Por Carolyn Robert
Chile es una de las economías más abiertas de América Latina y el Caribe. El país tiene acuerdos comerciales con 52 naciones, y actualmente el comercio exterior representa más del 70% de su PIB. Cada año, cerca de 85.000 particulares y empresas de Chile llevan a cabo casi 1,4 millones de transacciones relacionadas con exportaciones e importaciones.
No obstante estos logros, el sistema de comercio exterior del país exige numerosos trámites burocráticos. Los exportadores tardan en promedio 22 días en preparar la documentación necesaria, ya que deben obtener permisos hasta de 19 organismos diferentes que no actúan de manera coordinada y carecen de procedimientos estandarizados. Este engorroso proceso hace que las empresas en Chile tarden el doble que el promedio de sus colegas de la OCDE en completar los trámites de exportación.
Se espera que esta situación cambie pronto gracias a un esfuerzo colaborativo entre Chile y el BID mediante el cual se busca poner en marcha el Sistema Integrado de Comercio Exterior (SICEX). Se trata de una plataforma electrónica que integra todos los documentos y procesos usados por los organismos públicos, y que opera como ventanilla única para tramitar todas las transacciones relativas al comercio internacional. El proyecto forma parte de la ambiciosa agenda digital de Chile, la cual se orienta a ampliar el uso de la tecnología de la información para mejorar la prestación de servicios gubernamentales en aras de elevar la competitividad y reducir costos. El proyecto arrancó en 2011 y se espera que la plataforma esté en plena operación a mediados de 2014.
A través de esta plataforma, quienes se desempeñan en los campos del comercio y el transporte podrán suministrar información y documentos estandarizados empleando un solo punto de entrada para cumplir con todas las exigencias normativas en materia de importación, exportación y tránsito. Cuando la información es electrónica, solamente se requiere remitir los datos individuales una sola vez, lo cual permitirá a las compañías ahorrar tiempo y dinero.
Según un estudio encargado por el gobierno chileno, la ventanilla única reduce los costos del comercio y del gobierno, acorta el tiempo invertido y simplifica los procedimientos relacionados con autorizaciones y requisitos normativos. Por ejemplo, el uso de esta herramienta permitió a Japón disminuir el tiempo de inspección de los cargamentos marítimos en casi siete horas, y a Corea disminuir en un día el tiempo necesario para despachar las mercancías. En el caso de Mauricio, la reducción en este último rubro fue de cuatro horas a tan solo 15 minutos, cuando se trata de manifiestos de aduana de mercancías no litigiosas. En Chile, se espera que la ventanilla única reduzca los tiempos y costos de despacho de exportaciones hasta en un 50%.
Se espera que para finales de 2013 se haya finalizado el diseño del programa informático e iniciado la implantación de la plataforma en cinco de las 15 agencias que formarán parte de la ventanilla única. Ya se ha capacitado a casi 100 personas en el uso de módulos específicos de servicio de la plataforma, entre ellos el módulo piloto de exportaciones y las distintas funciones de navegación.
El comercio exterior ya funciona de manera eficaz en Chile. Al impulsar el uso de la tecnología de la información para automatizar trámites gubernamentales, el país mejorará aún más este proceso. Esto a su vez le permitirá aprovechar al máximo sus acuerdos comerciales y cosechar los beneficios de una mayor integración con la economía mundial.
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