En 2019 la agenda del agua en México tiene de frente muchos desafíos. Acá abordamos algunos de los más urgentes.
Desde la aprobación de la Ley de Aguas Nacionales en 1992 y su reforma en 2004, México ha mostrado avances importantes en el sector hídrico siendo referencia en Latinoamérica en varias de sus iniciativas. Algunos de los logros más importantes logros han sido: la creación de organismos de constitución mixta para la toma de decisiones en la gestión de cuencas, subcuencas y acuíferos; la creación de bancos de agua para el intercambio de agua entre distintos usos; la publicación de una de las primeras normas latinoamericanas sobre recarga de acuíferos y una sobre caudal ecológico; la consolidación de los marcos legales estatales relacionados a los servicios de agua potable y saneamiento, entre muchos otros.
Todo ello ha tenido un impacto importante en la conservación del recurso y en la prestación de los servicios de agua potable y saneamiento.
Sin embargo, existen varios temas pendientes por atender y que, a través de los años, se han vuelto tareas urgentes. En este blog me gustaría abordar cinco de ellos.
- Gestión de los usos del agua. Si bien en México existe un registro de las concesiones de agua para los distintos usos, la realidad es que los volúmenes registrados no corresponden necesariamente con los volúmenes efectivamente extraídos. Esto se debe principalmente a la falta de equipos de medición y a las extracciones de agua no autorizadas, así como a la limitada capacidad de monitoreo y aplicación de sanciones, lo que impide generar un balance real entre la oferta y la demanda del agua y planear nacional y regionalmente sobre el uso de los recursos. Según datos de 2016, 105 de los 653 acuíferos del país se encuentran sobreexplotados. Esta situación no permite dar certidumbre al desarrollo social y económico y asegurar la sostenibilidad ambiental del recurso.
- Uso eficiente del agua. Existe un reto importante en reducir los niveles de extracción y por ende de consumo de agua en el país. El sector agrícola es el principal consumidor del agua (77%), cuyos niveles de eficiencia en la conducción y distribución son bajos, así como los niveles de productividad del agua, principalmente por el uso de tecnologías de producción atrasadas que distribuyen el agua de riego irregularmente, lo cual deriva en un uso excesivo del recurso en las parcelas. El uso público urbano es el segundo consumidor del agua (14%). Los sistemas de abastecimiento de agua pierden desde su fuente hasta la toma alrededor del 40% del agua a través de fugas en las redes de conducción y distribución. La falta de eficiencia en el uso agrícola y urbano del agua se debe en gran parte a las bajas tarifas y los bajos niveles de inversión de la rehabilitación de los sistemas de abastecimiento y, particularmente en el sector agrícola, a la falta de tecnificación del riego. En cuanto al uso del agua por el sector industrial, no se cuenta con indicadores de eficiencia, ya que dependen de los procesos de cada industria. Sin embargo, existen pocos incentivos en este sector para optimizar procesos y reusar agua y con ello liberar agua de primer uso.
- Gestión de las aguas urbanas. El crecimiento poblacional y la concentración de la población mexicana en ciudades es un factor de relevancia. Alrededor del 78% de la población nacional es urbana y gran parte de ella se ubica en Zonas Metropolitanas: tan solo el 40% de la población total del país se concentra en las 15 zonas metropolitanas con más de un millón de habitantes. Esto limita las opciones para cubrir la demanda de agua. Varias ciudades importantes del país han tenido que complementar sus fuentes de abastecimiento mediante la construcción de grandes acueductos que conducen el agua de otras cuencas. Sin embargo, aún con estas grandes inversiones, en muchos lugares no se cuenta con seguridad del recurso hídrico y la situación se complejiza considerando los impactos de la variabilidad climática que deriva en sequías en varias zonas del país. En contraste, existen zonas con altos niveles de precipitación y vulnerables a inundaciones. Son 17 Estados los más expuestos a inundaciones, en donde se concentra el 62% de la población. Esta situación se agrava debido al incremento de las escorrentías a causa de la reducción de las áreas verdes, la impermeabilización del suelo y la falta de infraestructura de drenaje.
- Servicios de agua y saneamiento universal y de calidad. México destacó en 2015 por ser uno de los países de Latinoamérica con mayores niveles de cobertura de agua potable y saneamiento (92% y 91% respectivamente). Sin embargo, bajo la nueva definición de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), que contemplan aspectos de calidad, continuidad y gestión de los residuos del saneamiento, dichas coberturas bajan considerablemente. De ahí que la necesidad no solo es incorporar a los servicios a la nueva población y a la que aún no tiene acceso, sino también mejorar la calidad del servicio que hoy se presta al resto de la población asegurando cantidad, calidad y continuidad. Esto se vincula con la necesidad de contar con operadores eficientes y sostenibles que puedan hacer frente a estas inversiones y garantizar la sostenibilidad de la infraestructura. Por otro lado, la brecha urbano-rural en términos de cobertura también es importante, si bien, la población rural representa menos del 30% de la población nacional, la población sin servicio se encuentra cada vez más alejada de los centros urbanos y muchas de las localidades cuentan con poblaciones muy pequeñas, muchas de ellas con población indígena. En México hay 139,156 de asentamientos con poblaciones menores a los 100 habitantes.
- Calidad de los cuerpos de agua. De acuerdo con información de las estaciones de monitoreo de la calidad del agua de la Comisión nacional del agua (Conagua), el 32.4% de las aguas superficiales monitoreadas tienen algún grado de contaminación. La mala calidad de los cuerpos de agua se debe en gran parte a los bajos niveles de tratamiento de las aguas residuales, la inadecuada disposición de los residuos sólidos, y el uso de fertilizantes en la agricultura que acaban en cuerpos de agua. En términos de tratamiento de aguas residuales, aunque en los últimos años la cobertura ha tenido un incremento considerable, solo el 57,8% de las aguas residuales colectadas en las redes de alcantarillado son tratadas y se estima que el 20% de las plantas de tratamiento de aguas residuales en operación no están funcionando adecuadamente. Esto se debe a la debilidad técnica y financiera de los operadores. Adicionalmente, la capacidad de monitoreo de las descargas es limitado, lo que impide la identificación descargas no autorizadas y el seguimiento a la calidad de las descargas.
Muchos de estos retos, sin duda requieren de fuertes inversiones en infraestructura, pero, sobre todo, de mejoras en la gestión de los recursos, en la toma de decisiones, la planificación y la focalización estratégica de inversiones y en el desarrollo de herramientas de monitoreo y control. En un próximo blog comentaremos sobre algunas acciones basadas en experiencias internacionales que podrían emprenderse en México para ir atendiendo estos importantes desafíos.
Isnardo A. Grandas Rincon dice
Excelente. Tomaremos la experiencia en Mexico para acueductos comunitarios en Colombia