Paraguay es el único país en el mundo que redujo a la mitad – para el año 2015 – el porcentaje de personas que carecen de acceso sostenible al agua y al saneamiento básico en áreas rurales. En el año 2000 tan sólo el 33% de su población rural contaba con acceso al agua mejorada, 15 años más tarde se logró una cobertura del 81%.
Durante este tiempo se avanzó de manera contundente para llegar a la meta más ambiciosa fijada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En el 2019 los niveles de cobertura agua segura y manejo adecuado de saneamiento , en el sector rural alcanzaban al 83% y 68% de toda la población. Un gran avance en poco tiempo.
Conseguir estos resultados tangibles en comunidades rurales es resultado de la capacidad de las instituciones para aprender y adaptarse a las necesidades locales, y en función de ello evolucionar en cada programa. Un ejemplo ha sido las unidades sanitarias básicas, concebidas en un inicio como letrinas secas para luego transformarse en baños modernos con arrastre hidráulico y tratamientos individuales.
Además, una de las claves del éxito ha sido el papel que ha desempeñado la institución ejecutora del proyecto para organizar a la comunidad. El Servicio Nacional de Saneamiento Ambiental (SENASA) es una institución dedicada específicamente a dotar de agua y saneamiento en áreas rurales desde hace casi 50 años, promoviendo un modelo de gestión comunitaria muy eficaz llamado Junta de Saneamiento (JS).
Otro aspecto de éxito para SENASA fue el de atraer socios claves que permitieron conseguir una mayor cantidad de recursos y así multiplicar el impacto. Las inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID o Banco) y la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) mediante el Fondo de Cooperación para el Agua y Saneamiento (FCAS), que desde el año 2001 han apoyado la estructuración de tres operaciones por un monto total de USD 137 M, incluyendo recursos locales y cofinanciamiento; permitieron al SENASA obtener resultados tangibles, beneficiando hasta la fecha a más de 200 mil personas (7.5% de la población rural).
Actualmente se está ejecutando la tercera operación rural, por un monto total de USD 60 M, con fondos del BID y del Fondo para la Promoción del Desarrollo (FONPRODE), que supone el seguir trabajando en las líneas que han permitido alcanzar ese aumento espectacular en las coberturas rurales.
Adicionalmente, se deben resaltar los niveles de sostenibilidad de los proyectos. Un estudio realizado por la Oficina de Evaluación y Supervisión del BID encontró que a 8-10 años de construidos los sistemas comunitarios financiados por el BID, el 96% de los mismos aún preservan adecuadas condiciones de funcionalidad y los usuarios se encuentran satisfechos con la calidad del servicio recibido.
Sin embargo, todavía existen importantes retos para mantener la gobernanza y la relevancia del sector para lograr la cobertura universal y la sostenibilidad de los sistemas rurales existentes. Es por ello que SENASA con sus socios estratégicos trabajan en varios frentes, como son:
- La falta de acceso al financiamiento de las Juntas de Saneamiento para realizar inversiones que permitan ampliar sus zonas prestacionales o mejorar la calidad del servicio. Muchas veces esta situación se agrava debido a que estos prestadores cuentan con tarifas muy bajas que no les permite cubrir los costos de operación y mantenimiento.
- La dificultad para aumentar las tarifas muchas veces está relacionada al poco acceso al mercado financiero por parte de los usuarios. En ese sentido, a través de un proyecto de BID Lab (el laboratorio de innovación del Grupo BID) se está buscando fortalecer y mejorar el acceso de los prestadores al mercado financiero y de esta forma aumentar la conectividad y mejorar la calidad del servicio.
- A través de estrategias de cambio de comportamiento se está trabajando con la comunidad para aumentar los niveles de valoración de los servicios. Se cuenta con un proyecto en siete localidades de Lazos de Agua, una iniciativa del BID y BID Lab junto con One Drop, Coca Cola, Fundación FEMSA, y el socio ejecutor Fundación Moisés Bertoni, con financiamiento del Fondo Japonés para la Reducción de la Pobreza.
- Diseñar nuevos esquemas de intervención, mediante la inversión con incentivos y proponer cambios en la gestión de las Juntas de Saneamiento (JS).
- Desarrollar una estrategia que permita dar asistencia técnica de manera permanente a las juntas, con esquemas de apoyo descentralizado a través de Asociaciones de JS y/o gobiernos locales. Actualmente, se están desarrollando cursos virtuales de capacitación que el BID Lab y la Fundación Avina impulsan, con alternativas tecnológicas apropiadas de baja complejidad, con mayor aceptación de la comunidad y con un esquema de seguimiento post construcción más continuo.
- Fomentar la participación de la mujer a través de proyectos en la gestión comunitaria de los servicios de agua y saneamiento; específicamente, en el caso de las JS promovidas por los proyectos, aumentó el número de mujeres, logrando un total de 443 mujeres en 226 juntas (en promedio, dos mujeres en cada JS).
- Seguir motivando al cumplimiento de la normativa sobre intervención en comunidades indígenas, con el Reglamento operativo específico de un proceso a través de Consulta Libre Previa e Informada, que permitió al SENASA, avanzar de una manera más ordenada y estructurada.
La lógica de la intervención de esta operación está alineada a la Visión 2025 del Grupo BID, nuestra hoja de ruta que para alcanzar un crecimiento económico sostenible e inclusivo, particularmente a través de los pilares de productividad, digitalización, cambio climático y sobre todo de género e inclusión. Los indicadores son positivos, las lecciones aprendidas gratificantes, los desafíos son retos alcanzables para avanzar en la dotación de servicio de calidad a la comunidad rural de Paraguay. Y es que, en un esfuerzo de largo plazo, cada gota cuenta.
Wilfrido González dice
Muy buena iniciativa,
¿Cómo se podría replicar en comunidades rurales del Sur del Ecuador?