Por Adria Natalia Armbrister
¿Puede una línea de atención de emergencia reducir la violencia contra las mujeres? En Colombia se ha comprobado que sí funciona: las mujeres que utilizan el servicio tienen un 37% menos de probabilidad de reportar haber sufrido de violencia doméstica física y 16% menos de haber sufrido violencia doméstica psicológica.
“El 21 de mayo de 2014, aproximadamente al mediodía, llamé a la policía porque estaba siendo objeto de maltratos por parte de mi marido. Yo había llamado en otras ocasiones, los oficiales de policía venían y la situación se calmaba, pero las cosas seguían iguales después de que se iban.
Cuando volvió a suceder, llamé a 123 Mujer y pensé que la situación por fin se resolvería.
La policía detuvo a mi marido y yo tuve asistencia psicológica por teléfono. Me dijeron que debería denunciarlo, y eso hice. 123 Mujer también me facilitó un transporte hasta la comisaría de policía y posteriormente me recogieron y me trajeron a casa”.
El párrafo anterior es un resumen del testimonio de una mujer de 57 años entrevistada como parte de una evaluación del programa que demuestra los beneficios del servicio, ofrecido en Medellín, Colombia, por el departamento de policía local.
Los resultados de la evaluación del programa pueden encontrarse en el Panorama de la Efectividad en el Desarrollo (DEO), un informe anual que analiza los programas financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo en América Latina y el Caribe.
En Medellín, cualquier persona puede comunicarse con esta línea de emergencia para informar sobre situaciones de violencia que haya sufrido o presenciado.
Quienes llaman por cuestiones de violencia doméstica reciben atención plena de la Policía antes de que sean transferidas al equipo de 123 Mujer para obtener asistencia adicional.
Si la usuaria así lo solicita, y la situación lo permite legalmente, la persona que llama puede ser transferida directamente a la línea 123 Mujer sin intervención de la Policía.
No obstante los beneficios evidentes de las líneas de emergencia para afrontar casos de violencia doméstica, su efectividad en la reducción de este fenómeno en América Latina y el Caribe estaba en mora de ser evaluada.
Casi todos los países de la región cuentan con este tipo de líneas que prestan una gama de servicios de calidad y costos variables, las cuales están administradas bien por agencias públicas o por organizaciones no gubernamentales.
La línea 123 Mujer fue una de cinco iniciativas prometedoras de América Latina y el Caribe consideradas por el BID y por un comité de expertos en género de Naciones Unidas, la Organización Panamericana de la Salud y la ONG colombiana Profamilia como candidatas ideales para someterlas una evaluación de impacto.
El gobierno de Medellín acordó facilitar la evaluación, financiada por el BID con recursos de la cooperación técnica.
En busca de una respuesta efectiva frente a la violencia doméstica
Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de Colombia realizada en 2010, en Medellín el 71,1% de las mujeres entre 13 y 49 años habría experimentado situaciones de violencia íntima de pareja por parte de su pareja sentimental actuales o anterior.
Como respuesta a esta situación, en marzo de 2013 la Secretaría de las Mujeres de Medellín creó la línea de emergencia 123 Mujer a través de la cual se proporciona atención oportuna y apropiada a las mujeres que sobreviven a este tipo de agresiones.
El objetivo es impedir que tales episodios escalen y/o se repitan, así como reducir sus impactos adversos en las mujeres, en sus familias y en la comunidad.
La existencia de esta línea de emergencia también permitió que el gobierno local recopilara datos precisos sobre el número de casos de violencia íntima de pareja que se denunciaba ante la Policía.
Ello permitió que la ciudad diseñara una línea de atención a la medida que permitiera responder a las emergencias de manera efectiva.
Inicialmente la línea funcionaba de lunes a viernes, aunque solo de 7 a.m. a 7 p.m. Las mujeres que llamaban por fuera del horario de atención y dejaban sus datos eran contactadas al día siguiente. Sin embargo, la mayoría de tales llamadas solo se producían 24 horas después de registrado el incidente, y en algunos casos ni siquiera se lograba comunicación telefónica con las usuarias.
La evaluación de la respuesta de Medellín
El aumento de la demanda de asistencia que se produjo a lo largo del tiempo llevó a que a comienzos de 2015 se ampliara la atención de la línea de emergencia 123 Mujer a las 24 horas del día.
Sin embargo, esos dos años y medio en que la línea solo funcionó en el horario reducido de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. proporcionaron un contexto óptimo para evaluar ex post si los servicios de línea podrían reducir de hecho la incidencia de la violencia de pareja en la ciudad, y si así era, cómo proceder de la manera más efectiva.
De las 2.100 llamadas recibidas entre septiembre de 2013 y mayo de 2014 el equipo de evaluación seleccionó aleatoriamente una muestra y la dividió en dos grupos:
- un grupo de tratamiento compuesto por 459 mujeres que llamaron durante el horario de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. de lunes a viernes y que habían sido atendidas inmediatamente o dentro de 12 horas después de su llamada inicial y
- un grupo de control compuesto por 290 mujeres que llamaron a la línea por fuera de los horarios de atención y a quienes se prestó asistencia 36 horas o más después de la llamada inicial, o que nunca fueron contactadas.
En la evaluación se encontró que las mujeres que conformaban el grupo de tratamiento exhibían mejoras significativas en su situación comparadas con aquellas que pertenecían al grupo de control.
Entre las que recibían una atención inmediata o en un lapso de 12 horas a partir de la llamada se registró:
- una reducción del 19% en reportar casos de violencia doméstica moderada en 2014 (como el control de los movimientos de salida y llegada de las mujeres y las amenazas de violencia),
- una reducción del 37% en reportar violencia doméstica física, y
- una reducción del 16% en reportar violencia doméstica psicológica.
En la evaluación también se determinó que para las mujeres que obtenían asistencia en un lapso de 10 minutos a partir de su llamada, las posibilidades de reportar casos posteriores de violencia doméstica en 2014 se reducían en un 25% frente a aquellas que recibían ayuda después de 36 horas o más.
Comparadas con las mujeres que no lograban ningún tipo de asistencia, la reducción del reporte de nuevos incidentes de violencia doméstica por parte de las primeras era de un 31%.
Los resultados de esta evaluación cuantitativa rigurosa sugieren que la prestación de asistencia rápida a las sobrevivientes de la violencia íntima de pareja mejora su capacidad de dar pasos positivos dirigidos a liberarse de situaciones violentas justo antes de que estas escalen a sus formas más graves y letales.
En el estudio también se muestra que el lapso con que se cuenta para influir en las acciones de las sobrevivientes es reducido y que, una vez que se cierra, los beneficios potenciales de la intervención de la línea de emergencia se desvanecen rápidamente.
En tal sentido, los resultados confirman que lo ideal es introducir líneas de atención de emergencia 24 horas al día con personal idóneo y suficiente que funcionen en conjunción con los servicios de la Policía para las sobrevivientes de la violencia de pareja, en lugar de servicios aislados en horario limitado proporcionados por un equipo reducido.
Esta historia forma parte de las evaluaciones de impacto del Panorama de la Efectividad en el Desarrollo, una publicación anual que resalta las lecciones y experiencias de los proyectos y evaluaciones del BID.
Acerca de la autora:
Adria Natalia Armbrister es especialista en desarrollo social en la División de Género y Diversidad del BID.
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