México es un país geográficamente privilegiado por su ubicación y por la gran diversidad de recursos naturales que posee. En las últimas dos décadas, el país ha logrado estabilidad económica y una amplia apertura comercial, sin embargo, el crecimiento no ha sido suficiente para generar mayores niveles de bienestar para sus habitantes. Los beneficios han sido desiguales y se han reflejado en acentuadas brechas de desarrollo entre el norte y el sur del país.
Las políticas de apertura económica y de desarrollo fueron importantes. Sin embargo, por sí solas no resultaron suficientes para eliminar, o al menos reducir las disparidades sociales. El resultado es la coexistencia de diversos “Méxicos” que crecen a velocidades distintas y cuya asincronía ha comenzado a limitar el potencial de desarrollo del país en su conjunto. Basta con ver que, en los últimos 20 años, la economía creció en promedio 2,4% y bajo las condiciones estructurales actuales no se ve espacio para más.
¿Qué falta aún por hacer en México?
México precisa que cada región converja al ritmo de desarrollo de las zonas más avanzadas del país. Partimos de la premisa de que México no puede continuar con el mismo modelo de políticas y esperar obtener resultados distintos en el desarrollo y crecimiento del país. Más importante aún, creemos que la clave para lograr estas transformaciones del entorno social y económico es atender de manera específica y focalizada las necesidades de cada región del país, de tal forma que permitan con el tiempo diluir las brechas existentes.
Cerrar las divergencias sociales y económicas sin desacelerar la velocidad del desarrollo requiere una perspectiva integral. Una visión estratégica que incluya por un lado impulsar políticas públicas transversales que beneficien todas las regiones, y por otro, aquellas políticas que apunten a los factores específicos que están limitando el desarrollo en cada zona del país.
Esta no es una tarea menor, pero se puede iniciar profundizando el financiamiento de infraestructura que reduzca las brechas entre estados garantizando la provisión de infraestructura social de calidad que beneficie a los hogares y favorezca el capital humano e incentivando una política industrial de encadenamiento productivo entre las distintas zonas del país. No obstante, el status quo de crecimiento no cambiará si no se tiene un mercado laboral que fomente la productividad y que se refleje en mejores ingresos del hogar, así como, en un entorno institucional transparente, favorable al emprendimiento y crecimiento del sector privado.
Esta perspectiva en detalle se plasma en BIDeconomics México, el cual es resultado de estudios y apoyos a políticas realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo en busca de brindar las bases idóneas para el diseño de mejores políticas públicas. La meta: contribuir a cerrar los caminos divergentes sociales y económicos que se han producido y servir como un vehículo para converger a los niveles de vida que un país con los recursos naturales, físicos y humanos como México debe aspirar.
Gobierno Digital y Gasto Eficiente
Mejorar la prestación de servicios públicos, la participación ciudadana y la transparencia requiere de la priorización e institucionalidad de la Agenda Digital Nacional. Para un gasto eficiente, es necesaria la reorientación del gasto hacia objetos valorados por la sociedad, reduciendo costos innecesarios.
Para ello, el BID considera pertinente:
- Crear un esquema de identidad digital que permita hacer los servicios más eficientes y avanzar la agenda de servicios en línea.
- Mantener la coordinación de políticas digitales transversales, incluyendo ciberseguridad, para garantizar el uso óptimo de la tecnología y la continuación del enfoque de “gobierno como plataforma”.
- Formalizar la institucionalidad de la Estrategia Digital Nacional.
- Requerir marcos de gastos de mediano plazo que alienten el uso más eficiente de los recursos públicos.
- Rediseñar críticamente el presupuesto para reducir o eliminar el financiamiento a los programas poco efectivos y potenciar aquellos exitosos.
- Incrementar la inversión pública, fortaleciendo el sistema de compras públicas, adquisiciones y licitaciones.
La versión original de este artículo fue publicada en El Economista de México bajo el título ¨BIDeconomics”: Un sólo México pero a distintas velocidades.
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