Las mujeres hondureñas están haciendo historia al ingresar en trabajos típicamente masculinos. Una iniciativa pionera en el país. Están aprendiendo un nuevo oficio gracias a un proyecto del Sector de Inversión Estratégica (INVEST) del gobierno de Honduras con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo – BID.
Existen cinco tipos de taller: mantenimiento preventivo de equipo pesado, carpintería básica, albañilería básica, electricidad básica y operación de maquinaria pesada (excavadora hidráulica, retroexcavadora y cargadora frontal sobre ruedas). Los talleres duran entre tres y cinco meses. En las clases prácticas, estas mujeres están construyendo ladrillo por ladrillo una nueva sala de clase para una escuela, que se encuentra en la zona de La Barca, además de los utensilios de madera como mesas y puertas.
El grupo piloto tiene actualmente 44 mujeres de los municipios de Potrerillos, Pimienta y Santa Cruz de Yojoa. Reciben uniforme, alimentación, transporte y un bono de remuneración mientras están haciendo los cursos. Una vez concluyen estos cursos, ya pueden ser contratadas por el Instituto de Formación Profesional (INFOP) y por una empresa especializada, lo que significa que van a formar parte de la mano de obra que trabaja en las carreteras que se están mejorando mediante la financiación del BID, como la carretera CA-5 Norte.
La cuestión de la falta de oportunidades de empleo es un problema crucial en Honduras. Para estas mujeres, las opciones de trabajo se restringían al comercio o actividades agrícolas. La mayoría de las que ingresaron al proyecto estaban desempleadas. Por eso, estas mujeres están motivadas a aprender un nuevo oficio y así abrir nuevas oportunidades. “Estas mujeres llegan a la clase a la hora y muy alegres. Están realmente centradas en aprender y son perfeccionistas en lo que hacen”, explica Maria Eugenia Flores, especialista social del proyecto.
Estas mujeres rompen con la idea de que algunos trabajos no son para las mujeres. “Al principio algunas personas de mi familia pensaban que no iba a poder hacerlo, que levantar una pared es cosa de hombres y que no podría cargar el cemento”, dice Marina Flores, de 21 años, madre de una niña de 4 años. “Pero las mujeres claro que pueden. Después de todo, si las bolsas de cemento son pesadas, basta con cargar una a una o tener la ayuda de una compañera”, dice Marina.
La mayoría de ellas son madres solteras. Karen Medina, por ejemplo, cuida sola de 4 hijos y está muy feliz con las clases de carpintería. “Nunca imaginé que sería capaz de hacer puertas, cajones y sillas. Mis hijos están orgullosos de mí “, dice Karen. El profesor de la clase de carpintería elogia las alumnas: “Ellas son más detallistas que los hombres”, explica Carlos López.
El especialista Sectorial de Transporte del BID, Alfonso Salazar, resalta que para el Banco es importante el enfoque de género: “El banco ha implementado una política de género en la que ha incorporado a la mujer en la cadena productiva. Nosotros acompañamos en este esfuerzo al Gobierno de Honduras porque creemos que es importante que los beneficios giren con acciones deliberadas hacia las mujeres. Queremos que las mujeres hondureñas tengan más posibilidades de obtener un ingreso.”
La cuestión de género se discute en clases especiales donde las alumnas aprenden sobre la gestión del propio dinero, la autoestima y el empoderamiento. Al final, no son muchas mujeres en el mundo las que manejan, por ejemplo, una retro-excavadora. Joselin Alcerro, Karen Rodríguez, Jamileth Alguirrez y Marilian Ramírez son las primeras hondureñas ya cualificadas para ello: pasaron por pruebas y recibieron certificados. Es un paso importante en la vida de cada una de ellas, ya que ni siquiera conducían un coche antes de pensar en pilotar una retroexcavadora. “El primer día las piernas me temblaban, pero todo fue una cuestión de aprendizaje y mucho entrenamiento. Ahora ya lo hago todo sin miedo”, explica Karen Rodríguez, casada y tiene 2 hijos. Ella es una de las mujeres ya contratadas para trabajar en el tramo de la carretera CA-5 Norte.
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