Los beneficios generados por la llamada “Economía Digital” podrían resumirse como el producto de la convergencia de tres grandes tendencias:
- Acceso y uso de información. Las nuevas tecnologías, principalmente el acceso a Internet de alta velocidad (servicios de banda ancha), permiten a cualquier persona acceder a fuentes de información casi infinitas. Y no solamente se trata de información histórica (desde libros fuera de circulación hasta estadísticas especializadas), sino también incluye la generación y comunicación de nueva información de manera automática o de bajo costo (a través de redes sociales, sensores, o mecanismos de retroalimentación inmediata, entre otros). Adicionalmente, nuevas interfaces digitales hacen que las barreras para utilizar la información disminuyan dramáticamente. Por ejemplo, la fabricación de objetos que antes requería de un título de ingeniería mecánica hoy puede ser realizada por un aficionado gracias a la impresión en 3D.
- Menores costos de transacción y coordinación. Similarmente, los avances tecnológicos han permitido una reducción dramática en los costos de transacción y coordinación entre agentes. Dentro de las empresas, funciones que antes requerían coordinación física ahora se pueden realizar a distancia y de manera remota. El surgimiento de grandes plataformas transaccionales hace que la búsqueda de compradores y vendedores se facilite, y las asimetrías de información que a veces generan un mayor costo de transacción se reducen. En general, el “mercado virtual” trasciende las limitaciones y costos que la geografía impone sobre “mercados físicos”.
- Asequibilidad de tecnologías avanzadas. A veces se subestima la capacidad de los dispositivos con los que contamos diariamente. Cualquier teléfono inteligente de mediana capacidad posee mayor capacidad computacional de la que tenía la NASA en 1969, cuando mandó al primer hombre a la Luna. Durante los últimos años, la capacidad de procesamiento de estos dispositivos ha evolucionado exponencialmente, a costos cada vez más bajos. El acceso a equipos con alta capacidad es cada vez mayor a nivel mundial y el hecho de que más de un billón de personas a nivel mundial acceda a ese tipo de poder computacional genera muchas oportunidades de desarrollo.
Estas tres grandes tendencias tienen efectos distintos en los mercados de productos y servicios, en la ciudadanía (y sociedad civil), y en los gobiernos. Por el lado de los mercados, además de las mejoras en productos y servicios existentes, la economía digital permite el surgimiento de nuevos mercados de productos y servicios que antes no existían. Por otro lado, ahora los ciudadanos tienen acceso a más información y mecanismos de comunicación entre ellos y con otros, con lo cual pueden convertirse en usuarios activos de estos servicios y productos. Servicios como Uber o Airbnb, que se convierten en plataformas sobre las que tanto ofertantes como demandantes son usuarios, son un ejemplo del tipo de innovaciones que aparecen producto de estas oportunidades. La economía digital, entonces, ha generado nuevos espacios y oportunidades para el crecimiento económico. ¿Qué pueden hacer los gobiernos para aprovechar al máximo estos espacios? ¿Cuál debería ser el rol del gobierno? Entérate en el próximo post.
Erwin Melgar dice
Buen abordaje del tema, sin lugar a duda que con el acceso a la tecnologia se abre un sin numero de posibilidades para los diferentes gobiernos locales en mejorar la gestión y calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, hay que educar a los ciudadanos en el uso adecuado y responsable de la tecnología para el logro de un buen impacto social y económico en nuestra sociedad