La Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible – MONDIACULT 2022 – tendrá lugar los días 28 a 30 de septiembre en la Ciudad de México exactamente cuarenta años después de su primera edición en esa misma ciudad, en 1982. Esta conferencia que sirvió como base para las estructuras de las políticas públicas posteriores, enmarcó la definición de cultura y logró incluir en su concepción todos los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que nos caracterizan.
Este mes, los ministros de cultura (o sus delegados) de sus 193 países miembros y a la comunidad internacional reflexionarán sobre las políticas culturales como medio para hacer frente a los desafíos mundiales y esbozar las prioridades inmediatas y futuras. El propósito, según la propia UNESCO, es dar forma a un sector cultural más robusto y resiliente, en línea con las perspectivas de desarrollo sostenible enmarcadas en el informe del Secretario General de las Naciones Unidas. La Conferencia busca allanar el camino para la plena integración de la cultura como un bien público global en la Agenda post-2030 para el Desarrollo Inclusivo y Sostenible.
El Banco Interamericano de Desarrollo está invitado a participar y moderará la mesa sobre el futuro de la Economía Creativa. No es casualidad que el BID tenga este importante papel en la conferencia. Durante muchos años, la cultura y la creatividad han formado parte de la agenda del banco: desde el rescate de ciudades patrimoniales, o el apoyo a proyectos en que la cultura jugó un papel de transformación social a en la última década al acuñar el término de economía naranja. En la actualidad el Banco tiene proyectos de apoyo al ecosistema creativo, generación de conocimiento, cursos, y trabaja por el empoderamiento de las MIPYMES, la inclusión, la recuperación del empleo, la digitalización y la exportación de bienes y servicios creativos, a través del desarrollo de más de 65 operaciones en los últimos 5 años. Este compromiso se enfatiza en nuestra Visión 2025, con operaciones que se han enfocado por ejemplo en el diseño de nuevos mecanismos financieros. El Banco ha medido, como pocas instituciones, el impacto de la cultura y la creatividad y su potencial para la creación de empleo, el desarrollo sostenible y la capacidad de contribuir a la solución interseccional y transversal de viejos problemas en otros sectores.
2022 nos encuentra en un contexto global muy diferente al de 1982. Ese momento nos colocó en un mundo que todavía miraba a la Guerra Fría. Hoy, al salir de una pandemia que impactó enormemente las artes y la cultura, pensar en las relaciones internacionales culturalmente inspiradas es parte integral de la construcción de ciudadanías que respeten las identidades y construyan puentes entre las naciones con diversidad, equidad e inclusión.
Los preparativos para llegar a esa fecha ya han incluido decenas de preconferencias por regiones y alianzas estratégicas para llegar con propuestas de políticas públicas. Con ellas se pretende afirmar la cultura como un bien público global y es clave que en los acuerdos que se logren haya participación y colaboración frente a los grandes retos por venir.
Fue la cultura y la creatividad lo que nos mantuvo unidos durante la pandemia, es la cultura la que nos invita a reconocernos en nuestros contextos internacionales diferentes y enriquecedores, desde lo local hasta lo global, es la resiliencia de la cultura la que forjará caminos de paz y entendimiento, y será la cultura la que se situará a la vanguardia del desarrollo sostenible. Pero para que eso suceda, necesitamos políticas públicas nacionales que nos ofrezcan las plataformas necesarias para lograr esta visión. Tales políticas deben construirse juntas y deben respetar la diversidad de las naciones para garantizar su sostenibilidad y la resiliencia de los sectores creativo y cultural. La UNESCO ve entonces la necesidad de adaptarse al contexto actual y esbozar una visión común para la reconstrucción de un sector más sólido y resiliente, plenamente anclado en las políticas públicas y la necesidad de promover el desarrollo sostenible más allá de 2030. (Ottone)
Los organismos multilaterales como el BID deben poner sobre la mesa perspectivas de desarrollo que difieren de otras partes del mundo. América Latina y el Caribe asumen la responsabilidad de aportar nuevas fuentes de conocimiento, nuevos datos y campos fructíferos de creatividad y conocimiento.
Mondiacult es, entonces, la oportunidad más importante para poner las culturas en el centro de la discusión, las comunidades en el foco de las políticas y para que organizaciones como el BID pongan a disposición sus conocimientos. Y es también el momento y la oportunidad para pensar las políticas públicas de manera innovadora. Se requiere de consensos y de una visión audaz, equitativa, inclusiva y creativa para transformar nuestro futuro, que vaya más allá de los típicos enfoques lineales y sectoriales a los que la mayoría de los países se han acostumbrado en las últimas décadas. Es importante reconocer el sector cultural y creativo como un motor relevante del desarrollo económico, que contribuye directamente a la economía de un país en términos de valor agregado, exportaciones, empleo, inversiones y aumento de la productividad. El espacio que nos brinda Mondiacult es una oportunidad única para avanzar desde el reconocimiento a la acción, consagrando a la cultura como un eje central del desarrollo sostenible y trabajando sobre políticas públicas transformadoras
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