Por Marle Reyes, @BIDagua en la oficina de @el_BID en Guyana
Estoy segura de que muchos ya hemos oído esta pregunta (¿Me estás escuchando?) hecha por nuestros padres cuando crecíamos. No entremos en detalles aquí, pero en general, ¿por qué lo preguntaban? Aunque no soy madre (aún), creo que es obvio que esperaban una señal que indicara que habíamos entendido, que en el futuro íbamos a tener en cuenta su punto de vista sobre un asunto. Estoy seguro de que todos hemos visto sus orgullosos rostros una vez que se dieron cuenta de que SÍ hicimos caso, de que aplicamos sus consejos. Es curioso cómo este tipo de cosas se pueden ver también en nuestro ambiente de trabajo. En este caso hago referencia a la participación de la comunidad durante las primeras etapas del diseño de un proyecto, durante la ejecución y la retroalimentación a través de consultas.
Durante la preparación del Programa de mejora de infraestructuras de saneamiento y suministro de agua (GY-L1040) en Guyana, tuve la oportunidad de participar en varias reuniones de consulta comunitaria. El proyecto busca solucionar problemas acuciantes ligados a la mala calidad de los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento en Georgetown así como otras áreas a lo largo de la costa de Guyana. Visitamos todas las comunidades que se iban a beneficiar, para escucharlos, para comentarles del proyecto, para conversar sobre los posibles problemas ambientales y sociales –además de otros riesgos relacionados. Y déjenme decir: fue muy gratificante.
Debo ser honesta. Al principio me daba miedo que las sesiones se convirtieran en foros para quejas interminables y amargas sobre los malos servicios prestados por la empresa. O incluso peor, que se convirtieran en un campo de batalla entre opiniones políticas. Pero estuvo lejos de eso. Las personas estaban bastante entusiasmadas y felices de saber que la calidad del suministro de agua y el saneamiento iba a mejorar significativamente en sus comunidades a corto plazo. Veían que eso tendría un gran impacto en su calidad de vida. Aunque en algunos lugares la asistencia no era impresionante, no hubo momentos aburridos. Las comunidades contaron sobre sus experiencias y preocupaciones del pasado. Y créanme, eso lo hicieron alto y claro.
Pero lo que más llamó mi atención durante todo esto (y que motiva estas líneas recordando a mi madre diciendo: “¿estás escuchando?”) fue una persona que intervino: “creo que convocan estas reuniones con la comunidad porque están obligados, pero no hacen nada después“. Al oír esto, todo el mundo saltó para contestar: los representantes de los servicios públicos, el consultor. Yo me sentí obligada a tranquilizarla asegurando que lo que decían sí se tenía en cuenta. Todos pusimos ejemplos de preocupaciones planteadas por comunidades en otros proyectos y de cómo se habían integrado en el diseño o la implementación de un proyecto.
Estoy segura de que los lectores de este blog también tienen al menos un ejemplo que tenga que ver con esto. Hay muchas cosas que se llevan a cabo como resultado de consultas públicas. Por ejemplo, durante el proceso de consulta inicial para un programa, los interesados expresaron preocupación por su escasa participación en la ejecución de los proyectos. Tomando en cuenta dicho reclamo, ¡hicimos reuniones mensuales durante toda la ejecución del proyecto para que la gente pudiera participar y aportar! Estas reuniones siguen haciéndose y ¡las partes interesadas ya han expresado su satisfacción!
A medida que seguimos trabajando para incluir más voces en nuestros proyectos, compartamos también nuestras experiencias. ¡Nosotros escuchamos!
Leave a Reply