Por Lucas Figal Garone
Parece que la desigualdad se entiende diferente en el mundo académico en el gobierno o en el público en general.
Mientras que muchos en la academia o en el sector público se centran en medir ciertos resultados – por ejemplo, niveles de ingreso o consumo – en el mundo real a la población le importa más la oportunidad: que todos los individuos tengan las mismas oportunidades para conseguir esos resultados.
En este sentido, muchos de los programas públicos populares están dirigidos a la reducción de la desigualdad de oportunidades en educación, salud primaria, vivienda y acceso al mercado de trabajo o servicios básicos.
Pero igualdad en oportunidades no significa igualdad en resultados. Por ejemplo, dos estudiantes que enfrentan las mismas restricciones, pueden tomar decisiones distintas y esforzarse más o menos en la escuela. Podrán obtener notas y logros diferentes.
Pero esta desigualdad puede no considerarse como injusta. Por tanto, una clave en la actitud hacia la desigualdad es si las desigualdades son causadas por factores fuera del control del individuo, factores que el individuo no puede cambiar.
Es decir, factores que van más allá de la responsabilidad individual. O si es resultado de factores que dependen de las decisiones individuales, por las cuales el individuo puede ser moralmente responsable.
En este contexto, Roemer (1998) introdujo la formalización de la definición de oportunidades iguales. Para esto, Roemer separa los factores que determinan un resultado entre factores que el individuo no escoge (“circunstancias”) y factores que el individuo escoge (“esfuerzo”).
Al definir un “tipo” como un conjunto de personas con las mismas circunstancias, Roemer sugiere igualar lo que llama “ventajas” – resultados importantes como ingresos, consumo del hogar, o rendimiento escolar – para cada centil de la distribución entre “tipos”, pero no al interior de “tipos”. Sin embargo, Roemer no es el primer economista y arguye que la igualdad de oportunidades debería ser una preocupación social primordial y el espacio ético sobre el cual preocuparse.
Otros economistas como Rawls Rawls (1971), Dworkin (1981), Arneson (1989), Cohen (1989), Barry (1991), Le Grand (1991) y hasta Sen (1985) han tomado posiciones similares.
Recientemente, se ha progresado en la medición de la desigualdad de oportunidad. Bourguignon et al. (2003, 2007) propusieron una descomposición de la desigualdad basada en un enfoque paramétrico aplicándolo a la distribución de ingresos masculinos y femeninos en Brasil.
Estos autores encuentran que las circunstancias observadas son una carta parte del valor del índice de Theil y que la educación de los padres es por mucho la circunstancia más importante sobre los ingresos.
A partir de este trabajo, se han propuesto nuevas metodologías que intentan explicar la influencia de la desigualdad de oportunidades sobre la desigualdad total observada.
Más recientemente, Checchi and Peragine (2010) en un buen trabajo provén una nueva metodología para medir la desigualdad de oportunidades basada en una descomposición no paramétrica, aplicándola a la distribución de los ingresos en Italia.
De acuerdo a sus resultados, la desigualdad de oportunidades representa cerca del 20% del total de desigualdad en Italia.
La mayoría de los estudios han cuantificado la desigualdad de oportunidades en la distribución del ingreso. Sin embargo, se ha enfatizado repetitivamente la necesidad de trabajo empírico en la medición de la desigualdad de oportunidades en educación.
En este sentido, estoy terminando este mes un trabajo un estudio que se llama “La desigualdad de oportunidades: el caso de la educación en Argentina”.
En este trabajo, analizo por primera vez la desigualdad de oportunidades en educación usando un acercamiento paramétrico y el rendimiento de los estudiantes como variable de resultado.
En un próximo post, presentaré algunos de los resultados.
Lucas es un consultor en la Oficina de Planificación Estratégica y Efectividad en el Desarrollo del BID. Es oriundo de Buenos Aires, Argentina. Lucas se graduó de economista en la Universidad de Buenos Aires en 2009 y obtuvo un fellowship de la Universidad de San Andrés para realizar su maestría en economía, graduándose en 2010. Enseñó Estadísticas I y II en la Universidad de de Buenos Aires, y Economía I en la Universidad de San Andrés. Es un miembro activo de varias iniciativas caritativas en Argentina. Sus intereses académicos son la economía del desarrollo, la economía de la distribución y la econometría aplicada.
Margarita chacón Dice
El tema de la desigualdad en Amércia Latina debe pasar de la escritura a la acción; es consecuencia de formación y de educación, puesto que la gente cuando no ha visto mayores informaciones se queda en la penumbra de la inmediatez y no se proyecta;
William Dice
Seria importante presentar un resumen de los factores que un individuo escoge o no escoge para medir la igualdad de oportunidades y como output la igualdad de resultados. Porque ¿se podria decir que una de las circunstancias es el nivel de ingresos que pueda tener el individuo? Como digo el articulo me parece importante, pero seria valioso hacer una referencia al como se mide esas desigualdades.
Saludos
William Ferrer