El desierto de Atacama en Chile es una de las regiones más áridas del planeta. Con una nubosidad mínima y altos niveles de radiación solar. Este lugar es ideal para la producción de energía fotovoltaica.
Para ayudar al país a aprovechar este potencial, el BID y el Fondo Climático Canadiense para el Sector Privado de las Américas están suministrando financiamiento de largo plazo para construir las primeras plantas de energía solar a gran escala del país. Los recursos se destinarán a la construcción de dos de ellas, cuya capacidad combinada máxima asciende a 26,5 megavatios (MW).
La inversión, aprobada en el primer trimestre de 2013, representa el paso más grande hasta la fecha para ayudar a Chile a utilizar la energía solar para diversificar su matriz energética y satisfacer la creciente demanda, que se espera crezca hasta un 7 por ciento anual para 2020. La inversión ayudará a Chile a avanzar en sus planes de duplicar la capacidad de generación de energía renovable en la próxima década. Eso es fundamental para un país cuya capacidad de generación depende en un 75 por ciento de combustibles importados.
Las dos plantas, que serán construidas por Solarpack Corporación Tecnológica, se denominan Pozo Almonte y Calama Solar 3, y suministrarán energía a dos de las mayores compañías mineras chilenas. La energía limpia generada permitirá evitar la emisión de aproximadamente 56.000 toneladas de dióxido de carbono al año.
El financiamiento otorgado ha sido fundamental para superar la falta de crédito de largo plazo, uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de la energía solar en Chile. A diferencia de la mayoría de proyectos de energía solar en el mundo, estas plantas no recibirán subsidios del Estado en forma de tarifas de introducción de energía renovable a la red eléctrica o incentivos tributarios.
Está previsto que el acuerdo financiero logrado en Chile ofrezca a otros posibles inversionistas un ejemplo de aprovechamiento viable de la energía solar, la cual encierra un potencial formidable: incluso si solo llegara a utilizarse el 10% del desierto de Atacama para producir electricidad mediante plantas fotovoltaicas, se lograría generar 601.600 teravatios/hora (TWh) de electricidad durante un siglo. En cambio, la combustión de todo el petróleo de los desiertos de Arabia Saudita permitiría generar apenas 177.143 TWh, según se demuestra a partir de la aplicación de modelos de eficiencia comparables. En pocas palabras, las plantas solares de Atacama tienen un potencial mayor que casi cualquier otro lugar del planeta para producir electricidad.
Para la industria minera, el desarrollo de plantas de energía solar en el norte de Chile podría ayudar a mitigar las preocupaciones del impacto de sus operaciones sobre el medio ambiente y facilitar una futura expansión. Esto podría beneficiar en gran medida la economía chilena ya que la industria es responsable del 19% del PIB del país y el 18% del consumo total de electricidad.

Mediante la utilización de una fuente de energía local limpia y abundante para cerrar la brecha entre la oferta y la demanda de energía, las perspectivas económicas de Chile parecen más brillantes que nunca.
Leave a Reply