Nueva publicación con ideas operativas para su articulación en proyectos de desarrollo
Es hora de resaltar las oportunidades que existen para trabajar de manera simultánea dos de los retos de desarrollo más relevantes en la región de América Latina y el Caribe: la carrera por la igualdad de género y la migración intrarregional repentina y de gran magnitud que enfrenta la región.
¿Alguna vez se han planteado cuál es la relación entre la migración y la igualdad de género? Empecemos por lo básico: 50% de los migrantes dentro de América Latina y el Caribe son mujeres. Para ellas, es mucho más difícil validar y aplicar sus conocimientos académicos en el medio laboral de los países de destino. La mayoría de mujeres migrantes desempeña tareas que no reflejan su capacidad y formación académica. Esta situación se agrava con la dificultad para acceder a permisos de trabajo y documentos, lo que las conduce a insertarse en economías cada vez más precarias. Ellas son, a su vez, más proclives a sufrir explotación sexual y ser víctimas de tráfico ilegal durante el trayecto migratorio e incluso una vez que han llegado a los lugares de destino.
La feminización de la migración
Las razones por las cuales las mujeres migran han evolucionado: hasta los años 80, las mujeres migraban principalmente como dependientes de sus parejas. Estos últimos, a la luz de los estereotipos de género, eran vistos como individuos geográficamente más móviles y autónomos, mientras que ellas migraban para reunirse con sus cónyuges y hacerse cargo de actividades relacionadas principalmente con el cuidado del hogar. Sin embargo, los cambios en la economía global de los años ochenta (que redujeron la demanda de trabajadores industriales de sexo masculino), los nuevos patrones demográficos de los países del Norte (envejecimiento de la población) y una estructura estatal con retos para garantizar servicios públicos de cuidado para personas mayores, aumentó la demanda de mano de obra femenina, en especial la de bajo costo, en los sectores asociados a tales servicios, lo cual condujo a la inserción activa de las mujeres migrantes en esos mercados y labores.
La denominada “feminización de la migración” se inscribe en una nueva dinámica socioeconómica en la que las mujeres comienzan a desplazarse de manera independiente, se insertan en el mercado laboral y tienen la capacidad de aportar a través del envío de remesas cuyas sumas son incluso más elevadas que las de los hombres (al menos en términos relativos a sus ingresos).
La integración de la perspectiva de género en los proyectos de desarrollo y en las políticas públicas ha demostrado ser determinante y tener implicaciones incluso en uno de los retos de desarrollo más recientes: la migración repentina y masiva que está ocurriendo en los países de América Latina y el Caribe. El género influye marcadamente en las motivaciones para migrar, los trayectos elegidos y/o la posibilidad de integrarse en el lugar de destino.
Oportunidades en la carrera por la igualdad de género y la migración intrarregional
Con el fin de contribuir a una mejor comprensión del fenómeno y al desarrollo de políticas públicas que resalten las oportunidades que existen para trabajar de manera simultánea y coherente en dos de los retos de desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo a través de su Unidad de Migración y la División de Género y Diversidad ha preparado esta primera publicación en la que se exponen los desafíos específicos que confrontan hombres y mujeres en el proceso migratorio.
Este documento evidencia de manera positiva, cómo en todo el mundo, los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil están trabajando de diversas maneras para mejorar las oportunidades de las mujeres migrantes y refugiadas. En ese sentido, el documento expone, como fuente de motivación, una pequeña muestra de la gran diversidad de acciones que se pueden llevar a cabo en las varias dimensiones de la perspectiva de género.
Adicionalmente, el documento discute una serie de políticas migratorias con perspectiva de género, así como estrategias y recomendaciones puntuales para abordar las dificultades que aquejan particularmente a las mujeres migrantes. La nota repasa políticas de migración laboral; políticas sobre violencia de género, políticas de reunificación familiar; de inmigración y gestión de fronteras, y sugiere algunas estrategias y recomendaciones, entre las que destacan mejorar los datos de migración desagregados por sexo; abordar los factores discriminatorios tanto en los países de origen como en los de destino; reducir los riesgos durante el trayecto migratorio; defender los derechos de las víctimas a través de un marco de migración seguro; garantizar el derecho a la salud, en especial a la salud sexual y reproductiva; y promover el diálogo, el trabajo en red y las alianzas entre todos los grupos que tienen algún nivel de injerencia en las políticas de migración femenina. Finalmente, el trabajo concluye con un epílogo fundamental para estos tiempos donde se discuten los efectos diferenciados de la pandemia del COVID-19 en estas poblaciones, con un énfasis particular en los retos de empleabilidad que enfrentan las mujeres de la región en este momento.
Con esta aproximación se busca que los programas de política pública centrados en las mujeres migrantes les aseguren condiciones y apoyos mínimos para su desarrollo sostenible con calidad de vida.
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