Leer es una de mis pasiones y una que actualmente sólo puedo disfrutar cuando estoy en un avión, a 33.000 pies de altura. En un vuelo a Haití, mientras leía “El Largo Camino hacia la Libertad”, autobiografía de Nelson Mandela en la que describe su infancia, la lucha que llevó adelante toda su vida y su triunfo final, no pude evitar pensar en la interminable lucha que los habitantes de Haití enfrentan para acceder al agua para sus necesidades diarias. Puedes estar preguntándote, “¿Qué tiene que ver el best-seller mundial de Nelson Mandela con la seguridad hídrica en Haití?”
En Haití, las personas se sacrifican cada día de sus vidas para obtener agua, con frecuencia no potable, caminando en ocasiones larguísimas distancias para acceder a ese precioso líquido que utilizarán para beber, cocinar y lavar. En Puerto Príncipe, la capital de Haití, en donde viven 3 millones de personas, solamente 49.000 poseen conexiones a agua corriente que les permiten obtener agua del grifo en su propio hogar. El resto de la población debe conformarse con griferías comunitarias, camiones, agua de lluvia o kioscos de agua.
En general, recae sobre las mujeres el mayor peso de la recolección de agua (64% contra el 24% de los hombres). Las mujeres dedican más de 125 millones de horas colectivas al día a esta tarea. Nada más en Puerto Príncipe, las mujeres le dedican un importante porcentaje de su tiempo a recolectar y transportar el agua en cubos (“boquit” en criollo), desde los kioscos de agua hasta sus hogares, tiempo que no pueden dedicarle a actividades productivas o la educación. También es común que se asigne a los niños la ardua tarea de transportar los cubos de agua, lo que les impide ir a la escuela o hacer otras actividades como practicar deportes.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha estado trabajando y apoyando los servicios de agua y saneamiento en Puerto Príncipe desde hace muchos años a través de un proyecto de US$50 millones para atender la emergencia tras el terremoto, financiando actividades para reforzar la empresa de agua de Puerto Príncipe, el Centre Technique d ’Exploitation. En 2013, el BID aprobó una segunda fase del proyecto, lo que mejoró aún más el desempeño financiero y técnico de la agencia hídrica gracias a significativas inversiones en la rehabilitación de la red. Finalmente, en 2017, una tercera fase por un monto de US$65 millones aumentará la cantidad de viviendas conectadas al agua corriente y el número de kioscos de agua.
Se espera que este proyecto eleve el acceso al agua potable del 44% al 60%, permitiendo así que mujeres y niños puedan dedicar a actividades más productivas el tiempo que actualmente usan para conseguir agua.
Finalmente dará así Haití un paso más en su largo camino hacia la libertad.
Gustavo V. Vives Jiménez dice
Que difícil es saber que tenemos mucho trabajo por delante en temas de agua, la Libertad Hídrica, desde el enfoque de Corinne, es un sueño que puede ser ya un proyecto viable a resolver, México cuenta con alta cantidad de acuíferos, pero el crecimiento poblacional desordenado esta agotando los recursos, llevando a las comunidades a un estrés hídrico impresionante.
México necesita voltear a ver a su población para darse cuenta que el desarrollo debe ser integral, resiliente y sobre todo sostenible, no puede un gobierno, ni debe, mantener una política de apoyo social, sin hacerla integral, enfocando sus programas al desarrollo de infraestructura energética, hidráulica y alimentaria integral, apoyada en educación y cultura participativa de todos los entes de la sociedad y gobierno.
Espero poder hacer mejoras a mi entorno y poco a poco recuperar el ciclo del agua que esta perdiendo la batalla climática en mi país.