Existen actualmente dos tendencias en la forma de tomar decisiones:
- la primera está basada en experiencia (Highest Paid Person’s opinión – HiPPO)
- la segunda basada en evidencia (Data Driven Decision Making – DDDM).
Las organizaciones que toman decisiones basadas en experiencia tienden a dejar de lado la opinión de los jóvenes profesionales, pues el criterio de especialistas es muy relevante. En el caso de las organizaciones que toman decisiones basadas en evidencia, el sustento fundamental gira en torno a los datos. Esto no significa que el criterio de la gente experimentada se desestime. Al contrario, se suma al análisis para así crear un ambiente homogéneo donde los analistas de datos ayudan a sustentar las decisiones usando herramientas estadísticas o de inteligencia artificial.
El ambiente para la toma de decisiones basadas en evidencia se ha visto fortalecido en esta época del desarrollo humano. En los últimos 30 años, gran parte del conocimiento acumulado se ha hecho accesible.
Estamos atravesando una época de revolución de los datos, y se empizan a escuchar nuevos términos como Big Data, Ciberseguridad, Machine Learning, entre otros.
Muchas organizaciones han comenzado a documentar su información y por tanto a generar datos, sin embargo esto no significa ser una organización DDDM, pues ¿De qué sirve tener datos si estos no producen un valor agregado a todo nivel? Para esto, los datos deben ser organizados y analizados para sustentar toda toma de decisiones.
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La situación que estamos viviendo actualmente por el COVID 19, para la cual no estábamos preparados, vino a cambiar la forma en la que percibimos nuestro entorno y ha puesto a prueba nuestro ingenio para resolver problemas de manera remota, y ahora nos podemos dar cuenta del valor de los datos. La oportunidad que la innovación de los datos le ofrece al mundo, es virtualmente incomparable. Las herramientas de software ya están revolucionando nuestras vidas de maneras sorprendentes. Ahora, estas herramientas están ayudando a las personas a descubrir las respuestas escondidas en una cantidad enorme y creciente de recursos de datos.
El sector transporte, por ejemplo, demanda una gran cantidad de datos para alimentar herramientas tecnológicas que posteriormente contribuyen a la toma de decisiones, como lo son las matrices origen-destino en la planificación de sistemas de transporte.
Existen otros actores del sector que también podrían centrar sus decisiones en los datos, a saber: las agencias ejecutoras en el monitoreo de proyectos, los financistas en el uso y destinanción de sus recursos. Incluso, los usuarios para monitorear las dinámicas de los sistemas de transporte y cómo ellas tienen un impacto en su diario vivir.
Hablar de datos no tiene porque ser algo tan lejano. Por el contrario, es algo muy cotidiano. Es increíble pensar la cantidad de datos que podemos sacar nosotros mismos, desde nuestras características física (peso, edad, etc.), hábitos, horarios, pagos recurrentes, entre otros. Ahora que nuestra vida está estrechamente vinculada al internet, el uso del celular y la computadora, hace que constantemente y tal vez hasta sin darnos cuenta, estemos produciendo datos sobre nuestras actividades a todo nivel. Sustentar la toma de decisiones cotidianas podría ayudar a optimizar el gasto personal, los recorridos, los horarios, y muchas otras decisiones que tomamos diariamente.
Pasar a un criterio de toma de decisiones basadas en evidencia, no tiene que significar la implementación de sistemas complejos o grandes inversiones de dinero. Es de hecho, una cambio transversal a nuestra manera de analizar las variables relevantes en cada decisión. Aprender a usar la experiencia como mecanismo generador de datos, de la mano del uso de herramientas tecnológicas muy simples en nuestra vida cotidiana, nos permitirá optimizar, tanto a nivel personal como profesional, los resultados de nuestras decisiones.
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