Por Dana King
Trinidad y Tobago muestra cómo el trabajo con la comunidad ha sido la mejor arma para reducir el crimen.
Betheem Gardens es un barrio de bajos ingresos y un “área de conflicto” ubicada en las afueras de Port of Spain. Esta área colinda con la autopista del corredor Este-Oeste donde también se encuentrael vertedero más grande de Trinidad. Para los que viven en esta comunidad, el estigma asociado con el barrio puede ser tan potente como los vapores del vertedero. El Programa de Seguridad Ciudadana (PSC) creado con el apoyo del BID, trabaja para transformar estas comunidades de alto riesgo en Trinidad y Tobago.
Al llevar a cabo un plan piloto con un nuevo enfoque para la prevención de la delincuencia y la violencia, el PSC combina un apoyo innovador a las comunidades y centrado en las personas, con un apoyo más tradicional a la prevención de la delincuencia, con el Cuerpo de Policía de Trinidad y Tobago y el Ministerio de Seguridad Nacional. Hace seis años, cuando el proyecto fue aprobado, Trinidad y Tobago tenía una tasa de asesinatos de 43/100.000 personas, mientras que la tasa en las comunidades del PSC era de 98/100.000 personas; casi 10 veces superior a lo que la Organización Mundial de la Salud considera niveles epidémicos. El nuevo enfoque de la delincuencia en el marco piloto del PSC tenía como objetivo convertir a las comunidades en una parte integral de la prevención de la delincuencia.
El PSC se ha asociado con las comunidades y las ha apoyado para aprender a identificar y responder directamente a la delincuencia ayudándolas a formalizar los Consejos de Acción Comunitaria (CACs). Los veintidós (22) CACs sirven de puntos focales comunitarios para la solución de conflictos, la articulación de las necesidades comunitarias y como vehículo de los recursos necesarios para tratar estos problemas. La formación en prevención de la violencia ha variado entre la prevención de la violencia doméstica y la orientación y cursos de mediación certificados, con más de 700 participantes hasta la fecha. En St. Barbs, una comunidad asociada del PSC en Laventille, el programa contribuyó a la firma de un Acuerdo de paz entre las pandillas juveniles en 2012. El acuerdo, que está impreso y se exhibe en un tablero de anuncios en la comunidad, declara “nosotros, el pueblo de St, Barbs , nos comprometemos a trabajar en aras de la pertenencia a la comunidad, de la cohesión social, de una comunidad que sea segura y productiva y que desee contribuir al desarrollo nacional y a la sostenibilidad de Trinidad y Tobago… a velar por la mutua seguridad y a mediar en las situaciones de riesgo potencial o de conflicto para asegurar que se despliegue la cultura de la paz.”
En los dos años transcurridos desde que se firmó el Acuerdo, la comunidad ha visto la confluencia de diversos grupos comunitarios que trabajan con la juventud para promover cambios positivos. Uno de los proyectos resultantes ha sido la creación de un centro de computación y de aprendizaje inaugurado en junio de 2014 con la colaboración de seis entidades que incluyen tanto al sector público como al privado. El Centro de computación de St. Barbs actualmente ofrece cursos en computación, matemáticas e inglés a 60 miembros de la comunidad entre 14 y 44 años, tres veces a la semana. Hay planes para ampliar las ofertas de los cursos con el fin de impartir cursos de habilidades para la vida, agricultura y reparación de computadores. Este nivel de asociación y de inversiones externas no habría sido posible si la comunidad hubiera seguido sometida a las guerras de las pandillas. Actualmente, numerosos jóvenes de la comunidad asisten a clases de recuperación en el centro y se fijan objetivos a sí mismos en un entorno de apoyo donde tienen más oportunidades para realizar su pleno potencial.
El PSC también trabaja en la reducción de factores de riesgo de la delincuencia y la violencia. Con el objetivo de mantener a las personas alejadas de la delincuencia, el PSC ha financiado intervenciones sociales basadas en la comunidad que incluyen apoyo a los padres, iniciativas contra la violencia y programas extracurriculares.
El Programa de Microempresa implementado en tres comunidades socias del PSC es un ejemplo de una intervención social financiada por un PSC que ha tenido un gran éxito. El programa de formación de 11 meses estaba destinado a disminuir los comportamientos antisociales o delincuentes de la juventud formando a jóvenes en capacidad empresarial. El programa de formación benefició a 78 participantes, y 30 de ellos siguieron para llevar a cabo planes comerciales que eran elegibles para ser financiados, y 19 eventualmente recibieron ayudas a la pequeña empresa. En el momento de la graduación, el 62% de los 21 graduados encuestados manifestaron que su capacidad de generar ingresos había aumentado, y el 100% declaró que habían adquirido nuevas capacidades y recursos necesarios para establecer negocios viables.
Desde sus comienzos, el PSC ha llegado a 60.000 residentes comunitarios y ha proporcionado 5,5 millones de dólares en financiamiento para estas comunidades. Aún más importante, ha contribuido a una reducción radical de la delincuencia llevada a cabo por la comunidad. A fecha de septiembre de 2014, las comunidades del PSC experimentaron una reducción del 46% de los homicidios y una reducción del 31% de las heridas y los episodios de tiroteos. Cifras que comparadas a nivel nacional, muestran reducciones significativamente más bajas, a nivel nacional, del 24% y el 13% respectivamente. Esta transformación sólo ha sido posible gracias a la asociación con y el empoderamiento de las propias comunidades.
Dana King es una Especialista de Modernización del Estado en el Banco Interamericano de Desarrollo.
Esta entrada hace parte de una serie de artículos en este blog sobre efectividad en el desarrollo que resaltan los aprendizajes y experiencias de proyectos y evaluaciones del BID. Para mayor información sobre el diseño, monitoreo y evaluación de los proyectos del BID visite: deo.iadb.org.
Leave a Reply