El sector de agua y saneamiento a nivel global es particularmente reticente al cambio, y América Latina y el Caribe no es la excepción. Sin embargo, los prestadores de servicios tienen una oportunidad concreta de despojarse de su status quo y fortalecer su capacidad operativa mediante la adopción de nuevas innovaciones tecnológicas. Para lograrlo, el liderazgo es clave: presidentes, directores y gerentes generales juegan un rol protagónico en la transformación institucional.
Pero ¿cómo puede comenzar ese proceso de transformación? A continuación, exploramos cinco preguntas que contienen respuestas sobr innovaciones tecnológicas —y sus dimensiones estratégicas— que pueden marcar una diferencia significativa en el desempeño de los prestadores de servicios de agua y saneamiento en la región:
1.¿Cómo gestionar las innovaciones tecnologías de forma efectiva?
La innovación, en términos prácticos, se traduce en la creación de nuevo valor. Esto implica que debe ser algo novedoso para el prestador, ya sea a nivel local o global, y que genere beneficios tangibles para el usuario, cliente o beneficiario. La innovación está influenciada por las circunstancias del contexto, las prioridades y las características internas del prestador, así como por su grado de tolerancia al riesgo. Puede manifestarse de diversas formas, tales como innovación incremental o disruptiva; central, adyacente o transformacional; inclusiva; verde y/o tecnológica.
Desde el punto de vista organizacional, el modelo de gestión de innovación para prestadores de servicios de agua y saneamiento cuenta con los siguientes pasos:
- Promover una cultura de innovación y fortalecer el conocimiento dentro de los equipos de trabajo.
- Facilitar la articulación con actores del ecosistema de innovación mediante una mejor comprensión del entorno.
- Establecer expectativas claras.
- Definir metas concretas alineadas con la estrategia institucional.
- Generar oportunidades a través de ideas, iniciativas y proyectos con enfoque operativo.
- Seleccionar las iniciativas más viables mediante una validación técnico-financiera.
- Implementar las soluciones elegidas con base en análisis de factibilidad tecnológica.
- Evaluar de forma continua los avances y resultados obtenidos.
- Clarificar los roles dentro del equipo.
- Definir las funciones y responsabilidades de cada integrante de manera precisa.
El esfuerzo por la difusión de manera didáctica y sostenida del conocimiento, además, contribuye a que las personas cuenten con más y mejores condiciones para poder actuar proactivamente y para que puedan colaborar en soluciones efectivas.
2.¿A qué tecnologías nos referimos?
Es importante entender el concepto básico de cada tecnología de manera simple, intuitiva (minimizando tecnicismos, que solo ameritan cuando requieren ser profundizados). Es decir, se trata de contar a modo de partida con un mínimo común denominador entre todos los involucrados. También cabe tener presente que las tecnologías tienen procesos de maduración (por ejemplo, el nivel de preparación tecnológicas o TRL, por sus siglas en inglés), como también obsolescencia. Las tecnologías pueden relacionarse entre sí y algunas son más transversales, como la tecnología digital. Entender estas características es clave para tomar decisiones informadas sobre su adopción e implementación.
3. ¿Qué beneficios generan las innovaciones tecnológicas en el sector de agua y saneamiento?
Algunas tecnologías son más útiles que otras en cada momento y pueden habilitar las oportunidades de acceso al agua a los usuarios con distinto alcance o, dicho de otro modo, permitir al prestador de servicios afrontar de diferente manera sus desafíos diarios.
Por ejemplo, la tecnología puede favorecer la cantidad de agua puesta a disposición del usuario mediante la reducción de las pérdidas existentes, la mejora de procesos de reutilización o aumentando la fiabilidad de la predicción de caudal. También inciden en mejorar la calidad del agua reduciendo sustancias contaminantes, la turbiedad, el mal olor y/o sabor.
