Comunidades rurales en Costa Rica que históricamente han tenido escasos recursos hídricos hoy cuentan con acueductos de agua potable para abastecer a más de 2800 habitantes.
Por Silvia Ortiz Stradtmann y Diana Madrigal*
“En ciertos momentos del día cuando la demanda de agua era alta, los pozos no eran suficientes, las escuelas la suspendían y tenían que enviar a los niños a la casa porque no había agua. Teníamos que transportar el agua en baldes o en lo que tuviéramos y hoy con solo abrir la llave, la tenemos siempre”, cuenta Marcos Villegas, presidente de la Asociación de Desarrollo de Santa Fe Los Chiles, en la zona norte de Costa Rica, cerca de la frontera con Nicaragua.
Aunque para muchas personas pueda ser muy normal abrir la llave y obtener agua potable, eso es todavía una aspiración para para 19 millones de personas en Latinoamérica y Caribe.
Al igual que Santa Fe de Los Chiles, Santa Rosa de Pocosol es otra comunidad en la zona norte de Costa Rica, que históricamente ha carecido del servicio de agua potable. La gente allí se abastecía de pozos que bajan considerablemente su producción en época seca, y que además, presentaban problemas de contaminación por coliformes, aluminio, hierro y manganeso, minerales que son riesgosos para la salud, además de instalaciones en mal estado.
Gracias a dos proyectos de ampliación y rehabilitación de los acueductos en ambas comunidades, más de 2800 habitantes de ambas poblaciones cuentan hoy con agua potable. Los trabajos incluyeron también la mejora de la infraestructura ya existente para los habitantes que ya contaban con el servicio.
El proyecto fue ejecutado por el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), con una inversión de cerca de US$5,4 millones; provenientes de la donación del Fondo Español de Cooperación, Agua y Saneamiento en América Latina y el Caribe (FECASALC), con recursos de la Cooperación Española AECID, administrado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y fondos propios del AyA.
El sistema de Santa Fe se abastecerá mediante un pozo nuevo (con su caseta de bombeo y sistema de cloración) y comprende una línea de impulsión de 4,23 kilómetros y 17 kilómetros de distribución y la construcción de un tanque de almacenamiento de 260 metros cúbicos.
En Santa Rosa de Pocosol se construyó un tanque de almacenamiento de 400 metros cúbicos, se instalaron de 4 kilómetros de tubería de conducción, 56 kilómetros de distribución, y se ampliaron 17 kilómetros de tubería para beneficiar a otras comunidades que no estaban contempladas originalmente.
“El agua se iba, teníamos que estar llenando baldes…ahora solo necesitamos abrir la llave, tenemos bastante agua y ya no se va. Esto es muy importante para nuestra comunidad y para la salud, y lo hemos esperado por muchos años” comenta Marco.
Luego de la finalización de las obras en mayo de 2021, el sistema fue entregado a las Asociaciones Administradoras de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Sanitarios (ASADAS) de cada localidad, por lo que los recursos son administrados por los mismos miembros de la comunidad.
El acceso al agua potable mediante obras de calidad es muy importante para el desarrollo de las comunidades, y vital para enfrentar la pandemia del Covid-19. La colaboración entre el AyA, las ASADAS, FECASALC y el BID permitió la concreción de casi 100 kilómetros de tubería en beneficio de estos dos acueductos, a pesar de los grandes retos que trajo consigo la pandemia. Concluir estas obras, es un sueño esperado desde hace más de 10 años por las comunidades y un hito más en el Programa de Agua Potable y Saneamiento del BID.
*Silvia Ortiz Stradtmann es especialista de la División de agua y saneamiento del BID. Diana Madrigal es consultora en agua y saneamiento del BID. Ambas están basadas en Costa Rica.
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