Desde hace 23 años, el 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (VCM). Este día, como lo señala la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas, invita a reflexionar sobre este grave obstáculo para lograr el desarrollo, que implica la violación a los derechos humanos de las mujeres y niñas.
La violencia contra las mujeres es definida por ONU Mujeres (s/f) como “todo acto de violencia basado en el género que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o mental para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”. Esta violación a los derechos de las mujeres puede ser ejercida de distintas maneras y abarca, entre otras manifestaciones, la violencia económica, psicológica, emocional, física y sexual; la trata de personas; la mutilación genital femenina; el matrimonio infantil; la violencia en línea o digital; y el femicidio/feminicidio, o asesinato intencionado de una mujer solo por el hecho de serlo.
La multiplicidad de tipos de violencia contra las mujeres pone en relieve la necesidad de contar con abordajes integrales que permitan afrontar el problema coordinadamente desde varios sectores. Para esto, el primer paso es contar con información y datos confiables, para lo cual es fundamental tener sólidas capacidades estadísticas para medir este tipo de violencia.
¿Por qué se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres el 25 de noviembre?
Esta fecha conmemora el asesinato de las tres hermanas Mirabal en República Dominicana, sucedido el 25 de noviembre de 1960. Ellas fueron asesinadas por el hecho de ser mujeres y reivindicar sus derechos.
Desde inicios de la década de 1980, la fecha fue tomada por diversos movimientos feministas de la región para sensibilizar sobre la violencia contra las mujeres. De hecho, en el primer encuentro feminista de América Latina y el Caribe (ALC), celebrado en Bogotá en 1981, se consensuó fijar el 25 de noviembre como el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres.
Posteriormente, se dio origen a la Campaña de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género (1991), a la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1993), y el establecimiento del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1999). Otros hitos de profunda relevancia en esta agenda han sido la adopción de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará, 1994) y de las recomendaciones generales núm. 19 y 35 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (1992, 2017).
¿Qué nos dicen los datos actuales sobre la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe?
Algunas de las estadísticas disponibles muestran la gravedad de este tipo de violencia en la región:
- Entre el 60% y el 76% de las mujeres y niñas de América Latina y el Caribe ha sido víctima o ha experimentado algún episodio de violencia de género en distintos ámbitos de su vida (Cepal, 2020).
- Una de cada cuatro mujeres entre 15 y 49 años en América Latina y el Caribe ha sido víctima de violencia física o sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida (OPS, 2021).
- 375 personas trans y género-diversas fueron asesinadas en 2021. El 96% de ellas eran mujeres trans o personas transfemeninas, siendo perpetrados el 70% de los asesinatos en América Latina y el Caribe (Trans Murder Monitoring Report 2021, s/f).
- Entre el 74% y 79% de las víctimas de trata de personas en la región son mujeres y niñas (UNODC, 2020).
- Según información de 2020, una de cada cinco adolescentes o niñas había iniciado una unión temprana o contraído matrimonio antes de cumplir los 18 años (Cepal, 2022). Y los matrimonios infantiles en América Latina y el Caribe no han disminuido en los últimos 25 años (Unicef, 2018).
- Según la Cepal, para el año 2020, el femicidio fue la causa de muerte de al menos 4091 mujeres en América Latina y el Caribe.
¿Qué podemos hacer frente a esta situación?
Es fundamental el fortalecimiento de las capacidades estadísticas para diagnosticar, evaluar y actuar frente a la violencia contra las mujeres.
Las estadísticas son indispensables para el diseño y monitoreo de las políticas públicas. Como señala una publicación del Banco Interamericano de Desarrollo referida a la economía política de las capacidades estadísticas de América Latina, y como recalcamos en un reciente webinario sobre la producción de estadísticas oficiales con perspectiva de género, la capacidad estadística de los países está muy relacionada con la posibilidad de tomar decisiones de política sustentadas en evidencia y con la gestión pública basada en resultados. Es más, la formulación de políticas basadas en evidencia es la mejor manera de tomar decisiones plenamente compatibles con un proceso democrático que se caracterice por la transparencia y la rendición de cuentas.
Retos de la producción de datos estadísticos para erradicar la violencia contra las mujeres
¿Qué más pueden hacer las estadísticas oficiales para proporcionar más y mejores datos para erradicar la violencia contra las mujeres? Si bien la región ha avanzado en la generación de este tipo de estadísticas, aún quedan muchos aspectos por profundizar, entre ellos:
- La periodicidad con la que se producen y la suficiencia de los datos: Un primer desafío se relaciona con la periodicidad con la cual medimos este tema. Las encuestas que recolectan datos sobre violencia de género son intermitentes y se corre el riesgo de utilizar datos desfazados en el tiempo. Esto puede generar que las políticas públicas para responder a este problema no se ajusten con las necesidades reales y actuales. Este es uno de los grandes desafíos que enfrentan las estadísticas oficiales, y en particular las oficinas nacionales de estadísticas (ONE).
