* Por Carlos Irigaray
Hace un par de meses fui al médico y me avisaron de que mis indicadores de salud estaban un poco fuera de punto. Obviamente me tocaba volver a hacer ejercicio. Mientras debatía en qué días y horario empezar, recibí una convocatoria del Programa de Responsabilidad Ambiental y Social Corporativa del Banco Interamericano de Desarrollo anunciando el desafío “Bike to Work”, un concurso organizado para que en nuestro desplazamiento hacia el trabajo reemplacemos el vehículo tradicional por la bicicleta por unos meses. Las ventajas eran obvias. Si ganaba me tocaban mil dólares para comprar una bicicleta nueva, ahorraba el costo de 3 meses de estacionamiento, hacía algo bueno por el medio ambiente y, lo más importante, resolvía el problema del ejercicio diario. Pero también podía ver algunas desventajas. Iba a tener que salir más temprano de mi casa, iba a tener que resolver el problema logístico de cuándo y cómo llevaba mi ropa al Banco e iba a tener que pensar en un “plan B” para los días de tormenta.
Como nunca he ganado nada, me apunté. Cuando mi nombre salió sorteado, mi primera reacción fue de alegría y emoción. Empecé a pensar en la bicicleta nueva que me iba a comprar. Pero enseguida me di cuenta de que no había considerado todos los detalles. Por ejemplo mi esposa tendría que dejar de ir al trabajo en automóvil porque el compromiso era cancelar el estacionamiento por 3 meses. Su ¨premio¨ era ir en metro o acompañarme en bicicleta. Eligió acompañarme y ya hace más de 3 semanas que vamos juntos al trabajo.
La distancia desde nuestra casa a la oficina es de 12 millas. Tardamos el mismo tiempo en llegar que en el automóvil evitando la congestión de automóviles que se produce a primera hora de la mañana. La diferencia es que ahora pasamos 45 minutos disfrutando de la naturaleza en vez de sufrir el estrés del tráfico. La mayoría del trayecto es en el “Capital Crescent Trail”.
Me está gustando tanto el desafío que estoy considerando continuar después de los 3 meses mientras el clima lo permita. Además estoy pensando participar en un century ride el próximo septiembre.
* Carlos Irigaray estudió ingeniería en París, Francia. Luego obtuvo una maestría en Ingeniería de Sistemas de “George Washington University”. Ingresó al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hace 20 años y actualmente se desempeña como Jefe de la Sección de Tecnologías de Información y Audiovisuales en la Secretaría del BID.
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Me parece muy buena la idea de ir en bicicleta al trabajo. Me podrían decir en que ciudad se lanzó este concurso?
Todavía me parece un sueño lejano poder ir al trabajo en bicicleta en América Latina, ya que en muchas ciudades los buses y autos viejos poluyen el aire que respiramos. Considerando esa situación, el trayecto en bicicleta hasta el trabajo se convierte en algo poco placentero.
Hola Cheli: muchas gracias por su mensaje.
El concurso se dirigió a los empleados del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de la sede central, en Washington, D.C. Tiene toda la razón cuando comenta que la polución y la congestión del tránsito dificultan que se pueda utilizar la bicicleta para ir al trabajo en muchas de nuestras ciudades en América Latina y el Caribe. Precisamente en encontrar soluciones para estos temas y en fortalecer el transporte en América Latina y el Caribe en todas sus vertiente estamos trabajando a fondo en la División de Transporte del BID conjuntamente con los gobiernos de nuestra región. Reciba saludos cordiales y la invitamos a seguir leyendo Moviliblog y aportando sus comentarios y sugerencias.