones y nutrición.
SM2015 se concentra en catorce municipios salvadoreños en donde el 60% de las mujeres adultas han sido madres adolescentes. A pesar de que el 96,7% de las mujeres en edad fértil dicen tener conocimientos de planificación familiar, sólo el 38,8% reconocieron usar algún método anticonceptivo. Adicionalmente, un tercio de los niños de 1 a 5 años no están completamente inmunizados. Y menos del 30% han recibido dosis adecuadas de antiparasitarios.
El proyecto, que en El Salvador consistió en una donación de 4.875.000 de dólares, fue sujeto a una evaluación independiente para verificar el cumplimiento de las metas acordadas. El informe halló que se cumplieron ocho de las diez metas originales, entre ellas:
– un incremento de la inscripción precoz de recién nacidos en casi 40 puntos porcentuales,
-la inclusión del uso de micronutrientes en polvo y zinc terapéutico en la normativa del Ministerio de Salud para reducir la anemia infantil y tratar la diarrea infantil,
– la adquisición de equipamiento necesario para la atención materna e infantil,
– y el fortalecimiento de la cadena de abastecimiento para garantizar la disponibilidad de métodos de planificación familiar y vacunas.
Por cumplir con dichas metas El Salvador ganó una donación adicional de 1.625.000 de dólares que utilizará para mejorar la calidad de los servicios de salud. Más aun, el proyecto realizó todos los desembolsos y alcanzó sus metas dentro del plazo estipulado en el contrato original de dieciocho meses.
En El Salvador la iniciativa sigue el modelo de equipos comunitarios de salud familiar (EcosF), que incluyen promotores de salud, enfermeras y médicos que dan consulta en unidades de salud y hacen visitas domiciliarias. El modelo ha demostrado ser efectivo y ha generado confianza en la población, mejorando su percepción de los servicios públicos de salud.
En determinadas ocasiones, los agentes de salud deben contrarrestar los mitos generados por la falta de información. Un miembro de un EcosF cuenta el caso de un hombre que no quería que su esposa utilizara una ‘T’ de cobre o DIU como dispositivo contraceptivo.
Su temor era que la “T” lo lastimaría a él durante el acto sexual. Finalmente al tener acceso a la información por parte del personal de EcosF y entender el mecanismo del dispositivo se convenció de que no correría ningún riesgo y accedió a que se lo pusieran a su esposa.
Sin embargo, no siempre se logra cambiar comportamientos, como así lo muestran los dos indicadores no alcanzados por el proyecto.
El primero de ellos está relacionado con el porcentaje de mujeres embarazadas que reciben su primer control antes de los tres meses de embarazo, indicador que no se pudo incrementar durante la ejecución del proyecto.
El segundo fue la disponibilidad de personal para los equipos comunitarios de salud familiar, que aún presentan un alto índice de rotación.
Ambos retos se están atendiendo en un nuevo proyecto que busca cumplir con metas más ambiciosas, dando continuidad a los esfuerzos del primer proyecto y solucionando los problemas encontrados en la evaluación. Una planificación adecuada y el compromiso del Ministerio de Salud con la Iniciativa SM2015 deberían asegurar que se logren las metas de esta segunda operación.
Algunos de los artículos que pertenecen a esta serie son:
– Programa Hábitat: cerrando brechas en los barrios formales de México
– Bono Juana Azurduy: salud preventiva para las madres y sus hijos
– La importancia de las matemáticas en preescolar
– Cerrando Brechas: el primer maestro es clave para el desarrollo infantil
– Sinfonía por el Perú: cuando la música y la inclusión social se unen
– Lecciones del programa Bono Vida Mejor: las condicionalidades sí importan
– Abriendo el mundo inglés a los hispanohablantes
– Cómo mejorar la calidad de vida de los adultos mayores
– Desencadenantes de la productividad agrícola a corto plazo en Bolivia
– ¿Se puede evaluar una reforma de turismo sin una máquina del tiempo?
Luis Tejerina es economista en la División de Protección Social y Salud. Su trabajo en el BID se ha enfocado en el diseño y ejecución de proyectos en el área de protección social, especialmente en el diseño de políticas basadas en evidencia empírica. En el área de investigación, su trabajo se ha enfocado en el análisis de programas sociales en los países de América Latina vistos de manera conjunta y orientada a brindar una red de protección social a la población pobre.
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