En 2013 el Banco Interamericano de Desarrollo contribuyó al financiamiento de 168 proyectos por un total de 14 mil millones de dólares.
Todos los días nos preguntamos si nuestros proyectos están contribuyendo al bienestar de la región, si le están mejorando la calidad de vida a aquellas niñas, campesinos, pensionistas que teníamos en mente cuando diseñamos la intervención, si realmente sabemos que el proyecto fracasó o tuvo éxito, si la información y los métodos con que intentamos medir los logros o las derrotas son rigurosos y, por tanto, certeros.
Estas son algunas de las preguntas que intentamos contestar con nuestro informe “Panorama de la Efectividad en el Desarrollo”.
El tema central que guía el informe este año es el aprendizaje. El BID busca y debe aprender de los buenos y los malos resultados de su trabajo. En esta línea, en el informe de este año incluimos varios artículos sobre nuestros aprendizajes tanto en la experiencia operativa, como en la manera en que nos medimos a nosotros mismos y en cómo medimos la efectividad de nuestro trabajo.
Al igual que con las personas, las lecciones que se aprenden de los errores pueden ser más poderosas que las que nos enseñan los éxitos y, por tanto, contribuyen más a mejorar y a perfeccionar nuestros proyectos para aumentar su impacto en el desarrollo.
De manera novedosa, documentamos una serie de fracasos en seis áreas de nuestro trabajo operativo y cómo estamos aprendiendo de ellos. Aprender por ejemplo que la privatización del servicio de agua potable no siempre produjo resultados positivos y que los aspectos institucionales, políticos y legales pueden descarrilar el mejor de los diseños técnicos, nos ayuda a formular mejores proyectos en el futuro.
Si no aprendemos de los fracasos nos puede pasar lo que decía la famosa Coco Chanel: “No gastes el tiempo golpeando la pared, tratando de transformarla en una puerta”.
El informe tiene un compendio de cifras que reflejan a grandes rasgos los resultados del trabajo del Banco. Pero nos interesa ir más allá de ellas y mostrar cómo éstas reflejan proyectos que día a día se llevan a cabo en América Latina y el Caribe.
Para ello relatamos con un lenguaje sencillo 45 historias que van desde la expansión del acceso a la electricidad en comunidades aisladas en Guatemala a la mejora del manejo de residuos sólidos en Belice, de un proyecto que promueve el ecoturismo en Brasil a otro que busca apoyar a los países del Caribe en la mitigación de los efectos del cambio climático.
Los resultados nos importan mucho y nos importa mucho medirlos rigurosamente. También reportamos sobre los resultados de diez evaluaciones de impacto en proyectos que cuentan con financiamiento del Banco.
En este informe también le damos cabida a algunas de las millones de voces de la Región. Encontrarán entonces entrevistas, videos e historias de aquellos que se benefician de nuestros proyectos y de aquellos que hacen posible que estos se lleven a cabo.
Por último, buscar resultados y no repetir fracasos es importante y está en el corazón de lo que hacemos, pero si no los comunicamos claramente el mensaje no va a llegar.
En el mundo interconectado de hoy un informe sólo en papel es como la botella del náufrago con el mensaje urgente que nunca llega y que se rompe contra las piedras de un acantilado arisco e inhóspito.
Este año introducimos un sitio web dinámico para el DEO donde podrá navegar y sumergirse en nuestros aciertos y nuestros errores. Parafraseando a Marshall McLuhan, el medio también es el mensaje.
Espero que lo lea, lo disfrute y nos diga en el espacio para comentarios del blog qué le gusta y qué podríamos mejorar. Nosotros queremos seguir aprendiendo.
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