A mediados de la década pasada, Paraguay tenía una de las tasas más bajas de inversión en investigación científica e innovación tecnológica en América Latina y el Caribe, siendo esta menos del 0.1% del Producto Interno Bruto. Adicionalmente sufría de una carencia de profesionales capacitados para llevar a cabo este tipo de actividades en las empresas.
Sin embargo, esta realidad está cambiando rápidamente y ya empiezan a apreciarse los resultados de los proyectos de innovación financiados por el Programa de apoyo al desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación de Paraguay. El programa fue ejecutado entre 2006 y 2013 por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) con apoyo del BID.
Utilizando el financiamiento para la innovación, un equipo de emprendedores liderado por Rodrigo Campos —construyó la primera aeronave teledirigida del país; esta pesa unas cuatro libras y puede volar a una altura máxima de 1.000 metros para realizar tareas como levantamiento cartográfico de ciudades o vigilancia y seguimiento de ganado para prevenir el abigeato.
El señor Campos considera el financiamiento del CONACYT como “un voto de confianza” en su equipo, que completó el proyecto de aeronave no tripulada tras una labor de investigación y desarrollo de dos años. Asimismo sostiene que “este es el inicio de algo que puede ser más grande”.
El objetivo primordial del programa del CONACYT era aumentar el número de empresas y universidades con capacidad de innovar y lograr avances tecnológicos. El nuevo Sistema Nacional de Innovación de Paraguay (SNIP) se diseñó con objeto de elevar la competitividad de sectores productivos clave y, de este modo, promover un mayor desarrollo económico y social del país en general.
Al 2012, en su quinto año de ejecución, este programa había generado impactos positivos tanto a nivel externo en el sector científico-tecnológico, como a nivel interno generando las capacidades institucionales del CONACYT para encarar proyectos de mayor envergadura.
En total, este programa pionero financió el desarrollo de 19 proyectos de innovación en diversos ámbitos para generar nuevos productos y empleos, así como 37 proyectos de investigación destinados a mejorar la salud pública y agregar valor a los recursos naturales. Para responder a las carencias de recursos humanos del país en sectores de alta demanda como ciencia, tecnología y gestión tecnológica, se financiaron dentro de esta iniciativa 11 nuevos programas de posgrado y doctorado; igualmente se otorgaron 83 becas para seguir cursos de formación especializada y ciclos de posgrado en el exterior.
Los nuevos programas de maestría y doctorado incluyen estudios en Ciencias del Suelo y Ordenamiento Territorial, Ciencias Farmacéuticas, Gestión Ambiental, Informática, Ciencias Biomédicas, Estadísticas y Metodología de la Investigación entre otras.
El proyecto está mejorando las capacidades de investigación nacional financiando proyectos en la frontera del conocimiento de la región, entre los que se encuentra impulsar estudios experimentales con células madre para el tratamiento de la osteoartritis, desarrollar modelos computacionales para optimizar el diseño de caminos y obras viales, analizar la posibilidad de usar hueso bovino para desarrollar materiales que purifican el agua de los metales tóxicos y mejorar el funcionamiento de paneles solares fotovoltaicos para maximizar la cantidad y calidad de la energía generada.
“Queremos ser un país competitivo, para lo cual necesitamos que se produzca más y mejor”, explicó el Presidente de CONACYT, Héctor Dávalos. “Para ello hay que innovar, y para innovar hay que investigar”.
Muy bien presentada la invitación a leer y participar, desde Colombia.