Por Sandro Parodi
Con el paso de los años, los programas de transferencias monetarias condicionadas han probado ser un medio eficaz para reducir la pobreza y la desigualdad en el corto plazo. Solidaridad, el programa de transferencias de la República Dominicana iniciado en 2005, ha producido precisamente este tipo de efectos positivos: ha mejorado los indicadores de talla y peso de los niños menores de cinco años, al tiempo que ha contribuido a reducir la tasa de embarazos precoces y la probabilidad de que los jóvenes repitan curso o abandonen sus estudios de secundaria.
El BID ha cumplido un papel fundamental apoyando el diseño y la ejecución del programa de transferencias y otras mejoras en la red de protección social de la República Dominicana. El país ha optimizado sus mecanismos de focalización, ha reforzado el cumplimiento de corresponsabilidades por parte de los beneficiarios, y ha robustecido los vínculos entre la prestación de servicios y el manejo de casos. Simultáneamente ha incrementado de manera significativa las inversiones destinadas a mejorar la calidad de los servicios de atención primaria de salud.
En aras de maximizar el impacto de este esfuerzo, en 2012 el gobierno decidió —con asistencia técnica del BID— fusionar Solidaridad con otro programa social denominado Progresando, concebido este último para apoyar intervenciones socioeducativas. Con esta fusión se ha dotado al programa de transferencias monetarias condicionadas de un enfoque más sistemático para mejorar la educación en salud; para ello se ha ampliado su ámbito geográfico y aumentado el número de trabajadores sociales que desarrollan una labor continuada con las familias mediante visitas domiciliarias mensuales. El número de hogares asignados a cada trabajador social ha disminuido de 350 antes de la fusión a 50 en la actualidad. Los trabajadores sociales ayudan a conectar a las familias con una gran variedad de servicios sociales del gobierno, mientras verifican que los hogares estén cumpliendo con sus corresponsabilidades: enviar a sus hijos a la escuela y llevarlos a exámenes médicos periódicos.
Las autoridades también han añadido nuevas actividades al programa, que ha pasado a denominarse Progresando con Solidaridad. Entre estas figura el ayudar a los jóvenes de hogares beneficiarios a acceder a programas de capacitación laboral, así como la mejora del diseño y la cobertura de las corresponsabilidades en materia de educación para aumentar la retención escolar de los adolescentes. La asignación de bonos escolares mensuales se ha extendido a las familias que participan en el programa con hijos escolarizados hasta de 21 años de edad. El monto de los bonos varía actualmente según el grado cursado; así, cuanto más avancen los adolescentes en la enseñanza secundaria, mayor será la suma que sus familias reciban del programa.
En 2013, el BID aprobó un nuevo préstamo para la República Dominicana destinado a ampliar la cobertura de Progresando con Solidaridad, que es actualmente el pilar del sistema de protección social del país. Con este préstamo también se financiará una evaluación de impacto del programa de transferencias monetarias condicionadas en su nueva versión, con el fin de determinar si los recientes cambios están surtiendo efecto. Los hallazgos, además de beneficiar a la República Dominicana, ofrecerán valiosas enseñanzas para otros países de la región interesados en potenciar el impacto de programas similares en términos de desarrollo.
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