Por pura curiosidad, consulté a ChatGPT qué le inspiraba el título de este blog. La respuesta instantánea fue: “El articulo probablemente explorará cómo la presencia de bares y el consumo de grandes cantidades de alcohol pueden estar relacionados con ciertos problemas sociales, de salud pública o de seguridad”. Ni siquiera la inteligencia artificial pudo intuir que un título así podría estar relacionado con unas unidades de medición utilizadas a diario para la operación de los sistemas de agua potable.
El agua se produce, se distribuye y se comercializa en una unidad, el metro cúbico (m3), muy abstracta para la mayor parte de la gente. Una forma más fácil de imaginarse esa cantidad es usando su equivalencia a 1000 litros.
Sin embargo, es también bastante complicado imaginarse miles de litros. Otra forma más intuitiva para que las personas puedan visualizar el volumen de agua que consumen es haciendo referencia a un contenedor muy reconocido. Así, a un cliente de una empresa de agua que consume 30 m3 de agua al mes, en vez de decirle que consume 30 000 litros mensuales, se le puede explicar que está consumiendo 150 barriles por mes, o lo que es lo mismo, cinco barriles de agua por día (un barril equivale a casi 200 litros).
Habiendo aclarado que los litros son de agua, hablemos ahora de los bares (¡sí, es un chiste!). El bar es una unidad de medición de la presión en las tuberías. En el caso de la presión, no es solamente la unidad que es abstracta, sino también el propio concepto de presión.
Si el agua llega al grifo de las casas, es porque tiene energía. Un sistema de producción y distribución de agua se entiende y se calcula por los diferentes tipos de energía que puede tener el agua. La energía de presión es una de ellas. Sin embargo, muchos sistemas de agua potable son operados por personas voluntarias y llenas de buenas intenciones, que no entienden el concepto físico de la presión. Problemas en los sistemas de agua, disfuncionamientos y servicios intermitentes se deben a no comprender el concepto de “la presión”.
En la nube se encuentran miles de videos y documentos para explicar la presión hidráulica, pero son difícilmente digeribles sin la comprensión de una multitud de fórmulas y, en particular, de la de Daniel Bernoulli, un brillante matemático suizo del Siglo XVIII:
La mera visión de esta fórmula es suficiente para espantar a un fontanero interesado en entender porqué se rompe la tubería de una aducción o el disfuncionamiento de un equipo de bombeo.
El personal que opera a diario los sistemas son verdaderos héroes. Si bien es cierto que el servicio es deficiente por la “no-comprensión” de la presión hidráulica, es verdad que, en algunas partes de Latinoamérica y el Caribe, el agua llega al grifo unos días a la semana.
Como son estos operadores los que podrían resolver muchos problemas que mejorarían el servicio, diversos organismos han apoyado la elaboración de una serie de videos cortos, denominados “Hidráulica sin Fórmulas”, que estarán disponibles en línea para facilitar la comprensión de la presión hidráulica (se prevé a mediano plazo tener 50 videos en la siguiente playlist).
Obviamente, estos videos de formación compiten con una multitud de videos divertidos fácilmente disponibles en las redes sociales. Sin embargo, si logramos que el personal de las empresas de agua visualice los videos, apostamos a que serán capaces de identificar las razones que originan parte de sus problemas y cómo resolverlos.
Algunas empresas están ya previendo certificar su personal por medio de evaluaciones simples en base a los videos. ¡Es un paso interesante!
Patrocinado por la Facilidad de Inversión para América Latina de la Unión Europea (LAIF) y el Fondo FECASALC (Fondo Español de Cooperación para Agua y Saneamiento en América Latina y el Caribe), este blog es parte de los esfuerzos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Unión Europea para cerrar las brechas de acceso al agua y saneamiento, asegurando infraestructuras accesibles para todas las personas. Reconocemos la importancia fundamental que el agua y el saneamiento tienen en nuestras vidas, y destacamos el compromiso continuo con estos esfuerzos de desarrollo sostenible e inclusivo.
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