Por Marcelo Pérez Alfaro
Es común escuchar que las matemáticas resultan difíciles de aprender, y no suelen ser la asignatura favorita de muchos. Mejorar el rendimiento en esa materia es todo un desafío, ya que no se enseña de manera atractiva, ni se relaciona con problemas cercanos a los alumnos.
En un esfuerzo por motivar a los estudiantes para que desarrollen mejor sus habilidades matemáticas –tan necesarias para acceder a conocimientos más complejos y desempeñarse en la sociedad–, el estado de São Paulo, en Brasil, lanzó la iniciativa Tem+Matemática.
Antecedentes
Desde los años 1990, en Brasil se ha observado un crecimiento paulatino pero significativo en las tasas de matrícula de los jóvenes en edad escolar. Este movimiento modificó sustancialmente el perfil del alumnado y trajo desafíos mayores para los sistemas de educación pública.
Los que ingresaron al sistema educativo provienen de grupos socioeconómicos menos privilegiados y aspiran a una escolaridad mayor que la de sus padres.
Pero este incremento no estuvo acompañado de un aumento de la calidad de la enseñanza.
Las mayores tasas de matrícula muchas veces enmascaran hechos importantes: altas tasas de repetición, bajas tasas de finalización de los ciclos educativos y desempeños deficientes en pruebas internacionales como las del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés).
En las de 2012, por ejemplo, un 67% de los alumnos brasileños de 15 años no alcanzó los niveles mínimos de aprendizajes como realizar simples operaciones algebraicas y/o calcular proporciones o áreas.
Esta tasa es tres veces más alta que la de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Intervención
Con este escenario en mente, el BID, la Fundación Instituto de Pesquisas Económicas y la Secretaría de Educación del Estado de São Paulo (SEESP), diseñaron Tem+Matemática. Se trata de un programa de tutorías para alumnos de 7º y 9º grados con problemas de aprendizajes en matemáticas e interés en superarlos.
Para ello se formaron grupos de estudio (tutorías) compuestos por entre tres y cinco alumnos del mismo grado, y un tutor, los cuales operarían al final de la jornada escolar.
Los tutores eran alumnos universitarios de la licenciatura de matemáticas u otras áreas afines como química y física. En un ambiente informal, los alumnos presentarían dudas específicas o revisarían contenidos curriculares a ser trabajados por el grupo bajo la orientación del tutor.
El vínculo y empatía con este último –a menudo proveniente del mismo nivel socioeconómico y ejemplo de que los desafíos para emprender una carrera universitaria se pueden vencer—fueron elementos de gran importancia.
Las sesiones, cada una de 90 minutos dos veces por semana, se realizaron entre agosto y noviembre de 2011. La carga horaria de las tutorías, adicional a las clases regulares, equivalía al 40% del tiempo de clase dedicado a matemáticas a lo largo del año. Se esperaba que las tutorías resultaran en una mejora en los aprendizajes de los alumnos.
Evaluación
Para determinar la efectividad del programa se realizó una evaluación de impacto experimental en cuatro dimensiones: desempeño en matemáticas, portugués, ciencias y geografía; abandono, retención y ausentismo; habilidades no cognitivas como perseverancia, autoestima, autoeficacia, dimensiones de sociabilización (disposición al trabajo en grupo y redes de amistad, entre otras) y autonomía; y hábitos de estudio (estrategias de estudio y tiempo dedicado a las matemáticas).
La SEESP seleccionó 1.200 escuelas con los peores resultados en matemáticas. Entre estas se eligieron 210 que tuvieran clases de 7º y 9º grados y que estuvieran ubicadas cerca de facultades con cursos de licenciatura. Luego se les dio la oportunidad a los alumnos a inscribirse en las sesiones de tutoría.
Se eligieron finalmente 142 escuelas con espacios físicos disponibles para realizarlas, por lo menos 10 alumnos inscritos y tres tutores interesados.
Se realizó entonces el sorteo de las escuelas: 88 formaron el grupo de tratamiento (tutorías) y 54 en el de control. La evaluación se realizó con el universo de alumnos que participaron como mínimo en un tercio de las sesiones.
Se estimaron los efectos de corto plazo al final del programa, y de largo plazo dos o tres años después de concluido.
Estos fueron los resultados: bajos impactos de los efectos de corto plazo en la mejora de aprendizajes, efectos positivos en los indicadores de perseverancia y disposición para trabajar en grupo, y efectos negativos, aunque no estadísticamente significativos, en retención, abandono escolar y ausentismo.
No se encontró evidencia de impactos de largo plazo en las variables evaluadas.
Resultados magros, enseñanzas útiles
A pesar de no haber logrado impactos en algunas de las variables de interés, ¿por qué vale la pena rescatar la experiencia de este programa? Porque deja lecciones para esfuerzos futuros.
- Hubo dificultad de reclutar tutores interesados, a lo cual se sumó el ausentismo frecuente tanto de pupilos como de tutores, principalmente en las semanas iniciales del proyecto. Lo que más dificultó el reclutamiento y la retención de tutores fue la distancia entre las escuelas y el lugar donde se ofrecen los cursos de licenciatura, y la baja y poco atractiva remuneración ofrecida para estos tutores universitarios en un momento en que el mercado de trabajo presentaba otras posibilidades de empleo.
- En relación con los alumnos, se observaron abandonos frecuentes de las sesiones de tutoría, muchos de ellos por la ausencia de los tutores en la semana inicial del programa. Cerca del 65% de los alumnos originalmente matriculados y con la oportunidad de participar en el programa nunca asistieron o lo hicieron menos de diez veces de un total de 30 sesiones planeadas.
Sin duda, se necesita una mayor difusión y coordinación de programas de este tipo en dos sentidos.
Por el lado de los tutores, es importante fortalecer su entendimiento de las prácticas docentes previas a la graduación.Por el lado de los estudiantes, sus profesores deben asumir un rol más activo en cuanto a recomendarles estas sesiones de tutoría y hacer seguimiento de su participación en ellas.
Por último, resulta esencial que la articulación entre los profesores de matemáticas y los tutores mejore, particularmente respecto a las actividades que se realizan en las tutorías, para superar los desafíos en el aprendizaje de las matemáticas haciéndola más atractiva.
Esta historia forma parte de las historias de proyectos del Panorama de la Efectividad en el Desarrollo, una publicación anual que resalta las lecciones y experiencias de los proyectos y evaluaciones del BID.
Acerca del autor:
Marcelo Pérez Alfaro es especialista líder en educación en el Banco Interamericano de Desarrollo en Brasil.
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