Por Belissa Rojas
En la carrera por rendir cuentas, ser transparente y mostrar resultados se están creando los incentivos a reportar lo positivo: demostrar al menos que los productos fueron entregados, y en el mejor caso, que las intervenciones tuvieron el impacto esperado.
Una mirada rápida a los sistemas de monitoreo, evaluación y reporte de Bancos Multilaterales de Crédito, muestra incentivos claros para que se informe lo “logrado” y si se mencionan problemas, estos sean presentados como justificación de lo que no se pudo entregar. Muchos en el mundo del desarrollo, se están esforzando en geo-referenciar proyectos y productos, mostrar resultados en un mapa. Ello requiere necesariamente simplificar, resaltar lo más relevante con una tendencia a mostrar lo logrado de manera efectiva, clara.
Sin embargo, en un entorno donde la gestión por resultados es premiada, se corre el riesgo de perder la oportunidad de aprender de los errores. Las famosas “lecciones aprendidas” forman entonces parte de una retorica sin un verdadero sistema de “gestión del fracaso” que incluya mecanismos para que el aprendizaje de los errores retroalimente positivamente la manera en que diseñamos e implementamos proyectos. En este contexto, es necesario un esfuerzo de complementar esta perspectiva y preguntarnos también: ¿cómo podemos aprender mejor? Y ello, indiscutiblemente implica mostrar también mejor no solo nuestros logros, pero también, nuestros errores y fracasos.
Más aún, si se quiere promover la innovación, debe entgenderse que el fracaso forma parte natural del camino para innovar. Como Owen Barder bien lo menciona en “Can Aid Work? Written Testimony Submitted to the House of Lords”, el desempeño en cuando a la efectividad de la ayuda (“aid performance”) debe medirse a nivel de portafolio y no de proyecto. Es decir, los donantes, sociedad civil y las mismas agencias de desarrollo deben considerar que naturalmente, se tendrá un porcentaje de proyectos (parte del portafolio) que fracasará. Y ese fracaso, debe ser “gestionado”.
Las agencias de desarrollo deben ser proactivas en determinar qué porcentaje de su portafolio puede “fracasar” y así mismo asegurarse que el fracaso no ocurra por las mismas razones que ocurrieron errores pasados. Algo similar a lo que ocurre en el sector privado cuando se hace Desarrollo e Investigación.
“Necesitamos fracasar seguros, para que aprendamos y podamos ayudar”.
Belissa es Especialista Senior en monitoreo de la Oficina de Planificación Estratégica y Efectividad en el Desarrollo del BID. Su trabajo se enfoca en el seguimiento de Proyectos y el seguimiento de de diseño de sistemas. Belissa cuenta con un MSc en Development Management del London School of Economics and Political Science y un MA en Finanzas de la Universidad de del Pacifico.
Ariana Dice
Muy buen artículo para reflexión… He pasado por dos empresas que me marcaron respecto a lo positivo que se puede sacar de las “lesson learned”: la primera, incentivaba a compartir con nuestros compañeros esas lecciones aprendidas para que se pueda capitalizar el aprendizaje entre todos. Incluso se instauró un premio para aquella experiencia que mayor aprendizaje nos podía traer a todos lo colaboradores para empujar a las personas a compartir sin miedo sus errores y lo aprendido. En la segunda empresa, por el contrario, a pesar de conocerse historias de fracaso dentro de la compañía, eran temas que nunca querían ser tratados y respecto a los cuales nunca se podía conocer exactamente los puntos que llevaron al fracaso… El compartir lecciones aprendidas y también factores claves de éxito entre empleados llevarían a las empresas a capitalizar su experiencia y poder innovar sobre una base mejor.
Jaime Mañozca Ruiz Dice
Belissa muy buen articulo.
En mi experiencia como evaluador del BID, la tendencia es mostrar el resultado/meta/indicador. Las lecciones aprendidas quedan en el documento, no son difundidas, en algunos casos carecen de un análisis (no son lecciones aprendidas) y muchas veces se incurre en el mismo error (nadie leyo la lección aprendida o leyeron y no hicieron caso). Como tu lo mencionas se debe escribir sobre los errores que muchas veces se presentan en la ejecución de los proyectos.
Si es posible quisiera que ampliaras un poco más la discusión sobre un porcentaje de proyectos que fracasará, considero que nadie invertirá un peso si va a fracasar. El BID debería hacer un análisis (si es posible) y presentar que portafolio de proyectos han fracasado en los Fondos FOMIN (deben haber varios) y cuales han sido los exitosos y porque?. Al igual para los empréstitos, lo cual es bien complicado, pues si un país contrae una deuda y la inversión no cumplió totalmente con el objetivo (por múltiples factores) porque se fracaso o cual fue la lección aprendida de este proyecto?