Cada año mueren en el mundo aproximadamente 1,2 millones de personas y otras 50 millones sufren lesiones graves como consecuencia de siniestros de tránsito. La mayoría son niños y jóvenes en países en desarrollo. La conducción a velocidades excesivas o inapropiadas es uno de los principales factores de riesgo de estas colisiones. En uno de cada tres siniestros de tránsito el exceso de velocidad estuvo involucrado.
En el BID estamos comprometidos con mejorar la seguridad vial en la región. En el marco de la Cuarta Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial, en nuestra sede en Washington D. C. organizamos la pasada semana una exposición con piezas recuperadas de siniestros de tránsito reales: “Los restos de la velocidad #SlowDown”. En esta exposicion queríamos representar alguna de tantas historias que se terminan antes de tiempo a causa de la velocidad. Son un testimonio de la fragilidad humana. Un recuerdo de que al manejar somos responsables de nuestras vidas y de las de aquellos que nos rodean.
Los siniestros de tránsito no son “accidentes” ya que son previsibles y prevenibles. Hay acciones concretas que se pueden realizar para reducir el riesgo de sufrir un choque. Mantener una velocidad adecuada al conducir es una de las acciones más efectivas. Ciudadanos, sociedad civil, gobiernos, organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales: es nuestra responsabilidad promover este mensaje. De esta forma, lograremos reducir el número de víctimas, y por tanto, los restos de la velocidad.
Esta exposición fue además complementada con un panel de discusión donde se contaron cuatro perspectivas sobre cómo la velocidad afecta a nuestras vidas y a la sociedad en su conjunto. La conversación introducida por el Presidente del BID, Luis Alberto Moreno, se dio entre la Asesora Regional de Seguridad Vial de la OPS/OMS, Eugenia Rodrigues; el encargado de un deshuesadero de Washington D.C., Oswaldo Vega quien donó ocho de las piezas de “Los restos de la velocidad”; la Directora del Programa de Seguridad Vial del World Resources Institute (WRI), Claudia Adriazola; un supervisor de seguridad del BID, Marcos Ramírez, quien fue recientemente víctima de un atropello mientras iba en su bicicleta camino a casa; y la Especialista Senior de Transporte y Coordinadora del Área Estratégica de Seguridad Vial, Ana María Pinto.
Aquí un resumen de ¨Los restos de la velocidad¨:
Fotos de Oscar Alvarez
En casi toda ALyC falta capacidad en los recursos humanos, públicos y privados, para afrontar desafío de INSeguridad Vial Ana Ma.
Excelente muy bueno gracias por compartir
La industria automotriz debería colaborar consecuentemente con la fabricación de vehículos cuyas velocidades máximas no superaran las aconsejadas por la sensatez y las permitidas por ley.