Una de las primeras cosas que hago casi todas las mañanas es abrir el blog de Chris Blattman. Recientemente subió una entrada muy provocadora sobre corrupción, en la que critica el énfasis que muchas agencias internacionales le otorgan, llamándolo un “fetiche Anglo-Americano.”
A los occidentales nos importa la corrupción mucho más allá de su impacto sobre el alivio a la pobreza y el crecimiento. […] Seamos claros, mi punto no era que la corrupción no sea importante. Pero si estamos conversando sobre donde debería ir la ayuda internacional en los próximos 15 años, Yo simplemente no usaría el término corrupción en la misma frase (o hasta párrafo) que guerra civil o derechos de propiedad.
Así que si no usaría el término en el mismo párrafo que guerra civil, pero podría usarlo en el mismo libro, como en Why Nations Fail, entendiendo que
corrupción es la forma que muchos economistas y formuladores de políticas describen malos resultados políticos sin tener que hablar de política.
O si no cabe ahí, podría caber aquí:
Lo que arguimos con nuestro marco es que en muchas situaciones, el soborno es la punta del iceberg,con las repercusiones más serias expresándose como mala asignación.
Su punto es uno importante: la corrupción como uno de los humores medievales.
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