Uno de los mayores retos estructurales del mundo moderno es la ruptura del equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Los modelos económicos que estimulan la explotación desenfrenada de los recursos naturales sin ninguna preocupación por sus consecuencias han causado serios fenómenos de transformación del medio ambiente, especialmente en relación con el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad.
La alteración de este marco autodestructivo es crítico para la supervivencia de los seres humanos sobre la tierra y ha sido objeto de numerosos debates globales. Teniendo en cuenta la gravedad del problema y la complejidad de las posibles soluciones a la cuestión, el éxito de este esfuerzo sin duda dependerá de la utilización de todas las políticas públicas a favor de la restauración del equilibrio ecológico y el desarrollo sostenible.
En este sentido la política fiscal con sus principales componentes – impuestos, gastos públicos e incentivos fiscales – puede unirse plenamente al esfuerzo de fomentar la preservación del medio ambiente mediante el aprovechamiento de la posibilidad de su utilización con objetivos extra fiscales. Según Hugo de Brito Machado:
“El objetivo del impuesto fue siempre lo de aportar recursos financieros para el Estado. En el mundo moderno, sin embargo, el impuesto es ampliamente utilizado con el fin de interferir en la economía privada, estimulando actividades, sectores o regiones económicas, desalentando el consumo de ciertos bienes y, finalmente, la producción de los más diversos efectos sobre la economía. Esta función moderna de los impuestos se llama la función extra fiscal.
Los impuestos son muy importantes mecanismos de transformación económica y pueden producir un fuerte impacto en el comportamiento social y el sistema fiscal juega un papel clave en cualquier proceso de cambio de esta magnitud.
¿Cómo la política fiscal podría ayudar a salvar el planeta?
Primero, implementar una política fiscal ecológica que prime las actividades económicas que influyan positivamente en el medio ambiente y graban con mayor carga fiscal, o cualquier otra forma de compensación, las que causan daños al ecosistema. Esta es la tributación ecológica, verde, llamada “green tax” en los términos originales o expresiones similares. Por lo tanto, es imperativo revertir las estructuras tributarias que nunca han considerado al capital ecológico como un factor clave para preservar y construir un sistema fiscal a favor de la naturaleza. En América Latina y el Caribe, 13 países ya obtienen ingresos de los impuestos sobre los recursos naturales no renovables que representaron un promedio del 6,1% y 5,5% de sus PIBs en los años 2013 y 2014.

Segundo, las políticas de gastos públicos e de incentivos fiscales deben ser coordinadas y trabajar de manera complementaria para preservar el medio ambiente. Estas deben utilizar las políticas de gastos públicos y de incentivos fiscales en armonía y no entrar en conflicto entre sí para actuar sobre el medio ambiente. Actividades económicas depredadoras y que pueden dañar el ecosistema no pueden ser desarrolladas con recortes de impuestos y sin que la sociedad reciba una compensación equitativa por la explotación de estos recursos naturales.
Los incentivos fiscales otorgados erróneamente pueden contribuir a estimular las actividades perjudiciales para el equilibrio ecológico y para permitir la extracción de recursos naturales sin compensación adecuada. Además de los daños al medio ambiente, estarán practicando un saque contra la propiedad pública y poniendo en peligro la supervivencia de las generaciones futuras.
En Brasil, algunos estados han adoptado medidas de política fiscal con objetivos de regulación y complementarios a sus políticas ambientales. Han sido establecidos criterios ambientales para definir una parte del porcentaje de distribución a los municipios de sus participaciones en el impuesto sobre las operaciones relativas a la circulación de mercancías y sobre las prestaciones de servicios de transporte interestatal, intermunicipal y de comunicación – ICMS.
El llamado ICMS-ecológico considera en la fijación de las tasas de participación que se asignará a cada municipio, la existencia de una política ambiental que tiene como objetivo la preservación de los bosques, la conservación de cada área protegida y sus alrededores, así como la participación y la mejora la calidad de vida de las poblaciones tradicionales, y el apoyo proporcionado por el municipio para su desarrollo sostenible.
Sin embargo, es un error imaginar que sólo la acción del Estado puede lograr un cambio en el modelo destructivo de desarrollo económico y contaminante que ha caracterizado a los sistemas económicos durante al menos dos siglos.
De manera complementaria se requerirá un amplio apoyo y la participación directa de la sociedad en la aplicación de estos profundos cambios regulatorios y también las transformaciones de su comportamiento irracional y ecológicamente incorrecto que, lamentablemente caracterizan a sus hábitos. Los beneficios son mayores y toda la humanidad se lo agradecerá.