- Recolección de datos que permitan un abordaje interseccional: es necesario atender la cuestión de cómo el género interactúa con otras variables tales como la identidad étnico-racial, situación de discapacidad, orientación sexual o identidad de género, para promover la inclusión de mujeres de poblaciones diversas en las iniciativas de prevención y atención de la violencia contra las mujeres. Sin embargo, muchas de las operaciones estadísticas (particularmente las encuestas por muestreo) presentan dificultades para obtener estimaciones confiables debido a los tamaños de muestra, limitando su potencial uso para un análisis desde la perspectiva interseccional.
- Necesidad de ampliar la agenda de operaciones estadísticas: es fundamental incluir el relevamiento de nuevos fenómenos de estudio (como la violencia en línea), la aplicación de nuevas metodologías o la utilización de fuentes de datos alternativas, como puede ser el uso de registros administrativos con fines estadísticos.
- Estandarización de metodologías para permitir la comparación regional: utilizar metodologías comunes y estandarizadas facilitará el camino para que los países de América Latina y el Caribe recopilen, identifiquen, registren, verifiquen y actualicen la información derivada de este tipo de violencia y se establezca una comprensión común sobre las características de este grave problema.
A múltiples problemas, múltiples soluciones
En los últimos años, los países de la región se han comprometido con la erradicación de la violencia contra las mujeres. Se han tomado acciones de política pública tendientes a desatar los nudos estructurales de la desigualdad de género. Y para ello se han provisto de insumos que permitan monitorear las acciones implementadas, especialmente a través de la generación de estadísticas oficiales que logren cuantificar y caracterizar las situaciones de violencia contra las mujeres.
¿Qué está haciendo el BID para combatir la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe?
El BID está comprometido con promover y apoyar el desarrollo de estas iniciativas. Una de ellas es el apoyo brindado para la realización de Encuestas sobre Violencia contra las Mujeres en cinco países del Caribe (Granada, Guyana, Jamaica, Surinam y Trinidad y Tobago). La información recabada permitió elaborar el informe de investigación Intimate Partner Violence in Five CARICOM Countries: Findings from National Prevalence Surveys on Violence against Women, que se centra en la prevalencia de la violencia de pareja íntima para estos países. También se apoyó la realización de encuestas a hogares en El Salvador, Paraguay y República Dominicana; siendo todavía las encuestas de hogares un instrumento indispensable para medir esta problemática.
De igual forma, el BID, junto con la Iniciativa Latinoamericana de Datos Abiertos (ILDA), realizó un estudio exploratorio sobre la medición del feminicidio en cinco países de la región (Ecuador, Honduras, Jamaica, Panamá y Paraguay). En este estudio se analizó cómo se construyen este tipo de estadísticas, qué variables se consideran, qué metodologías se emplean y cuál es el nivel de acceso a los datos de feminicidios en cada uno de estos países.
El documento Feminicidio en América Latina y el Caribe: Una ruta hacia la estandarización de los datos (por publicar en 2023) propone una metodología de estandarización regional de datos de feminicidios para poder diseñar instrumentos de política adecuados a cada contexto, así como también, para dimensionar el problema dentro y entre países.
Este trabajo está en línea con el Marco Estadístico para Medir las Muertes Violentas de Mujeres y Niñas por Razones de Género, iniciativa global impulsada por las Naciones Unidas. Este marco identifica, entre otros elementos, la definición estadística y la tipología de estos homicidios, los cuales se ajustan a la estructura y al marco de la Clasificación Internacional de Delitos con Fines Estadísticos y, por tanto, puede aplicarse independientemente de la legislación nacional específica para dichos delitos.
En líneas más generales, el BID está apoyando técnica y financieramente iniciativas orientadas a mejorar la disponibilidad de información en la región a través de la apertura de datos y promoviendo la generación y difusión de estadísticas oficiales, por ejemplo, mediante el fortalecimiento del Observatorio de Violencia Basada en Género hacia las Mujeres en Uruguay.
Adicional a estos esfuerzos, el BID está comprometido con la prevención, atención y persecución de la violencia contra las mujeres, contribuyendo a proyectos que abordarán de manera innovadora estos aspectos, como la expedición de medidas de protección a través del uso de inteligencia artificial en el Estado de Ceará en Brasil, la creación de un bien público regional para fortalecer las capacidades institucionales para responder a la trata de personas con enfoque de género en ALC y la creación de productos de conocimiento como la herramienta técnica de “Estándares y herramientas para la gestión de casos de violencia sexual y basada en género“.
Ante un escenario poco alentador por las actuales cifras de violencia contra las mujeres en la región, es necesario continuar profundizando los esfuerzos de los países en esta materia. La multiplicidad de dimensiones involucradas en este tipo de violencia pone en evidencia la necesidad de abordajes integrales que tengan un sustento empírico, por lo que la problemática también debe ser abordada mediante el reforzamiento de las capacidades estadísticas de los países y, de este modo, contar con datos de calidad para el diseño, monitoreo y evaluación de las políticas públicas para combatir de manera efectiva la violencia contra las mujeres.
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