El teleférico que une La Paz con la ciudad de El Alto es una alternativa real de transporte. Miles de viajeros ahorran tiempo utilizando este método de desplazamiento que ha contribuido a aliviar el tráfico caótico de dos de las ciudades más altas del mundo.
Viajan por el cielo de la ciudad que toca las nubes. Suspendidas por un cable en las alturas unas ochenta mil personas parecen no prestar atención a las impresionantes vistas. Tampoco dan la impresión de sentir el efecto de la presión en sus oídos o cómo va cambiando la temperatura en el exterior. Están acostumbradas. Utilizan a diario este método de transporte. Se desplazan en el teleférico que une las ciudades bolivianas de La Paz y El Alto, la red de transporte urbano más alta y más larga del mundo. Y que, a 19 kilómetros por hora, les ahorra en promedio un 22% de tiempo de desplazamiento.
El transporte colectivo es uno de los grandes desafíos para las ciudades de Latinoamérica, que siguen creciendo rápidamente en número de habitantes y tráfico. Se prevé que para el año 2030 tengan 130 millones de habitantes más de los que tenían en 2010, un año en el que por cada niño nacido se registraba una media en la región de 2,5 nuevos vehículos a motor. El Alto, por ejemplo, pasó de once mil habitantes en 1950 a un millón en la actualidad y, a 4070 metros de altitud, se convirtió en la ciudad grande más alta del mundo. Quince kilómetros de distancia y 420 metros de altura la separan de La Paz. Un camino que recorren a diario cerca de medio millón de personas.
Muchos viajeros han logrado reducir el tiempo de desplazamiento gracias al teleférico, que en sus primeros dos años de operación transportó a 40 millones de pasajeros. Y el pasado diciembre alcanzo los 100 millones de pasajeros transportados del desde el 2014.
Los retos de crecimiento y de movilidad han llevado a buscar alternativas a los modos tradicionales de transporte urbano, incluyendo los teleféricos, que tradicionalmente se han asociado a las estaciones de esquí y a atracciones turísticas. En la última década numerosas ciudades del mundo han construido redes de teleférico para aliviar la presión del tráfico y facilitar los desplazamientos: Portland o la isla Roosevelt, en Estados Unidos; Medellín, Caracas o Río de Janeiro, en Sudamérica; Lagos o Constantina, en África; Hong Kong o Maokong, en Asia; y Koblenz, en Europa son algunos de los ejemplos más claros de la presencia de líneas de teleférico en el transporte urbano a nivel mundial.
Todas ellos vieron en este sistema de transporte las ventajas de no requerir una infraestructura masiva, de poder integrarlos fácilmente a las redes de transporte existentes para crear sistemas multimodales, de salvar terrenos accidentados o de utilizar energía eléctrica para su funcionamiento. En el caso de Medellín (Colombia), además, se han realizado numerosos estudios que sugieren que los teleféricos mejoraron la integración urbana y modernización de vecindarios, accesibilidad y seguridad, calidad de vida, oportunidades de empleo y contaminación percibida.
Los teleféricos pueden suponer una reducción del tiempo de transporte urbano, factor que trae asociados otros efectos positivos como un mejor y más rápido acceso al mercado laboral o a servicios de salud y de educación, así como mayores oportunidades para la realización de otras actividades cívicas. En el caso del teleférico de La Paz- El Alto, un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo demostró que, sin importar la distancia del traslado, usar este medio de transporte permitía ahorrar un 22% del tiempo total o una media de 9 minutos.
Al igual que otras opciones de transporte, el teleférico tiene algunos puntos en contra. Los usuarios tienen que pagar cerca del doble de lo que cuestan los minibuses, las pequeñas furgonetas de transporte informal y, generalmente, de escasa calidad, que atestan las calles de la ciudad del altiplano. En un país como Bolivia, donde el 29% de la población urbana vive en situación de pobreza, ésta es una de las principales desventajas de la red del teleférico. El alto costo de ponerlo en funcionamiento y su reducida capacidad de viajeros comparada con otras opciones de transporte masivo actúan también como freno para que el teleférico se convierta en una alternativa para el transporte masivo de pasajeros. No obstante, en América Latina que tiene muchas ciudades montañosas la orografía juega a favor de esta forma de transporte.
En un día laborable, el sistema paceño puede mover 3.000 pasajeros por hora en cada dirección. 427 cabinas con una capacidad individual de diez usuarios entran cada doce segundos en una de las once estaciones que conforman la red. Un alivio para el tráfico caótico de una ciudad cuyas características geográficas y topográficas requerían invertir en un sistema de transporte no convencional. Y un método eficaz para los habitantes de la localidad vecina de El Alto que necesitan una conexión adecuada con sus trabajos en la capital del país. Viajando por el cielo de una de las ciudades más altas del mundo.
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