La semana pasada participé en un Google Hangout organizado por la gente de BID Juventud, y del cual formaron parte también colegas de TECHO y del Movimiento Agua y Juventud de México.
¿Qué es un Google Hangout? Es un intercambio de ideas que se realiza virtualmente sobre un tema específico. En este caso, nos interesaba poner sobre la mesa el tema de la calidad de los servicios de agua y saneamiento. Para ello, seleccionamos la siguiente pregunta: ¿tomarías agua directamente del grifo/canilla/llave?
En 2011, le hicimos esta misma pregunta a 1300 hogares mexicanos de bajos ingresos (entre US$115 y US$345) distribuidos en 9 ciudades. ¿Cuántos crees que nos respondieron que sí tomarían?
Casi ninguno, como probablemente pensabas. Sólo el 19% de los hogares respondió afirmativamente. Al 81% restante le preguntamos cómo obtenía el agua para beber. Un 80% (de este 81%) respondió que comprando agua embotellada, generalmente en botellones de 20 litros. Según el estudio, el consumo anual de agua embotellada per cápita asciende a 480 litros, convirtiendo a México en uno de los mercados más grandes del mundo. Mayor incluso que el mercado de agua embotellada chino, cuando México tiene ¡menos del 10% de población! En promedio, cada hogar mexicano compra unas 6 unidades de 20 litros por mes (120 litros) a un costo total de US$11. Estos US$11 dólares se suman a la tarifa mensual de agua, que en promedio es de US$17, para un gasto total en agua de US$28. Si el ingreso del hogar fuera de US$115, el gasto en agua correspondería al 24% del ingreso total, y ¡el gasto en agua embotellada a casi el 10%! El estándar que se considera aceptable en los análisis de capacidad de pago es del 3%.
Muchas veces este comportamiento no obedece a la efectiva mala calidad (o no potabilidad) del agua, sino a cuestiones de percepción. Por ejemplo, el colega de Agua y Juventud comentó que la calidad del agua en Ciudad de México es mejor que la de Monterrey. Pero nuestro estudio muestra que en la capital el 62% no toma agua del grifo, mientras que ¡en Monterrey la proporción es sólo del 10%! Claramente un tema de percepción. Esto plantea una alerta a las empresas operadoras de agua. Aun invirtiendo cuantiosos recursos en garantizar potabilidad, si la calidad del servicio es percibida como mala, la gente seguirá comprando agua embotellada y el efecto en el bolsillo de las familias de bajos ingresos seguirá siendo el mismo, sea al agua potable o no.
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