Por Hugo Godoy
Gracias a un programa de salud financiado por el BID junto con otras instituciones, se ha logrado un aumento del 15% en los partos atendidos en clínicas materno-infantiles y en hospitales en las zonas más pobres de Honduras. Además, se ha incrementado un 24% la cobertura de servicios en el primer nivel de atención.
Digna del Carmen era una adolescente de la etnia Maya-Chorti de la comunidad de Copán Ruinas en Honduras. Tenía 14 años, era soltera y no se animaba a contarles a sus padres que estaba embarazada. A las 12 semanas de gestación, se levantó una mañana con mucha fiebre y buscó atención médica, pero al llegar al centro de salud estaba cerrado. Tuvo que caminar cuatro horas más para que la trataran en otro centro, pero en éste, no había medicamentos ni insumos para atenderla. Falleció.
La realidad es que si esta joven hubiese pertenecido a una familia de recursos, sí habría tenido acceso a un centro de salud con medicamentos y personal suficiente para atender a mujeres embarazadas; no habría perdido la vida.
¿Cómo es posible que las experiencias de las mujeres embarazadas varíen tanto, dependiendo de la comunidad, etnia o familia en que se nace, incluso dentro de un mismo país?
En 2011, la mortalidad infantil en las comunidades más pobres de Honduras era superior en hasta ocho puntos porcentuales al promedio nacional. El número de muertes maternas era cuatro veces mayor que el promedio nacional. Y peor aún, una tercera parte de las fallecidas eran adolescentes, como Digna del Carmen.
Casi la mitad de los partos eran atendidos en las casas, incrementando el riesgo de la mamá y del bebé y, en los pocos casos en los que las embarazadas llegaban a dar a luz a un centro de salud, estos frecuentemente estaban desprovistos de insumos y personal calificado.
Con el fin de reducir las inequidades en salud, e incrementar la oferta, la calidad y el uso de los servicios de salud materno-infantil y nutrición, en 2012 se inició el programa de Salud Mesoamérica 2015 (SM2015) focalizado en 19 de los municipios más pobres de Honduras.
SM2015 es una asociación público-privada entre la Fundación de Bill & Melinda Gates, la Fundación Carlos Slim, el Gobierno de España y el Banco Interamericano de Desarrollo que implementa un modelo de financiamiento basado en resultados para reducir la brechas de salud materno infantil.
Con este proyecto, se ha apoyado el cambio de modelo de gestión centralizado a un modelo de gestión descentralizada, firmando contratos con organizaciones locales que ahora son los responsables de administrar y prestar los servicios.
También se ha cambiado el modelo de financiamiento: en lugar de transferirles recursos independientemente de las necesidades de la población, ahora se asignan recursos según el número de habitantes y los problemas de salud que padecen.
Los pagos dependen en parte, del cumplimiento de ciertos indicadores de desempeño, como por ejemplo, la reducción de muertes maternas. Además, se monitorea la calidad del servicio mediante encuestas de satisfacción de los usuarios.
A dos años del inicio del programa, ya se han obtenido grandes logros. Se ha incrementado un 24% la cobertura de servicios en el primer nivel de atención en las comunidades beneficiadas. Se han abierto los centros de salud que anteriormente estaban cerrados, y también se ha aumentado la disponibilidad de medicamentos, insumos y recursos humanos de un 62,5% a un 85,7% en el caso de las clínicas materno-infantiles y al 100% en los hospitales.
Se instalaron equipos de ultrasonografía en las clínicas rurales de cuidado materno-infantil y se capacitaron a los médicos generales en su uso, mejorando así el acceso de las mujeres indígenas a este tipo de servicios que antes no tenían.
Una de las innovaciones es el envío de las imágenes a través de la telefonía celular para que los médicos especializados en los centros urbanos puedan ayudar a distancia en el diagnóstico y manejo de las mujeres embarazadas en las aldeas pequeñas de las zonas rurales.
Estas medidas han contribuido a reducir las complicaciones obstétricas y neonatales, y ha permitido que las mujeres de escasos recursos reciban servicios de calidad cerca de casa.
Se disminuyó el número de pacientes referidas a otras comunidades para realizarse estudios ecográficos de 300 a 3 por mes, evitando gastos estimados en unos US$ 132,000 que hubieran incurrido los hogares para transportar a pacientes de bajos recursos a los municipios distantes donde estaban los hospitales.
Se compraron ambulancias para las comunidades de difícil acceso y se fortaleció el sistema de referencia, asegurando de esta manera el traslado de 3.624 casos de emergencia, de los cuales el 27% correspondieron a partos difíciles.
Otras de las innovaciones fue la incorporación de organizaciones de sociedad civil en la gestión de hospitales, para lo que se firmaron convenios con 6 comités de apoyo en igual número de hospitales para garantizar la atención obstétrica y neonatal las 24 horas del día.
Se ofreció un bono monetario para pagar el transporte y así incentivar a las embarazadas para que acudan a las clínicas de atención materno-infantil para sus partos y un bono monetario a las parteras comunitarias para que las acompañen.
También se han abierto hogares maternos administrados por la comunidad. Las embarazadas llegan allí días antes de dar a luz para prepararse dentro de un ambiente donde se sienten cómodas y están mejor atendidas.
Estas estrategias contribuyeron a que se aumentará en un 15% los partos atendidos en las clínicas materno-infantiles y en los hospitales, evitando así las complicaciones que implican los partos domiciliarios.
Los desafíos son muchos, pero con la colaboración entre el Estado, el sector privado y la comunidad se ha demostrado que es posible reducir las brechas de igualdad y, más importante aún, salvar vidas y evitar que se repita la historia de Digna del Carmen.
Algunos de los artículos que pertenecen a esta serie son:
– Programa Hábitat: cerrando brechas en los barrios formales de México
– Bono Juana Azurduy: salud preventiva para las madres y sus hijos
– La importancia de las matemáticas en preescolar
– Cerrando Brechas: el primer maestro es clave para el desarrollo infantil
– Sinfonía por el Perú: cuando la música y la inclusión social se unen
– Lecciones del programa Bono Vida Mejor: las condicionalidades sí importan
– Abriendo el mundo inglés a los hispanohablantes
– Cómo mejorar la calidad de vida de los adultos mayores
– Desencadenantes de la productividad agrícola a corto plazo en Bolivia
– ¿Se puede evaluar una reforma de turismo sin una máquina del tiempo?
Hugo Godoy ha trabajado como Especialista Líder en Salud en las oficinas del BID en Honduras desde 2011. Es especialista en los áreas de salud pública y reforma de sistemas de salud y tiene más de 20 años de experiencia trabajando en el sector de salud en Honduras y en la región. Hugo ha servido en posiciones de cargo público y como consultor para agencias internacionales tales como USAID, el BID y el Banco Mundial. Además, posee una licenciatura en Medicina y Cirugía y una maestría en Gerencia de Medicina del School of Public Health and Tropical Medicine de la Universidad de Tulane.
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