Cuando pensamos en infraestructuras de integración regional, o de integración entre países en general, lo primero que se nos viene a la cabeza es una obra de gran envergadura y elevado presupuesto. Pensamos en una financiación bajo una compleja estructura de colaboración entre países y cuyo periodo de preparación y maduración requiere de un complejo entramado institucional y financiero. Y puede ser.
Uno de los ejemplos más icónicos es el Eurotúnel. Esta obra submarina sin precedente, un túnel de algo más de 50km, conecta la ciudad francesa de Coquelles, con la ciudad inglesa de Folkestone. Supuso más de 9.000 millones de libras esterlinas. Tras décadas de propuestas y estudios, y en el marco de una Unión Europea consolidada, pudo ser inaugurada en 1994. Es indudable el impacto económico y geopolítico que una obra de este tipo representó en el marco europeo.
Sin embargo, no todos los proyectos de integración regional cumplen con este tipo de características.
Ni tan siquiera tienen por qué ser proyectos que requieran de una coordinación internacional en su ejecución. Por ejemplo, los efectos que las mejoras en un puerto nacional puedan tener a nivel regional, como es el caso del Puerto Cortés en Honduras.
En la medida en la que profundizamos en las cadenas de valor de exportación de los países, vemos que las ramificaciones de los efectos de la integración regional van más allá incluso de este tipo de infraestructuras físicas de vocación internacional.
Analizar de forma cuantitativa el impacto a nivel regional de un proyecto, requiere de una aproximación adecuada de los beneficios y costos sociales de los proyectos. Por ello, en un proyecto de alcance regional el estudio de los cambios de excedentes económicos debe considerar todos los países involucrados. La Metodología de Evaluación Socioeconómica de Proyectos de Infraestructura de Integración Regional (Campos y Betancort, BID, 2018) presenta como a través de la evaluación Costo-Beneficio tradicional se puede abordar de manera integral los impactos regionales. Esta herramienta permite identificar y comprender como se reparten costos y beneficios de un proyecto regional entre sectores económicos de cada país. Este conocimiento ayuda a diseñar esquemas de financiamiento y mecanismos de compensación más justos entre países y/o sectores económicos.
La región mesoamericana, concentra algunos de los ejemplos más representativos de integración regional para los cuales esta metodología puede ser aplicada. Proyectos como el Sistema de Interconexión Eléctrica para América Central (SIEPAC) o la Red Internacional de Carreteras de América Central son un claro ejemplo de ello.
En el caso de SIEPAC ha habido un avance en términos de infraestructura, acompañado de la creación de institucionalidad regional y un mercado común eléctrico.
En el caso del transporte de cargas y logística, se ha evolucionado desde una identificación de carreteras regionales (RICAM), hasta la priorización de corredores logísticos. Estos permiten incrementar las cadenas regionales de valor y beneficiar a la mayor parte de los territorios de una región integrada.
Mesoamérica es un ejemplo de abordaje integral del problema en donde podemos identificar tres niveles:
- permeabilidad nacional, facilitando la movilidad de cargas en todo el territorio nacional, incluyendo el medio rural y las zonas tradicionalmente aisladas
- conectividad regional, a través de la continuidad estandarizada de ejes vertebradores de la región como es el Corredor Pacífico. En este nivel cobra un papel central la armonización de los sistemas de control fronterizo
- facilitación del comercio extrarregional, aprovechando sinergias regionales de instalaciones portuarias y aeroportuarias.
Los grandes desafíos que la región Mesoamericana ha enfrentado en términos de integración, han resultado en que la región se convierta en una valiosa fuente de lecciones aprendidas en cuanto a un abordaje multimodal y multidimensional de la integración. Este aprendizaje aglutina acciones en infraestructura primaria y secundaria, institucionalidad regional y planificación estratégica logística.
Un análisis detallado de estos avances ha sido recopilado en la publicación Conectividad para el desarrollo regional: La experiencia de Mesoamérica (BID 2019, Arteaga y Salazar).
Los pasos de frontera siguen siendo uno de los principales cuellos de botella a la integración física entre países. Una resolución para ello requiere fundamentalmente acciones “soft”, de facilitación y armonización de procesos.
Las Cadenas Regionales de Valor con una visión inclusiva del territorio son vectores sostenibles de desarrollo. Estos se ven obstaculizados por los altos costos logísticos y de comercio. La mejora de la calidad de la infraestructura y sus servicios, y los equipamientos tecnológicos, y la modernización de la legislación, permitirán la adopción de tecnologías. Todo ello facilitará los instrumentos de comercio vía electrónica.
Hola, soy investigador de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Costa Rica, me encantaría entrevistar al señor Raúl Rodríguez Molina con respecto a este tema. Enviarme un correo a [email protected]
Muchas Gracias.