(Este artículo fue originalmente publicado en el sítio web del El País con el titular ¿Cómo los impuestos pueden combatir el cambio climático?)
La corresponsabilidad es la clave angular para la atenuación y control de los efectos del cambio climático, pero son los organos de gobierno quienes deben apelar a las políicas fiscales,no como una forma de paliar el daño al ambiente y al planeta, sino como mediación que constriña las acciones humanas y corporativas que amenazan la vida. Excelente escrito.
Muy buen artículo que centra las ideas de ¿cómo? incidir con los instrumentos de la política económica en el desarrollo sustentable de nuestros países. Me permitiría adicionar que la consideración de la identificación, cuantificación y valoración de las economías positivas y negativas de los proyectos de inversión públicos relacionadas con los efectos medioambientales debe ser un tema fundamentar a fortalecer, lo que se liga a los análisis del impacto medioambiental de los proyectos públicos y privados. La inclusión de estos beneficios o costos derivados de las economías positivas o negativas atribuibles a un proyecto permitirá hacer una mejor selección de aquellos proyectos que no sólo tengan un mayor valor actual neto y/o tasa interna de retorno, sino también de aquellos con los mayores beneficios o menores costos en términos de la ecología de una región determinada.
El cambio climático se avecina como un gigantesto Tsunami, y no se aprecian políticas de Estado, que intenten morigerar su incidencia( morigerar- pensar en revertir, parece muy inalcanzable. Dado que a nivel mundial se han organizado varias Cumbres que han propuesto medidas que evidentemente no se cumplen ( la última, es la decisión de EEUU), consulto si no sería más factible intentar abordar el tema, a nivel regional. A propósito del tema, y sobre incentivos fiscales ¿ no tenian esa intención, los Bonos de Carbono ?
Muy interesante lo que planteas Oswaldo. El abordaje regional del tema sin duda puede facilitar los avances en la promoción del desarrollo sostenible y en el combate al cambio climático. Pero no es lo suficiente. No hay como dejar de debatir la cuestión con todos porque las acciones que afectan al medio ambiente producen consecuencias globales. Sobre el tema de los bonos de carbono entiendo que es una opción de incentivo muy positivo que desafortunadamente todavía es muy poco aprovechada pero que podría ser una excelente forma de estimular a la preservación ambiental.
Estoy de acuerdo, con que el abordaje regional del tema, no es suficiente. Lo que pasa es que: ¿ qué país de la región, puede ir a discutir cara a cara, con las grandes potencias industriales, que son las que más contaminan ? Sobre el tema de los Bonos de Carbono, lo he escuchado, pero no tengo información más específica, sobre cómo se implementa. La cuestión primordial que debe prevalecer, sobre todas las discusiones es: se nos acabó el tiempo, como para seguir discutiendo…
CORDIAL SALUDO..En la pagina del BID hay una excelente pregunta: ¿Quiere combatir el cambio climático?
Mi respuesta-Claro que si. Quiero combatir el calentamiento global y cambio climático, quiero dar mi aporte real con un proyecto de Innovación Tecnológica- pateado – para la reducción y eliminación de las emisiones de gases industriales..Consiste en un novedoso sistema de filtros aplicable a las industrias con chimenea que son las mas grandes generadoras de la inmensa polución y contaminación, las mas grandes causantes de nuestra toxica crisis ambiental…Eliminando estas toxicas emisiones igualmente reducimos el origen principal del calentamiento global y cambio climático. ¿De qué manera el BID apoya esta clase de proyectos ambientales? ¿A quién puedo exponerle este innovador proyecto?..La solución está en nuestra real y serio compromiso. Gracias por escucharme.
Hola Angel,
Gracias por su interés en trabajar con el BID. Por favor envía tu pedido de información a través de la página http://www.iadb.org/es/solicitud-de-informacion,18885.html Saludos
Creo que si se quiere hacer cambios deben enfocarse en sociedad civil organizada como ONG’s, debidamente instituidas para esos fines. Porque a nivel gubernamental, siempre habrá política corrupta que no deja fluir recursos y por ende no habrá buenos resultados. Colaborar en proyectos de conservación a pequeños productores que son los que más necesitan su tierra para alimentarse. Posiblemente hay muchas empresas en países desarrollados que aporten para conservación y se quedan fondos en el camino..