Adicionalmente, las tecnologías pueden contribuir a la eficiencia mediante la reducción de agua no facturada, el ahorro de energía y los costos de mantenimiento de tuberías, la detección de pérdidas de agua desperdiciada, así como contribuir a la sostenibilidad ambiental y la integridad en la prestación del servicio.
4. ¿Dónde aplicarlas en el prestador de servicios de agua y saneamiento?
Dado que los prestadores de servicios asumen una gran diversidad de roles, funciones y responsabilidades, existen múltiples perspectivas para entender, valorar y aplicar las tecnologías. Estas pueden ser implementadas en diferentes etapas del ciclo natural del agua, como la fuente y su relación con el medio ambiente, la captación, el tratamiento y la distribución de agua y saneamiento, así como en el suministro del servicio y la relación con el cliente. Además, las tecnologías pueden aplicarse en distintos ámbitos, como las plantas de tratamiento, la infraestructura de redes, la sede central administrativa y de información, y los activos utilizados.
Las tecnologías también son herramientas clave en actividades operativas, tales como el control de operación, el monitoreo de infraestructura, la gestión energética, el diseño ingenieril y el análisis. Identificar correctamente dónde se pueden aplicar maximiza su impacto y permite una integración más eficiente con los procesos existentes.
5. ¿Cuáles son las tecnologías emergentes en el sector agua y saneamiento?
Las tecnologías emergentes en el sector pueden agruparse en cuatro grandes categorías interrelacionadas.
El primer grupo favorece principalmente la captura datos (como internet de las cosas en medidores inteligentes, a través de drones o satélites en la búsqueda de pérdidas de agua).
El segundo enfatiza principalmente el compilar, transmitir y archivar “datos” (como “big data”, redes inalámbricas, la residencia en la “nube”, entre otros).
Un tercer grupo profundiza mayormente en el análisis de los “datos” y en generar resultados (imagenología, gemelos digitales, georreferenciación, inteligencia artificial, blockchain o ciberseguirdad).
Finalmente, un cuarto grupo cubre una amplia gama de tecnologías como: la automatización (o mecatrónica para gestión de válvulas), la robótica (en la inspección de alcantarilla), la energética (tal como aquellas consideradas “limpias”, hidráulica, solar, hidrógeno verde, etc.), la basada en la física-química (como la osmosis inversa para desalinizar), la nanotecnología (ej: la nanofiltración vía membrana para separar sales logrando desalinización o la nanoburbujas vía inyección de gas a alta presión para mejora de calidad del agua), la química (para detección de contaminantes), la biotecnología (como digestión anaeróbica: proceso biológico que descompone materia orgánica en ausencia de oxígeno o biofilm para tratamiento de agua residuales vía comunidades microbianas para eliminar contaminantes), entre otras.
Cada una de estas respuestas a las innovaciones tecnológicas representan una oportunidad para transformar la forma en que los prestadores operan y enfrentan sus desafíos, siempre que se adopten con criterios técnicos sólidos y una gestión eficaz basada en un equipo humano comprometido.
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Es una alianza estratégica del Grupo BID con socios externos para promover el desarrollo y la adopción de soluciones innovadoras en los sectores de agua, saneamiento y residuos sólidos, con el objetivo de lograr servicios inteligentes, inclusivos y sostenibles, con un enfoque en los proveedores de servicios en América Latina y el Caribe. Fuente de Innovación está financiada por el Gobierno de Suiza, a través de su Secretaría de Estado para Asuntos Económicos (SECO), la República de Corea, a través de su Ministerio del Medio Ambiente, el Gobierno de España, a través de su Ministerio de Economía Comercio y Empresa (MINECO), el Gobierno de Israel, a través de su Ministerio de Finanzas, la Fundación FEMSA y la Fundación Coca-Cola. La alianza también se beneficia de contribuciones directas de IDB Lab y de la División de Agua y Saneamiento del BID. Además, mantiene una estrecha coordinación con el Aquafund, creado con capital del BID y al cual contribuye una amplia gama de socios del sector público y privado.
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